sábado, 7 de septiembre de 2024

Cultura popular y tradicional: ¿qué pasa en el campo?

Vale preguntarse qué ha ocurrido en los últimos años con algunas tradiciones culturales campesinas. Rafael Lara González, metodólogo de Cultura Popular Tradicional del Consejo Nacional de Casas de Cultura, ofrece algunas respuestas...

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández en Exclusivo 05/08/2013
2 comentarios
Baile campesino
Muchos cubanos jóvenes desconocen qué es el zapateo, la caringa y el zumba-Antonio.

En los tiempos que corren se han deshecho añejas filosofías y han emergido  nuevas maneras de ver la vida. Dicen los más longevos que ahora los relojes andan más agitados; que las personas comparten “de tú a tú” mucho menos; que la gente se ha hecho, de cierto modo, dependiente de la tecnología, entre el DVD, el iPhone o el Blackberry de último modelo; que lo que ayer era folclor y tradición hoy se torna reliquia antiquísima, pieza casi de museo.

En la actualidad, la pérdida de algunas tradiciones culturales autóctonas del campo cubano se hace notable. Muchos de mi generación desconocen qué es el zapateo, la caringa y el zumba-Antonio; no son capaces de imaginar incluso si se trata de un baile, una danza o la métrica para una rima. Si bien el fenómeno no ha de absolutizarse, ya que las identidades y costumbres responden a contextos socioculturales específicos, hoy es ostensible, a lo largo y ancho de la geografía nacional, un cambio en la manera de legar, mantener y rescatar algunos valores que, desde lo campesino, nos distinguen como nación.

Para ahondar en el tema, Cubahora conversa con Rafael Lara González, metodólogo de Cultura Popular Tradicional del Consejo Nacional de Casas de Cultura.

-Más allá de las particularidades de cada región geográfica, ¿qué elementos pueden distinguirse como identitarios?
 
-Lo identitario guarda relación con aquellos procesos que se han generado de forma espontánea y dinámica en un contexto socio-histórico determinado, como parte de las influencias de diferentes grupos etnoculturales, heredadas por individuos, familias, grupos y comunidades, a  través de los saberes, el conocimiento y las iniciativas en cada uno de los escenarios, con un alto sentido de perdurabilidad y resistencia cultural, dado por la transmisión generacional, tanto de forma oral como por imitación.

-Específicamente en el campo cubano,  ¿cuáles son esos rasgos?

-Desde una visión antropológica del asunto, hay que enfocarse, primeramente, en los diferentes criterios que se ofrecen en los estudios realizados en nuestro país sobre la temática, teniendo como referente esencial el Atlas Etnográfico de Cuba: Cultura Popular Tradicional. Habría que pensar entonces en las fiestas populares tradicionales campesinas: la contagiosa y variada música, los bailes, el panorama oral que tan rico y diverso se manifiesta en nuestros campos, los instrumentos de trabajo agrícola, la vivienda rural, la propia artesanía rural, con un marcado carácter utilitario, la culinaria y bebidas tradicionales, entre otros.

-Estamos ante un asunto sobre el que no se pueden soslayar condicionantes históricas de mucho peso…

-Por supuesto. Para aproximarnos a este particular debemos partir de la comprensión de los elementos tradicionales propios de cada inmigración, de acuerdo con sus especificidades; pues pesa con fuerza el hecho de la diversidad de grupos emigrantes de España hacia Cuba, con inclusión de personas que propugnaban tanto una cultura teórica global hispana, como valores propios de regiones específicas dentro del espacio peninsular o de otras zonas, donde descollaban las motivaciones por la búsqueda de un asentamiento económico más seguro en otros territorios insulares; tal fue el caso de los canarios y gallegos, con una migración de estilo familiar.

“Por otro lado, es necesario recurrir a las “entradas” culturales que se forzaron con la trata esclavista y el marco de posibilidades reales que se le dejaba a este estamento poblacional para el mantenimiento de sus culturas tradicionales y las líneas de transmisión no oficial”.

-¿Ello quiere decir entonces que en la configuración de la cultura campesina de nuestros campos existe un influjo notable de muchos grupos foráneos que en diferentes períodos arribaron a la Isla?

-Así es. Quienes llegaron influyeron y en muchas zonas también determinaron.

-En un mundo de tantos cruzamientos, virajes y combinaciones, las razones por las cuales se está produciendo hoy una pérdida o transmutación de la identidad en el campo pudieran ser diversas, ¿a qué cree que se deba esto?

-Es algo complicado, como bien dices son muchos los motivos. Por citar un caso, algo que ha incidido de manera negativa hoy en el legado de la tradición oral es la ruptura con las costumbres del entorno cultural, lo que tiende a que se pierda en la colectividad, sobre todo por la desaparición de la memoria de cada individuo, la familia y la comunidad. En la actualidad, si no se vela por la transición, las entendibles transformaciones socioeconómicas operadas en el país, algunas a un ritmo bastante rápido, pudieran hacer peligrar ciertas expresiones de nuestro universo oral.

“Muchas veces nos percatamos en zonas rurales de un panorama totalmente divergente al que conocimos cuando éramos mucho más pequeños. Se está viviendo una hibridación que es abrumadora, que lo conjuga y lo mixtifica todo. Hace poco tiempo realizamos un ejercicio de trabajo con los bandos Rojo y Azul de Majagua, junto a pobladores de esta comunidad tradicional campesina de Ciego de Ávila; y en su gran mayoría los moradores originarios abogaban por deslindar el carnaval con todo lo que lleva, de la genuina tradición de los bandos, porque se afecta lo folclórico, lo típico”.

- ¿La ruptura o hibridación con lo tradicional es un fenómeno propio de Cuba? Tampoco la intención puede llevarnos a pecar de alarmistas…

-No, ¡qué va! En muchas regiones del mundo es común que las personas migren hacia núcleos citadinos en busca de un mayor desarrollo para cada miembro de su familia. Las personas se marchan dejando atrás parte de su patrimonio; pero, como generalidad, se llevan consigo sus arraigos y costumbres. Solo que, en el caso específico de nuestro país, esa movilidad hacia núcleos urbanos ha sido mayor en los últimos años, aunque siempre ha existido, y sus razones son muy diversas.


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Yoelvis Lázaro Moreno Fernández

Joven periodista que disfruta el estudio del español como su lengua materna y se interesa por el mundo del periodismo digital y las nuevas tecnologías...

Se han publicado 2 comentarios


Doris
 5/8/13 9:15

Las costumbres y tradiciones también deben acpetar los códigos de la contemporaneidad para que se mantengan. Creo que ese es uno de los grandes logros de Adalberto Alvarez y su son. El repentista que vive en España recuerdo que hizo furor cuando las Tribunas .. tAmbién ver los rostros jóvenes... y con todo respeto, las controversias de Adolfo y Justo son inigualables... a lo mejor lo hay, pero Palmas y cañas quedó en la época de Ramón, el guateque...En cuanto a que se muden para otros lados, no sé... Me sorprendí el otro día con un video de mi sobrino de 7 años que nació y vive en EU, cantando "que cosa la costurera", de los van van.. por tanto, influyen cuestiones familiares que aunque la gente se vaya se queda con uno.

Mercy
 5/8/13 9:03

Aunque uno se mueva, las culturas y tradiciones le quedan. Creo que llevan más difusión. Y los carnavales que sean carnavales de verdad...yo recuerdo de niña cuando salían las comparsas o como durante los carnavales uno podía arrollar detrás de comparsas... Eso ya no se puede hacer y se va perdiendo...

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