Este 3 de agosto entrarán en vigor nuevas medidas de bancarización en el país. De acuerdo con lo expresado por las máximas autoridades del Banco Central de Cuba (BCC) en conferencia de prensa, se trabaja con el fin de crear las condiciones y las capacidades para la realización masiva de transacciones, cobros y pagos entre todos los actores económicos y con la población a través de los dispositivos y pasarelas de pago existentes.
Bajo la misma línea y solo unos días antes, la Corporación Cimex informó sobre la eliminación paulatina del efectivo como medio de pago en los servicentros y el progresivo uso de tarjetas de banda magnéticas nacionales e internaciones, tarjetas de prepago desechables, tarjetas chip recargables, pines electrónicos y otras opciones alternativas.
Evidentemente las disposiciones forman parte de una estrategia nacional que busca en, primera instancia, revertir el crecimiento de las operaciones en efectivo, como consecuencia de factores inflacionarios y de otros procesos económicos que inciden directamente en la vida comercial y financiera de la nación.
Lo anunciado para nada se trata de un capricho o experimento. pues desde hace años en Cuba se implementan acciones para avanzar en el desarrollo del comercio electrónico a partir de experiencias y estándares internacionales. El auge de la telefonía móvil en el país, que alcanza los 7.8 millones de personas, la presencia en Internet a través del teléfono de otros 6,6 millones y la existencia de pasarelas de pago nacional como Transfermovil y Enzona han potenciado este método para comprar y vender bienes y servicios por Internet.
Entendida como un elemento fundamental para lograr mayor eficiencia, eficacia y transparencia en la administración pública y, por supuesto, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, el comercio electrónico ha ganado espacio y aceptación entre los usuarios, sobre todo, desde el comienzo de la pandemia de Covid-19.
Sin embargo, aún persisten retos importantes. El problema de la conectividad o de la seguridad de los usuarios para prevenir el robo de información y el fraude en las operaciones— uno de los temas analizados en la VXIII Convención y Feria Informática 2022 celebrada en La Habana—continúa siendo un tema a tratar.
Pero, sobre todo, queda por valorar el impacto social que tienen medidas como las anunciadas por Cimex y el BCC en un contexto marcado por el aumento de la población envejecida. Según la más reciente actualización del informe de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) titulado El Envejecimiento de la Población. Cuba y sus territorios, el número de personas con 60 años y más asciende a 2 millones 478 mil 87.
Una tendencia que se mantendrá en las próximas décadas pues la última proyección realizada por la ONEI estima que para el año 2050, la población de personas mayores alcanzará la cifra de 3 millones 343 mil 520 personas, lo que representaría un grado de envejecimiento del 35,9%.
¿Están capacitados realmente este sector etario para incorporarse a una dinámica imprescindible? ¿Qué se prevé para estrechar las brechas tecnológicas y culturales? ¿Cómo hacer para capacitarlos?
La visión principal de la Política para la transformación digital en Cuba y la Agenda Digital Cubana 2030 enmarca una sociedad inclusiva, participativa, con una población dotada de habilidades y competencias que le permitan hacer un uso crítico, ético y humanista de las tecnologías. Y aunque, ciertamente, existen proyectos liderados por los Joven Club, la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana y la Universidad de Ciencias Informáticas para la alfabetización digital, su impacto aún resulta insuficiente.
Ante un escenario como este, no solo propio de Cuba, sino del resto de América Latina y el Caribe se demandan soluciones que partan de la búsqueda conjunta de buenas experiencias en la región y aprovechen las fortalezas del sistema educativo. Habrá que consolidar y extender los programas existentes y establecer alternativas coherentes para garantizar, también,la accesibilidad a las tecnologías.
Sin desconocer nuestras carencias y limitaciones económicas no se debe dar la espalda a los retos que impone el uso del Internet y del comercio electrónico para el adulto mayor. Garantizar mejores experiencias de uso ha de ser prioridad para un país que se prepara para afrontar el crecimiento poblacional del adulto mayor desde el respecto de los más elementales derechos y la inclusión social.
Chespirito
3/8/23 17:44
Haroldo, te felicito por acordarte de nosotros los más envejecidos, pero ¿ te has dado cuenta que los que nos dirigen, la mayoría de lo que están implementando es considerando los por cientos de cubanos que no somos nosotros ? Si es el apagón tecnológico de la TV , va de todas maneras aunque no haya cajitas, se aumentan los cobros de jubilaciones por tarjeta magnética aunque no haya tarjetas nuevas para sustituir las vencidas y los cajeros estén cada vez más deteriorados y sin repuestos, se implementa el pago por tarjetas en los Servicentros no importa si tienes tarjetas o no, no se acepta el pago en efectivo para el que no la tenga, es tajante, el Banco ahora implementa todos los pagos por las redes no importa como estemos preparados, la Empresa Eléctrica comienza su apagón también y tienes que buscar cómo ó quién te pague, ETECSA también se sumó al carnaval y exige el pago digital y por último, la Ministra del MINCIN quiere que los viejitos paguen el pan y la leche y los 4 mandados, en forma digital a los bodegueros para que no roben. Te darás cuenta que todos quieren complacer al Presidente con su embullo de informatizar la sociedad aunque este país no tenga la infraestructura necesaria para garantizarlo con el mínimo de seguridad y sostenibilidad. Y nosotros ! que nos parta un rayo ó que nos acabemos de morir como daño colateral que debe estar analizado ya desde hace rato ! ¿ No crees ?
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