La célebre frase del Comandante en Jefe Fidel Castro: “Médicos y no bombas, médicos y no armas inteligentes” cobra total actualidad por estos días finales de diciembre de 2020, cuando arribó al hermano país istmeño una Brigada Médica cubana de 229 hombres y mujeres, pertenecientes al Contingente Internacionalista Henry Reeve, en momentos en que también se conmemora el aniversario 31 de la última invasión de Estados Unidos a Panamá.
Corría entonces el último mes del año 1989 y el presidente yanqui George W. Busc, hijo, bajo el nombre de “Operación Causa Justa”, ordenaba el 20 de diciembre de 1989 el desembarco marítimo y aéreo de más de 27 mil soldados estadounidenses para derrocar el gobierno panameño, que encabezaba el general Manuel Antonio Noriega.
Bajo motivos aparentes, la ocupación militar tuvo como objetivo esencial revertir los Acuerdos Torrijos-Carter, que habían devuelto la soberanía del Canal de Panamá a su verdadero dueño, el pueblo panameño. Esos acuerdos también establecían la salida de las Fuerzas Militares norteamericanas de Panamá, incluida la tristemente célebre Escuela Militar de la Américas y el Comando Sur.
Imponer un gobierno títere, juramentado en una base militar norteamericana, presidido por Guillermo Endara, no logró revertir los acuerdos canaleros, aunque, posteriores gobiernos de derecha, permitieron el establecimiento de destacamentos militares estadounidenses, con el pretexto de realizar ejercicios y custodiar la frontera del Darién, amenazada por la guerrilla colombiana.
No obstante, la criminal intervención militar yanqui provocó miles de muertos, aunque según cifras oficiales de la época, solo fueron registradas unas 500 víctimas. Se estima que los fallecidos estuvieron alrededor de unos 2 mil panameños. La realidad histórica nos confirma que los habitantes del barrio del Chorrillo, quedaron sepultados bajo las bombas y la metralla invasora.
Tres décadas después, un grupo de cubanos altruistas, en su mayoría médicos de profesión e integrantes del Contingente Internacionalista de Salud Henry Reeve, llegó el 24 de diciembre de este 2020 a Panamá para ayudar a que la nación itsmeña supere la actual crisis sanitaria que vive a causa de la Covid-19.
Resulta la primera ocasión en que personal de la salud cubano arriba al hermano país istmeño. Una solicitud realizada por el gobierno de aquel país ante la peligrosa enfermedad que ha dejado un saldo que ya supera las 3 760 muertes.
Al frente de los embajadores de la Salud, un experimentado galeno, el doctor Carlos Pérez Díaz, especialista de primer grado de medicina interna, quien se acompaña por reconocidos médicos intensivistas, cardiólogos, neumólogos e internistas.
Nuestros especialistas han recibido la preparación de todas las prácticas de bioseguridad, modelo de atención y cómo se lleva el proceso dentro de las estructuras de salud en Panamá.
Cuánto contraste. Mientras el país más poderoso del mundo enviaba bombas a Panamá, nosotros, el pequeño archipiélago del Caribe bloqueado y hostigado, envíamos salvadores de vidas y de almas.
Nuestro canciller, Bruno Rodríguez Parrilla, resumía en su cuenta de Twitter, la diferencia de conceptos y modos de actuación, entre un país y otro: “A solicitud del gobierno de Panamá, 229 profesionales de la salud arribaron a ese país para apoyar en el enfrentamiento a la #COVID19. La solidaridad y la cooperación son imprescindibles en el esfuerzo conjunto frente a la pandemia”.
Mientras Fidel, en su histórica intervención en Buenos Aires, Argentina, en mayo del 2003, resumía el dilema de ideologías de la siguiente manera, y cito: “Decenas de miles de médicos cubanos han prestado servicios internacionalistas en los lugares más apartados e inhóspitos. Un día dije que nosotros no podíamos ni realizaríamos nunca ataques preventivos y sorpresivos contra ningún oscuro rincón del mundo; pero que, en cambio, nuestro país era capaz de enviar los médicos que se necesiten a los más oscuros rincones del mundo. Médicos y no bombas, médicos y no armas inteligentes”.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.