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miércoles, 9 de octubre de 2024

Irma: “Yo la peor de todas” (+ Infografía)

El huracán de mayor intensidad jamás formado en aguas del Atlántico golpeó duro a Cuba...

Narciso Amador Fernández Ramírez en Exclusivo 17/09/2017
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Ubicacion Irma domingo 6 am Windy
El peor huracán jamás formado en aguas del Atlántico ya es historia.

En 1990 la cineasta argentina María Luisa Bemberg filmó una película que gustó mucho en Cuba: Yo, la peor de todas que narraba los últimos años de Sor Juana Inés de la Cruz, la poetisa de fina sensibilidad que trascendió a su época.

Y aunque Irma no es ni por asomo la casta Sor Juana Inés de la Cruz, el título de la película le viene muy bien al desastroso fenómeno meteorológico que acaba de azotar Cuba y cuyos daños aún se cuantifican, a sabiendas que han sido enormes.

Irma paseó por toda la isla sin ser invitada y estuvo en cuanta instalación turística quiso, de ahí el nombre que le ha sido adjudicado por el “cubaneo” característico: el huracán “jinetero”.

Pero, será Irma realmente el peor de todos los huracanes que han afectado nuestra Cuba. Eso nadie lo puede afirmar a ciencia cierta, lo seguro es que con ese nombre nunca más veremos un evento de esa índole, por las huellas de destrucción y muerte dejadas a su paso.

En un recuento histórico de ciclones famosos no puede dejar de mencionarse la Tormenta de San Francisco de Borja, la noche aciaga del 11 de octubre de 1844, entre los más terribles que afectaran La Habana. Sus vientos huracanados se sintieron hasta las proximidades de los actuales límites de las provincias orientales. A su paso por la capital registró un valor mínimo de presión atmosférica de 916 hectopascales, el más bajo reportado en la Mayor de las Antillas hasta la fecha.

Ni obviar el reconocido como el Ciclón de los Cinco Días que causó cuantiosos daños en el extremo más occidental del país entre el 14 y el 18 de octubre de 1910. Tampoco el Ciclón del 26, quizás más afamado por ser el año, 1926, que escogía siempre Perfecto Carrasquillo, personaje de Alegrías de Sobremesa, para recordar un suceso inolvidable o gracioso.

Y por las víctimas causadas, se mantiene en el imaginario popular aquel del 9 de noviembre de 1932, en Santa Cruz del Sur, cuyas penetraciones del mar originaron la muerte a más de 3 000 personas.

Igual de letal, fue el ciclón Flora del 4 de octubre de 1963, de solo categoría I, pero cuyo errático paso por el Oriente de Cuba dejó el saldo de 2000 fallecidos, y una foto de las más icónicas de Fidel, aquella encima del tanque anfibio, en abierto desafío al embravecido río Cauto.

El Kate, de 1985, fue célebre por haber destruido el litoral norte de Villa Cara, de donde surgirían, con posterioridad, gracias a la iniciativa de Fidel, los conocidos campismos de Sierra Morena, El Salto y Ganuza.

Con la llegada del siglo XXI y el aceleramiento del cambio climático, los huracanes son más intensos, y por ello, de mayor peligrosidad: 2001: Michelle; 2004: Iván; 2005: Dennys, primero de los ciclones tropicales que afectó a Cuba en el mes de julio y dejó un saldo de 16 fallecidos, Rita y Wilma; 2008: Gustav, enorme huracán categoría 5, con una racha máxima de viento de 340 kilómetros por hora (km/h) que fue reconocida entonces como récord del orbe por la Organización Meteorológica Mundial, Ike y Paloma; 2012: Sandy, con un saldo de 11 muertos y enormes daños a la economía nacional, sobre todo, en el oriente de Cuba, y Matthew, del 2016, categoría 5, que dañó duro también al extremo más oriental de la isla, sin ocasionar fallecidos.

En todos hay infinidad de historias y anécdotas, así como enseñanzas. Las que dejó Flora fue el desarrollo de la llamada Voluntad Hidráulica, un proyecto del Comandante en Jefe que impidió, en lo adelante, inundaciones catastróficas como aquella.

El Kate, dio origen, además de los campismos del litoral norte de Villa Clara, a la Nueva Isabela, y así otras experiencias, como la de la utilidad de los varaentierra y del surgimiento de una solidaridad entre vecinos que sobrepasa los vientos más fuertes de cualquier huracán.

Irma no deja de ser excepción por las historias que deja a su paso: bien promocionada en Facebook es la foto del niño avileño que rescató del fango el busto de José Martí; también la de cinco personas intentando levantar una mata caída; o la más hermosa, dentro del dramatismo que encierra, aquella que muestra las olas del mar por encima de los 44 metros del faro del Morro.

También nos deja la obligación de sacar las mejores experiencias de eventos naturales catastróficos, que cada vez serán más, pues hubo actitudes negligentes que costaron vidas y previsiones obviadas que totalizaron pérdidas económicas, pues aunque Irma hizo de excelente leñadora, había demasiados árboles sin podar.

El peor huracán jamás formado en aguas del Atlántico ya es historia. Vendrán otros, sin duda, para los que debemos estar preparados y alertas, como nos convoca el Sistema de Defensa Civil cubano, que tantas vidas salva.

Y como me dijo un campesino de 72 años del municipio villaclareño de Camajuaní, que perdió su casa y su aposento de curar tabaco: “Aquí lo que hay que echar es paˈlante, paˈlante y paˈlante, como nos enseñó Fidel. ¡Siempre paˈlante!


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Narciso Amador Fernández Ramírez

Periodista que prefiere escribir de historia como si estuviera reportando el acontecer de hoy


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