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domingo, 22 de diciembre de 2024

Gestan un nuevo "golpe suave" contra Evo Morales

Desde que asumió el gobierno del Presidente Evo Morales en el 2006 han sido varias las intentonas para derrocarlo.

Norelys Josefa Morales Aguilera en Exclusivo 08/11/2011
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Evo
Evo Morales

Ahora, más allá de las razones reales que los asistan, son los habitantes de las tierras bajas del territorio indígena y Parque Nacional Isidoro Sécure quienes le hacen el juego a la derecha boliviana, —intencional o no— en un nuevo intento de desestabilizar la nación e impedir la instauración de la Nueva Agenda del Ejecutivo anunciada por el Mandatario el pasado día 12.

La actual situación surgió a partir del interés gubernamental de construir una carretera entre Villa Tunari (Cochabamba) y San Ignacio de Moxos (Beni), la que atraviesa el territorio indígena, sin consulta previa a los habitantes del Isidoro Sécure, tal como orienta la Constitución Nacional en su artículo 30, inciso 15 que, aunque no es vinculante, es un derecho de los pueblos indígenas. La marcha de más de un millar de personas fue organizada por la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (Cidob)

Este incumplimiento por parte del Ejecutivo, que bien pudo haberse subsanado con una conversación entre las partes, ha derivado en un conflicto muy bien aprovechado por los círculos derechistas, los intelectuales que han pasado a la oposición, e incluso una buena parte de la población que no entiende la posición de Morales, un reconocido ecologista y defensor de la Madre Tierra.

Periodistas cercanos al gobierno consideran que no debió llegarse al punto actual, ya que los dirigentes indígenas de la marcha —evidentemente cooptados por elementos opositores— rechazaron cualquier posibilidad de dialogar con el Gobierno, a pesar de que Morales anunció que los recibiría en el Palacio Quemado.

Para echar más leña al fuego, lo que acontece con el TIPNIS ha sido sobredimensionado por una cobertura mediática que desde hace semanas mantiene en expectación a Bolivia y cuyo trasfondo es similar a todas las otras formas del llamado golpe suave contra gobiernos progresistas o revolucionarios ideado por Estados Unidos.

Es cierto que el gobierno debió conciliar los intereses que esgrimen los indígenas —medio ambiente, invasión territorial, entre otros— con los propios, que marcaban un interés por el desarrollo en la región, y así lo admitió Morales, quien en más de una oportunidad ha invitado a los marchistas —próximos ya a La Paz, la capital— al diálogo, sin que este haya fructificado. Incluso el pasado 13 de septiembre se planteó la instalación de mesas de trabajo según planteó el canciller David Choquehuanca.

También lo es que hubo una exageración, criticada por los principales líderes del gobierno boliviano, por parte de autoridades militares, que reprimieron a los manifestantes con saldo de varios heridos, lo cual resultó una acción servida en bandeja de plata para que los medios privados de comunicación, al servicio de la oligarquía, crearán aún más confusión en la ciudadanía.

El Mandatario, que exigió una investigación del suceso y el castigo para los culpables, preguntó a los líderes de la manifestación el por qué entre ellos se encontraban niñas y niños, mujeres, incluso embarazadas, ancianos, salvo que —apuntan observadores— detrás de la inofensiva protesta se escondan otros intereses para llamar la atención de los defensores de derechos humanos, de la gran prensa internacional, e iniciar el plan de destrucción de la democracia en Bolivia.


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Norelys Josefa Morales Aguilera

Periodista y escritora cubana, impulsora de Blogueros y corresponsales de la Revolución


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