Llegar al nivel actual de relaciones entre Cuba y su emigración ha sido un complejo camino desde que a finales de la década de los 70 del siglo pasado se dio el trascendenal paso de argumentar por qué la comunidad en el exterior no está compuesta por enemigos.
A esas explicaciones, siguió la visita a Cuba en diciembre de 1977 de 55 jóvenes de la Brigada Antonio Maceo, hasta llegar el siguienter año al Diálogo entre el Gobierno de la República de Cuba y personalidades de la comunidad cubana en el exterior.
No fue sencillo hacer aclaraciones, pues a fuerza de repeticiones el gobierno de EEUU buscó crear una matriz de opinión que provocó confusiones entre los que se quedaron construyendo la nueva sociedad y llegaron a sentir un rechazo por los que se marcharon.
Aunque hoy la situación es diferente, en aquellos años todavía era necesario saber diferenciar los intereses e inquietudes de los cubanos residentes en los Estados Unidos y la política de hostilidad del gobierno de esa nación.
Ese falso criterio no fue creado en un día, sino que comenzó desde 1958, cuando los primeros en abandonar el país fueron elementos que de haberse quedado, habrían sido juzgados por sus crímenes, pero luego los emigrantes fueron teniendo otra composición hasta ir reduciendo los de motivaciones políticas.
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política de crear dificultades y proponer soluciones aplicadas por el gobierno de los Estados Unidos incluyó atraer personal calilficado, pero también al que pudiera servir para integrar una fuerza como la brigada 2506 que invadió por Girón.
Estimularon irse con rumbo norte para no padecer dificultades, las mismas creadas por el corte de suministros y fuentes de obtención de divisas, además de repetir por todos los medios que se trataba de cubanos que huyen y promulgar leyes para acoger refugiados.
Si todavía había confusiones al realizarse el Diálogo del 78, en la medida en que se celebraron las tres conferencias de La Nación y la Emigración en abril de 1994, noviembre de 1995 y mayo de 2004, la situación actual es mucho más clara.
Lo que más evidencia esa claridad es que públicamente hasta altos personeros del gobierno de los Estados Unidos han declarado que es una contradicción que alguien diga estar escapando de la represión y al cabo de un año viaje y regrese tranquilamente del país donde supuestamente lo reprimen.
Pasados 16 años de la última conferencia, se convocó la de 2020 suspendida por la pandemia de COVID-19 y salvo la de la década de los 90, entre las demás hubo tiempos prolongados, pero no impidieron profundizar las relaciones, tal y como planteó Fidel hace 45 años al iniciar el proceso de diálogos.
Aunque en todas las ocasiones se ha rechazado el bloqueo y respaldado el propósito de preservar las conquistas de la Revolución, en esta IV Conferencia ha sido más relevante al valorarse que tantos años de guerra económica han perjudicado la vida en Cuba.
También evaluaron que se mantienen más de 240 medidas aplicadas en medio de la pandemia, lo cual además de daños económicos, afecta a los cubanos en el exterior para mantener relaciones con sus familiares a las que obstaculizan la recepción de remesas y de visitas.
Los participantes del evento reconocieron que los intereses de los emigrantes evidenciado en la actualización de la política migratoria en el 2013, otras medidas de 2018, así como las más recientes decisiones migratorias-consulares que ratificaron el rumbo de fortalecer nexos con los cubanos en el exterior.
Las constantes modificaciones a la política migratoria favorecen más la entrada y salida de los cubanos, y su participación activa en el desarrollo socioeconómico a través de una relación basada en el respeto a la soberanía e independencia de Cuba.
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Si bien este encuentro tuvo las ventajas de los intercambios en condiciones de presencialidad, sus resultados fueron favorecidos por la comunicación previa mantenida a través de las nuevas tecnologias, las mismas a las que el gobierno de EEUU ha tratado de impedir que Cuba acceda.
Por tanto, en el terreno del ciberespacio también se consideró como escenario para actuar en favor de abrirle paso a la verdad sobre la tierra que los vio nacer y que la guerra mediática trata de ocultar.
Ver para creer es una máxima cumplida durante todas estas décadas en las cuales cubanos de dentro y fuera constatan realidades de uno y otro lado, las comparan, incrementan sus experiencias y aciertos al formarse criterios y hallar verdades que le han querido escamotear.
Esas experiencias enriquecedoras se han adquirido durante los viajes en una y otra dirección y son también las que el gobierno estadounidense ha tratado de impedir o dificultar en reiteradas ocasiones.
Por supuesto que la cultura general integral adquirida durante más o menos años en su patria es el cimiento sobre el cual se erige el pensamiento y la acción de esa comunidad integrada por personas bien preparadas para salir adelante en cualquier situación o lugar y que se sienten cubanos.
La valoración sobre los resultados de la IV Conferencia es alta, pero también deben enfrentarse dificultades como las de realizarse en el momento que tanto esperaron los enemigos que apostaron por el biologismo, es decir la ausencia física de los líderes históricos de la Revolución para derrocarla.
Sin embargo, los delegados al evento vieron con sus propios ojos la estabilidad que los adversarios tanto han intentado romper, así como las oportunidades que se abren para participar en la vida económica y social de su país de origen.
Ese camino para contribuir a enfrentar las carencias de sus compatriotas no está excenta de obstáculos, la política de bloqueo siempre estará lista a dar el zarpazo para impedir quie los cubanos radicados en el exterior y sus descendientes se incorporen a las actividades económicas.
Para enfrentar esa guerra económica, Cuba ha tenido que adoptar medidas defensivas que deben ser actualizadas para dar todas las facilidades y hacer expedito el camino a inversiones en áreas esenciales para el desarrollo y que no pueden acometerse por la inexistencia de recursos locales.
Este evento fue un escenario propicio para desobstaculizar el camino y salir adelante.
El reto es llevar al terreno económico el nivel alcanzado en los vínculos entre Cuba y sus hijos radicados en el exterior, considerados que están en uno de sus mejores momentos.
Las condiciones se están creando internamente con las aportaciones y vínculos entre los sectores estatal y no estatal para realizar transformaciones en las cuales ya están participando cubanos residente en el exterior al amparo de la Ley de Inversión Extranjera.
Nadie mejor que quienes nacieron en Cuba para valorar el capital humano formado por la Revolución que está fuera del país y tienen disposición y voluntad de contribuir con terruño.
Como se informó ya se constituyó el primer negocio especializado en la comercialización de productos alimenticios y encadenada con la industria nacional, mientras que están en fases de negociación seis proyectos cuyos inversionistas son también cubanos residentes en el exterior.
Esta participación en la tierra que los vio nacer tiene raíces históricas y ha adoptado formas según el momento, y caso reciente fue la donación para restaurar daños ocasionados por fenómenos meteorológicos.
La IV Conferencia La Nación y la Emigración es el fruto de las anteriores y entre esta recién finalizada y la próxima hay más caminos abiertos para que fronteras ni distancias impidan ser cubano.
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