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sábado, 23 de noviembre de 2024

Diálogo de generaciones

Experiencias de hombres y mujeres, fundadores de los CDR, combinadas con anécdotas de los que asumen hoy iguales responsabilidades, aunque en tiempos diferentes.

Raquel Marrero Yanes en Exclusivo 23/09/2012
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Los CDR salvaguardan la vida del pueblo.

Escuchar anécdotas y experiencias de hombres y mujeres que hace medio siglo crearon los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en cuadras, barrios, escuelas y centros de trabajo, y fueron de los primeros dirigentes con que contó la organización, es además de un privilegio un compromiso con nuestra Historia.

También lo es para quienes asumen hoy iguales responsabilidades, aunque en tiempos diferentes.

“Los CDR me enseñaron a vivir. A ellos les debo poder ayudar a la Revolución”, dice María Teresa Malmierca, quien fue vicecoordinadora nacional. Su mayor orgullo es haber vivido más de siete décadas y ser “fundadora de una organización hija de Fidel”. Resplandece al señalar que guarda gratos recuerdos de aquel 28 de septiembre, de 1960, cuando el Comandante “confió en el pueblo” y de inmediato salieron a organizar los Comités y los primeros cuadros de dirección en el país.

A Cándido Jústiz Pileta, le encanta conversar y contar anécdotas. Declara que “fue el primer cuadro profesional en el frente de vigilancia en la dirección nacional de los CDR y con 78 años se mantiene activo en la zona 26 del municipio del Cotorro, en La Habana.

Al conocer el llamado de Fidel a organizar la vigilancia revolucionaria, Jústiz hizo como muchos otros. “De inmediato salimos a las calles con optimismo, sin pensar en lo que significaría aquellas acciones para el futuro.”

Hay a quien le cuesta trabajo hablar en público. Eso le sucedía a Wilfredo Miguel Blanco (Blanquito) cuando se inició como cuadro profesional de los CDR, en el capitalino municipio de Marianao. “No tenía experiencia de dirección; solo conocía del trabajo sindical, en el sector del trasporte. Poco a poco la vinculación con las masas me permitieron ganar en experiencias.”

Con la misión de seguir aportando a los CDR, Blanquito, de más de 70 años, dirige el frente de organización del CDR 3, en la zona 48, del municipio del Cerro.

Para Lisbet Llanes Aguiar, los 26 años no han sido limitantes del desempeño como ideológica de la zona 13 en Quemado de Güines, Villa Clara, además de integrar el Comité Nacional de los CDR.

"A los jóvenes de hoy nos corresponde aportar nuevas ideas, e impregnar dinamismo a la organización. Los CDR no solo fueron útiles en los inicios de la Revolución cuando enfrentaron al enemigo, sino en la realización de tareas como las donaciones voluntarias de sangre, la recogida de materia prima, distribución de alimentos…; pero medio siglo después estamos comprometidos a mantener aquellas y asumir otras generadas por los cambios que en el orden económico enfrenta el país”.

Aunque la organización sigue bajo el principio con que fue creada, defender la Revolución, 52 años después son otros tiempos y “los cederistas tenemos que atemperarnos a nuevos cambios”, asegura Raidel Ramírez, miembro del Comité de la Zona 102, en el capitalino municipio de Boyeros.

Para este dirigente de base urge reflexionar sobre el tema para realizar la guardia cederista de manera consciente, acorde a las exigencias actuales, pero a la vez conscientes de que “cumplir con la guardia no es un sacrificio, sino un deber con la Patria y un compromiso con nosotros mismos”.

En su corta vida (35 años), Maykel Medina Leiva ha acumulado una trayectoria de 7 años como dirigente de los CDR, a diferentes niveles, hasta llegar a coordinador provincial, responsabilidad que desempaña en el territorio avileño.

“Como cualquiera, he cometido errores, pero he aprendido a ser un hombre de pueblo. Para lograrlo lo primero es comprender las necesidades, inquietudes, aventuras y desventuras de los hombres y mujeres que día a día trabajan para lograr una sociedad mejor. A esto se une la buena distribución del tiempo para cumplir con las tareas de la organización, leer un libro, hacer deporte y sobre todo atender a la familia y, en particular, a mi hijo.”

Las nuevas generaciones de dirigentes cederistas están dispuestos a continuar la obra revolucionaria. Sin el esfuerzo de los  fundadores, tal  vez estos días serían distintos; pero más de medio siglo después, los líderes de la organización popular más numerosa de Cuba tienen ante sí nuevos retos porque en definitiva, son tiempos diferentes.


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Raquel Marrero Yanes


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