En diciembre de 2019 se confirmaron los primeros casos del nuevo coronavirus en China. Tres meses después, en marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó el estado de pandemia para el planeta. Desde entonces, la COVID-19 no impacta solamente en el escenario sanitario, sino que transversaliza todos los sectores de la sociedad.
De forma particular, la pandemia ha tenido profundas repercusiones en el sector laboral. De acuerdo a la Organización de Naciones Unidas (ONU), la COVID-19 ha incidido en la mayoría de los aspectos del mundo del trabajo, desde el riesgo de transmisión del virus en los lugares de trabajo hasta los riesgos relacionados con la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) que han surgido como consecuencia de las medidas para mitigar la propagación del virus. La reorientación hacia nuevas modalidades de trabajo, como la generalización del teletrabajo, ha ofrecido muchas oportunidades a los trabajadores, pero también ha planteado riesgos potenciales para la SST.
Por eso no es de extrañar que la conmemoración del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, se centre en este 2021 en poner de relieve el modo en que los sistemas de SST pueden fortalecerse tras una crisis, dotándolos de recursos para hacer frente a futuros retos imprevistos y proteger la seguridad y la salud de los trabajadores, apoyando al mismo tiempo la supervivencia y la continuidad de las empresas e instituciones.
Seguridad y Salud en el Trabajo: políticas públicas cubanas
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la SST se define como la actividad encaminada a proteger la integridad física de los trabajadores, los recursos de la organización y el medio ambiente.
En el contexto cubano, la SST se garantiza desde la Constitución de la República. En el Artículo 69 la ley de leyes plantea que: “El Estado garantiza el derecho a la seguridad y salud en el trabajo mediante la adopción de medidas adecuadas para la prevención de accidentes y enfermedades profesionales. La persona que sufre un accidente de trabajo o contrae una enfermedad profesional tiene derecho a la atención médica, a subsidio o jubilación en los casos de incapacidad temporal o permanente de trabajo o a otras formas de protección de la seguridad social.
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Mientras tanto, el Código del Trabajo dedica el Capítulo XI a la SST donde deja claro en su Artículo 127 que “el empleador está obligado a cumplir la legislación sobre seguridad y salud en el trabajo y adoptar las medidas que garanticen condiciones laborales seguras e higiénicas, así como la prevención de accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, incendios, averías u otros daños que puedan afectar la salud de los trabajadores y el medio ambiente laboral”.
Así mismo, en el Artículo 141 se explica que “los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, de Salud Pública, del Interior y de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, son los rectores de la seguridad y salud en el trabajo, y dentro de los límites de sus facultades proponen, dirigen y controlan la aplicación de las políticas del Estado y el Gobierno en esta materia.
Corresponde al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social proponer la política general de protección y seguridad del trabajo y aprobar los equipos de protección personal que se produzcan o importen; el Ministerio de Salud Pública se responsabiliza con la higiene del trabajo y la salud ocupacional; al Ministerio del Interior le corresponde la prevención contra incendios, el servicio de su extinción además del uso, manipulación, transporte y almacenamiento de explosivos y sustancias peligrosas; y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente vela por la seguridad biológica y radiológica.
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Trabajo a distancia y teletrabajo: claves, retos y soluciones desde la salud y la seguridad laboral
Sin dudas, las normas y políticas públicas constituyen una base eficaz para garantizar derechos y brindar soluciones. Es por eso que, teniendo en cuenta esta línea legal y jurídica, en Cuba se han adoptado varias medidas en el contexto de la COVID-19, encaminadas fundamentalmente a la protección laboral y salarial de sus trabajadores, así como a la atención a las personas más vulnerables.
Por ejemplo, solamente durante los primeros cuatro meses de la pandemia en Cuba, fueron aplicadas 36 medidas en el orden laboral, salarial y de seguridad social que implicaron al sector estatal y no estatal, se ampliaron las garantías salariales para quienes los que debían permanecer en sus hogares al cuidado de hijos menores, de adultos mayores y personas con afectaciones de salud y a los que enfermaron de la COVID-19 se les abonó el subsidio establecido. Algunas de estas medidas han sido extendidas hasta hoy y otras fueron modificadas.
En este sentido, una de las acciones constantes del gobierno cubano desde el inicio de la pandemia ha sido el hecho de fortalecer las modalidades de teletrabajo y trabajo a distancia en aquellas empresas e instituciones donde las condiciones lo permitan, toda vez que, en no pocas ocasiones, los centros de trabajo se han convertido en focos de contagio en el país.
Precisamente, en este escenario se dibujan dos retos fundamentales. En primer lugar, los recelos por parte de algunos dirigentes hacia el teletrabajo y trabajo a distancia, pues existe aun la idea de que la presencialidad es sinónimo de rendimiento y calidad del trabajo. Las cifras de trabajadores acogidos estas modalidades de abril a octubre de 2019 son una muestra de ello.
En abril 2019, eran 557 500 cubanos los que estaban laborando a distancia, para octubre eran solo 334 mil 779. Una evidente reducción en los números que encontró justificación con el paso de la mayoría de las provincias de Cuba a la fase de nueva normalidad. No obstante, en el gráfico anterior es posible apreciar también que, a medida que se incorporaban los trabajadores a las instituciones, aumentaba también el número de casos positivos. Por tanto, se reafirma así la necesidad de potenciar estas modalidades para garantizar la seguridad y salud en el trabajo.
Para ello es preciso, según la OIT, identificar objetivos, tareas, hitos y la supervisión y la discusión sobre el progreso del trabajo sin el peso de presentar informes constantemente, para otorgar al personal la flexibilidad y autonomía necesarias para organizar su trabajo sin que el equipo directivo tenga que controlar constantemente los progresos.
- Consulte además: Protección al trabajador cubano ante la pandemia (+Infografía)
Un segundo reto asociado al trabajo a distancia y el teletrabajo está en los problemas potenciales que afectan la salud y la seguridad en el trabajo, particularmente en tiempos de COVID-19.
Según explicó la Dra. en Ciencias Psicológicas Arianne Medina Macías, en exclusiva para Cubahora, entre los riesgos laborales más frecuentes en las modalidades de teletrabajo y trabajo a distancia se encuentran los ergonómicos, por ejemplo, los malestares o enfermedades osteomusculares por la sobreexposición a medios de cómputo y los riesgos de carácter psicosocial, como: el sentimiento de aislamiento de la organización, el estrés, la fatiga, los conflictos entre la vida laboral y la familiar/social.
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Por otro lado, la OIT aclara que, en circunstancias normales, el teletrabajo y trabajo a distancia puede suponer una desventaja potencial para las mujeres, ya que generalmente tienen que encargarse del cuidado de los niños, las tareas domésticas y el empleo remunerado. Por otra parte, el teletrabajo puede ayudarlas a lograr el equilibrio deseado entre la vida familiar y el trabajo. En este sentido, se desdibujan un conjunto de límites que puedan existir a la hora de que en el hogar sea considerado el espacio también laboral. Por tanto, resulta preciso escuchar sus historias, compartir experiencias y apuntar dinámicas a tener en para la elaboración de futuras políticas.
¿Qué hacer entonces para garantizar la salud y la seguridad en el trabajo desde la distancia? La OIT propone una serie de pautas a tener en cuenta para preservar la calidad de vida de quienes se encuentran en la modalidad de trabajo a distancia o teletrabajo.
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