Lo diverso, lo común y el cambio cultural

Cerca de 80 países en el mundo criminalizan la homosexualidad y condenan los actos sexuales entre personas del mismo sexo. Cuba hoy se enfrenta a las tendencias sociales más conservadoras y deviene faro en la lucha a favor de la eliminación de la violencia y la discriminación por orientación sexual. Todo, gracias a la articulación entre instituciones, organizaciones y personalidades con el trabajo que impulsa el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

El fortalecimiento de valores basados en la igualdad y la no discriminación constituye un proceso ascendente en la sociedad cubana, aunque no ha sido un proceso recto, reconoce la investigadora Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer.

No han faltado retrocesos. Todos recordamos lo sucedido durante el llamado Quinquenio Gris, término que acuñara el intelectual Ambrosio Fornet, para referirse a la sensible etapa de lucha ideológica que caracterizó el contexto cultural cubano entre los años 1971 y 1975. Ni momentos de estancamiento, advertidos por el período que separa a la primera operación a una persona transexual en los años 80, con la fecha en que se retoma este tipo de intervención.

“Pero también hemos crecido. Habría que recordar momentos definitorios para la sociedad cubana como lo fue la exhibición, en su momento, de la película Fresa y Chocolate, y los debates que ello trajo; la celebración, desde hace más de un lustro, de una jornada cubana contra la homofobia y la transfobia; hasta la aprobación en 2014 de la Ley No. 116 del Código de Trabajo, donde por primera vez se incluían los conceptos de género y de no discriminación frente a la diversidad sexual”.

”Si bien podemos estar orgulloso de ello, no debemos vanagloriarnos, y sí reparar en los desafíos para el futuro”, asegura Moya, quien accedió a conversar con Cubahora, a propósito de celebrarse la IX Jornada Cubana Contra la Homofobia y la Transfobia.

Por espacios laborales sin homofobia ni transfobia es el llamado que hace esta novena jornada correspondiente al 2016. Aunque la aprobación de la Ley No. 116 garantiza de manera directa la no discriminación por orientación sexual en el ámbito laboral, ella constituye, además de otra prueba de la preocupación del gobierno cubano por el cumplimiento de los derechos humanos, un proceso gradual que no está exento de contradicciones y prejuicios.

El tema que se hace pertinente, sobre todo por la apertura a nuevas formas de propiedad y, por tanto, a nuevas maneras de emplearse, a partir de la instauración del trabajo por cuenta propia. Aunque lo legislado en el Código de Trabajo vigente se extiende hasta cualquiera de estas modalidades de empleo, existe siempre un espacio a la subjetividad que es importante hoy más que nunca abordar, asegura nuestra entrevistada.

Isabel Moya, investigadora, directora de la Editorial de la Mujer. (Fernando Medina/Cubahora).

“El empleador puede reservarse el derecho de contratar a personas con una buena presencia. ¿Pero qué quiere decir esto? Que no sea gorda, que no sea negra, que no sea gay, que no tenga una discapacidad. Debatir estos temas en el espacio de la jornada constituye, entonces, una alerta a la sociedad cubana, donde uno de sus grandes logros es el acceso universal al empleo”.

Equivocadamente, explica, a veces creemos que porque la ley nos protege o el discurso político se opone a estas formas de segregación, entonces todo está logrado. Incidir sobre el factor subjetivo y el cambio de mentalidad deviene una cuestión medular para impulsar el giro. A su vez, el gran desafío cultural que representa ese vuelco de la subjetividad, le corresponde a la familia, la escuela y la sociedad civil.

La Editorial de la Mujer acaba de publicar un libro titulado Conflictos humanos, de la Doctora Natividad Guerrero, y la Máster en Ciencias, Rita Pereira. El texto está dirigido a orientar a la familia, célula fundamental de la sociedad, acerca de la convivencia con personas que tienen una orientación que no es heteronormativa.

“Es cierto que nos han educado, muchas veces, acentuando la mirada errónea del asunto. Incluso en los mensajes de bien público que se transmiten en la televisión, se exhibe un modelo de familia formada por mamá, papá y nené, que cada vez está más alejado de nuestra realidad, donde las familias están formadas por la madre divorciada y sus dos hijos; o tres generaciones de mujeres que conviven bajo el mismo techo, o por el contrario dos mujeres que tienen una hija, o dos hombres que viven juntos y que todavía afirman que son primos para evitar la vergüenza ante el rechazo con que la sociedad los mira”.

POR PARTIDA DOBLE

La exclusión a la que son sometidas las mujeres lesbianas fue un apartado especial en el intercambio que sostuvo Cubahora con quien preside la cátedra de Género y Comunicación del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

“Las mujeres con orientación sexual no heteronormativa son doblemente discriminadas. Sufren las laceraciones que puede padecer cualquier mujer heterosexual y a ello se suman los prejuicios que afloran a la hora de entender la relación de pareja y de familia más allá de la presencia de un hombre, lo cual en sociedades patriarcales, androcéntricas y falocéntricas es algo inconcebible”.

Así también se aprecia cómo a la hora de tratar el tema de las mujeres lesbiana, este se trivializa, agregó la experta. “Estoy pensando por ejemplo en algunos videos musicales que han recreado el amor entre mujeres, pero no desde una mirada reivindicativa del asunto sino desde la postura de un hombre que ve en la unión de dos féminas algo erótico y no como el derecho a la diversidad”.

”Sin embargo, desde el trabajo de jóvenes realizadores es apreciable otra mirada. Tal es el caso del documental Unidas, un corto que no solo muestra el amor entre mujeres, sino que recrea este amor entre dos féminas que ya tienen más de 60 años, apelando, por qué no, a la belleza de las carnes no tan frescas”.

En nuestra sociedad, dijo Moya, conviven productos comunicativos que convidan a la reflexión, con otros que lamentablemente banalizan la situación. Es importante que las políticas informativas estén cada vez más orientadas a propiciar la presencia de estos temas de manera cotidiana en nuestros medios de comunicación y no restringir las miradas al marco de una jornada.

Las transformaciones que hoy urgen deben figurar como indicios hacia la construcción de una sociedad más humana, próspera y sostenible. “El enfrentamiento a toda forma de discriminación resulta una de las cosas más importante que se llevan a cabo desde el punto de vista de la revolución cultural del socialismo. Decía Rosa Luxemburgo: el socialismo no es solo un problema de cuchillo y tenedor es, una gran revolución cultural”, concluyó la investigadora.

La Jornada Cubana Contra la Homofobia y la Transfobia está orientada a la población cubana en general. (Fernando Medina/Cubahora).