En estos días, con demasiada frecuencia, en los alrededores de mi barrio han estado ocurriendo incendios en la vegetación espontánea: un barrio muy decoroso cuando le conocí, propuesto incluso para ser declarado Monumento Nacional por varias razones: soluciones arquitectónicas, distribución espacial, paisajismo y, sobre todo, por el orden y limpieza que en él imperaba: me estoy refiriendo al Reparto Camilo Cienfuegos de La Habana del Este.
Hoy, desafortunadamente, su aspecto es otro: lo que más parece es una ciudadela emergiendo en un vertedero y no solo por su aspecto físico, sino también por los olores: diversos en las diferentes zonas, pero desagradables en todas ellas. Y, en estos días, se le suman los olores de los incendios en la vegetación, donde no solo se quema vegetación, sino también mucha basura mal dispuesta en ella.
En estos días nos han suministrado una buena dosis de humos emanados de esa mezcla de materiales combustibles, con los mayores aportes de la vegetación, muy seca por la escases de lluvias.
La intención de estos incendios es quemar la vegetación espontánea que crece en los espacios no urbanizados y hasta en ellos incluso (o sea, las áreas verdes), a la que hemos dado en llamar "malezas".
Recordé que algún científico cubano, aunque no logré recordar su nombre, en uno de sus trabajos, llamaba a esta vegetación "buenazas", en lugar de "malezas". Me fui al buscador de Google a buscar la palabra "buenaza" y pude comprobar que son varios los naturalistas, los agrónomos, los especialistas de suelos y no solo cubanos, sino también de otros países, los que llaman a esta vegetación "buenazas" y por muchas razones recomiendan no quemarla, más bien protegerla.
La práctica de quemar esta vegetación no solo genera molestias, es dañina para la salud, degrada los suelos o no les permite mejorar sus estructuras, sino que los priva de protección frente a la erosión. Pero, y lo que es no menos importante, por todos los medios de divulgación, los científicos ya hace mucho tiempo que nos han avisado que el Cambio Climático se está produciendo, y lo hace a ritmo cada vez más acelerado, por el incremento del CO2 en la atmósfera que estamos produciendo no sólo con la quema de los combustibles fósiles, sino también con la quema absurda de la biomasa vegetal a la que llamamos "malezas".
Ya sabemos que al Cambio Climático le hemos alimentado más que suficiente y los augurios de tormentas y huracanes para nuestra área geográfica nos deberían poner en alerta y predisponernos a aprender que lo que hemos estado quemando como "malezas" son, en realidad, "buenazas".
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