//

lunes, 18 de noviembre de 2024

Con Bolívar en todo y en todos…

Simón Bolívar renace en el andar cotidiano de los miles de cubanos que llegan a Venezuela para ofrecer lo mejor de sí por un proyecto social diferente...

Bertha Caridad Mojena Milián en Exclusivo 17/12/2014
0 comentarios

Para los cubanos que en algún momento llegamos a tierras bolivarianas, es inevitable que nuestro primer pensamiento sea para Bolívar y uno de nuestros deseos inmediatos llegar hasta el centro de Caracas, a rendirle tributo allí donde decenas de palomas vuelan libres y los niños corretean entre ellas, símbolo de libertad, de paz.

De Martí aprendimos aquello de llegarnos hasta los pies de la Estatua del Libertador, casi sin quitarnos el polvo del camino, aunque después nos percatamos que cada Estado, municipio, poblado de este país, tiene su propia Plaza Bolívar, ese lugar de encuentro, de reflexiones, de reafirmación, de peregrinación permanente. Y entonces, necesariamente, volvemos a él una y otra vez sin importar en qué lado de esta geografía nos encontremos.

Para los profesores Alan Sierra y Marta Pons, asesores de la Misión Educativa cubana en Venezuela, quienes por más de dos años han acompañado a la misión Sucre, no hay un día de su andar por estas tierras en que no haya sido vital retomar y enaltecer la figura de Bolívar para fortalecer la obra que hoy viene desarrollando la Revolución Bolivariana, la revolución socialista de este siglo XXI.

“Para la misión Sucre siempre decimos que Bolívar es como una antorcha de luz y eso en este proceso se ve en las calles, en las casas, en los poblados, pero muy especialmente en las aulas universitarias creadas para impulsar también una Revolución del Conocimiento para las universidades, llevándolas a los municipios, a los barrios, a las comunidades de extrema pobreza y rompiendo con el estigma aquel de las universidades elitistas de la oligarquía venezolana heredadas de la Cuarta República”, considera Pons.

Un aporte cimero de las misiones educativas y de gran impacto para los profesores y asesores cubanos ha sido también la creación de las Cátedras Bolívar-Martí, una forma de llevar el pensamiento de estos dos grandes hombres de la forma más sencilla posible a todas las enseñanzas de las escuelas públicas venezolanas.

“Si Bolívar es la figura cumbre del proceso que vive Venezuela, para cada colaborador la obra de Bolívar es como una guía. Si nosotros conocemos de la vida de Bolívar estando en la Patria, aquí logramos profundizar, vivir de cerca, tocar de la mano qué ha hecho la Revolución y que tomó de Bolívar desde los primeros momentos aquella agenda bolivariana planteada por Chávez hasta este momento en que la gente siente a Bolívar como suyo, como propio y hablan de él como de alguien cercano. Por eso para un profesor vivir un tiempo en este país, con tanta raíz bolivariana esparcida ahora hacia todas direcciones, no es solo un privilegio, es también un compromiso y una exigencia con nosotros mismos, para el futuro, por la posibilidad enorme que tenemos de llevar todas estas vivencias a nuestros alumnos donde quiera que estemos”, concluye el profesor Sierra.

La mayor suma de felicidad posible…

Cuenta la doctora Virginia Irala González, especialista en Medicina General Integral que lleva más de tres años como cooperante en el Estado Miranda, que estar en tierras bolivarianas le ha permitido hacer más suyos, en primer lugar, los textos de nuestro Martí, con su vitalidad y presencia permanente. Y añade: “Por supuesto que es un orgullo estar en la patria de Bolívar, pero no podemos olvidar que de Martí fue que aprendimos a acercarnos al Libertador como un padre cuando se le acerca a un hijo”.

Para la doctora cubana, la relación especial entre un Chávez y un Bolívar que renace, es como la de la Generación del Centenario y Martí, como hacer que la historia se mantenga viva, que perduren las ideas. “En todas partes de esta tierra  parece que nace un Bolívar, porque ya la gente de aquí no solo piensa y defiende su independencia, siente que tiene Patria por primera vez porque Chávez se lo enseñó y saben que es necesario seguir luchando no solo por la independencia de su país, sino por la de toda la América”, afirma.

La presencia de Bolívar está también, según Virginia, en la práctica cotidiana del gobierno revolucionario de Nicolás Maduro, en las ideas para que la Patria grande sea libre, independiente y se logre una integración entre los pueblos como la que apreciamos hoy con el ALBA, la CELAC.

Y ejemplifica: “Ese Bolívar que hoy vemos tan cerca, fue el que inició todo lo que llevamos a la práctica hoy. Por eso nuestros cooperantes dan a este pueblo una cuota de esa felicidad posible que Chávez se trazó como meta principal a alcanzar; le hemos devuelto la visión a muchos pobladores de esta rica nación, le hemos devuelto el caminar con las terapias de rehabilitación, le hemos devuelto la esperanza de vida con todo el amor y la entrega posible, tanto en los problemas de salud como en los sociales. Pero también nos hemos hecho partícipes de su forma de vivir y eso también le devuelve un poco de felicidad a los seres humanos”.

Por su parte, el joven Javier Peña, representante nacional de la Brigada de Instructores de Arte “José Martí” en Venezuela, refiere que para los más jóvenes es inevitable pensar en la antesala con que llegamos a estas tierras, luego de vivir  los últimos años oyendo al Presidente Hugo Chávez y al propio Fidel hablar tanto de Bolívar, realzar su figura.

“Nuevamente empezábamos a conocer a Bolívar más allá de esa narración infantil de los Tres Héroes en La Edad de Oro que es lo primero que aprendemos de él desde pequeños”, señala. “Pero estar en Venezuela me ha permitido un acercamiento único, lleno de vivencias, poder palpar la gente que habla de él, caminar por las calles que él transitó”.

Aún así, confiesa sentirse emocionado cada vez que aprecia la forma en que actores venezolanos rememoran desde su casa natal, pasando por lugares emblemáticos de Caracas donde estuvo, muchos acontecimientos de su vida; esto ha obligado a promotores culturales, artistas y profesores de la cultura cubana a aprender más en estos espacios y después poder transmitir esos conocimientos a los públicos más diversos.

 Para el joven instructor de arte todos contribuimos a esa suma de felicidad: los médicos desde su posición sanando el cuerpo, los deportistas y los de cultura contribuyendo a algo tan necesario como es el alma, alimentar el espíritu, saciar esa sed de crear, dejar una huella, apreciar más lo que se tiene, ese sentido de pertenencia hacia lo suyo.

“Y el papel nuestro es contribuir a esa transformación, aportando cada cual desde su especialidad un poquito a esa suma de felicidad que es el objetivo principal. Lo fue en el tiempo de Bolívar, luchó por materializarlo Chávez y  es ahora la consecución del proyecto socialista bolivariano y el gobierno de Nicolás Maduro. Pero también aquí nos acercamos a un Bolívar más humano, multiplicado, y al igual que con Martí  nos enamoramos con pasión de su obra y del ser humano que fue, con sus virtudes y defectos, y que tanta falta hace también para entender mejor al pueblo venezolano y a la relación ya inseparable entre Cuba y Venezuela”, concluye Peña.

Y Bolívar nos hace más falta que nunca.

Bolívar se levanta, renace, se renueva y nos hace falta todos los días y está allí, al decir de Neruda, donde se levantan los pueblos, pero también en el andar cotidiano de los miles de cubanos que llegan a estas tierras para ofrecer lo mejor de sí por un proyecto social diferente, un cambio de época para nuestros pueblos, una forma de defender la vida ante todo.

Por eso, para nuestros médicos, asesores educativos, profesores de cultura física y deportistas, instructores de arte o artistas que prestan servicios en estas latitudes, estar en la tierra de Chávez, en medio de un proceso revolucionario en desarrollo, es  también una forma de volver a Bolívar, rehacer su imagen, ver su totalidad real, aprender de él, conocerlo en toda su magnitud, beber de su sabiduría y llevar a la práctica el ideario infinito que nos legó, cargado de misiones y desafíos comunes.


Compartir

Bertha Caridad Mojena Milián

Joven periodista. Pinareña hasta la médula. Amante de la paz y de la risa.


Deja tu comentario

Condición de protección de datos