A dos años de su celebración bicentenaria, los cienfuegueros muestran con orgullo una ciudad que, además de ser reconocida nacional e internacionalmente por su limpieza, belleza, organización y sus valores patrimoniales, se encuentra inmersa en una constante renovación y rescate de su memoria histórica.
En un reciente recorrido por esta bella urbe cubana del centro del país conversamos con Irán Millán, conservador de la ciudad, quien reflexionó sobre la importancia de que cada uno de los que viven hoy allí o se encuentren de alguna forma relacionados a su transformación y cuidado constante y, especialmente, en una etapa como la que se avecina, la sientan como suya, la amen, conozcan sus cambios, los entiendan, acompañen y sean partícipes de ellos.
“Sin que todos lo sientan como suyo será imposible cubrir todas las expectativas. El bicentenario es el pretexto —el lindo pretexto— para sumar al pueblo, a los protagonistas y que sean dinamizadores también de la obra que se está haciendo. La participación popular es imprescindible para que la sientan como suya. Que se apropien de cada acción que se haga y que también se beneficien”, afirma.
Para el conservador lo más importante es el mejoramiento constante de la vida del ser humano que habita en el centro histórico. Y aunque la ciudad es patrimonial, no debe verse que es para el turismo, el turista debe insertarse en la vida cultural y cotidiana de los cienfuegueros y eso es lo más valioso que deben mantener.
Y ejemplifica: “De este intercambio turístico que estamos teniendo mediante los cruceros —a veces hay hasta dos en la semana que inundan la ciudad— es muy lindo ver cómo la población se vincula, cómo los visitantes se interesan por diferentes temas y cómo con una población preparada, culta, decente, acostumbrada a recibir visitantes, ellos se sienten muy a gusto. Por eso Cienfuegos es hoy uno de los destinos turísticos más importantes de cruceros en Cuba”.
“Pero Cienfuegos es también una ciudad segura, tranquila, limpia, ordenada y hay un sentimiento de pertenencia que ayuda a aglutinar todos los actores de la ciudad. Esas son fortalezas que tenemos y estamos orgullosos de la ciudad en que vivimos. Y es muy bueno estar orgullosos del lugar donde nacimos o a donde pertenecemos porque eso también ayuda a transmitir y fomentar valores”, enfatiza.
Y FIDEL, SIEMPRE ALLÍ
Cuando se habla de renovación, de sueños, y se camina por su centro histórico, es difícil no hablar de Fidel. Por eso los cienfuegueros enseguida señalan al balcón del gobierno provincial, antiguo Ayuntamiento o Palacio Municipal, como uno de los tantos y tantos lugares patrimoniales que será remozado para el bicentenario de la ciudad.
“Desde ahí Fidel habla en su primera visita a Cienfuegos luego del triunfo de 1959 y es, por tanto, un lugar sagrado que tratamos de conservar. Ahí también estuvo detenido porque en ese lugar radicaba la policía. En una de las visitas que él hace a esta ciudad para defender a los estudiantes de una huelga, lo toman preso y lo colocan ahí en la policía. Es un edificio, por lo tanto, lleno de historia y en el que cada 6 de enero se reúne toda la población para rememorar, alimentar y transmitir lo que ocurrió ese día y la presencia de Fidel en ese momento”, cuenta el historiador Irán Millán.
Rememora también que el primer desvío que hace Fidel fuera de la Carretera Central en la Caravana de la Libertad es a Cienfuegos, porque había que ir a saludar al pueblo cienfueguero por la acción del 5 de septiembre de 1957, donde el pueblo tomó las armas y por 24 horas fue la primera ciudad libre de Cuba. A partir de entonces él hizo muchas visitas a esta ciudad, junto a presidentes de otros países, para mostrar la obra de la Revolución a través de las grandes industrias que se edificaban en ellas. Era una forma de mostrar el escenario, el sello, la nueva identidad de la nación soberana y el espíritu de desarrollo y de progreso que se pretendía impulsar.
“En Cienfuegos prácticamente le debemos todo a Fidel y a la Revolución: el cambio total. Hay imágenes de 1958 y vemos como sí era bonita la ciudad, pero no tenía atención, faltaban muchos servicios y era realmente una pequeña minoría la que podía disfrutar de las ventajas que ofrecía el dinero. Caminar por ella es tener a Fidel con nosotros siempre porque realmente su obra no hay que escribirla, no hay que estarla mostrando verbalmente, porque se palpa. Eusebio Leal siempre dice que es lindo poder venir a Cienfuegos y poder contar la historia tocando con las manos cada edificio, cada escenario, cada espacio”, señala Millán.
LO JOVEN: EN SU HISTORIA Y EN SU ESPÍRITU
Aunque en términos históricos, numéricos, Cienfuegos es una ciudad aún muy joven, también lo es en el espíritu de renovación constante de su gente. Por eso desde ya se preparan para la celebración del 200 aniversario en 2019, alzándose como una pequeña ciudad en extensión, pero la única en América que ha logrado el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad, de todas las que en Iberoamérica se fundaron en el siglo XIX. Y es reconocida tanto como las que han alcanzado ese título y datan de fechas tan antiguas como el propio siglo XV.
Para sus habitantes y los que laboran directamente en su conservación patrimonial es decisivo entonces cuidar la ciudad, es como cuidar la identidad física o la memoria histórica de ellos mismos. Estudios revelan que es una de las ciudades en la que sus pobladores menos emigran hacia la capital del país, y no es que sean diferentes a otras regiones, pero los marca mucho el amor por su tierra, que los hace permanecer en ella para mejorarla continuamente, enriquecerla y poderla disfrutar todos, no solo las futuras generaciones —que ya es un reto— sino todos, y poder compartirla con los que llegan hasta allí desde cualquier parte de Cuba y el mundo.
Así lo explica el conservador de Cienfuegos: “Es una ciudad muy industrializada, y no es que la Revolución haya tenido privilegios con ella, sino que la naturaleza la dotó de una de las bahías de bolsa más bellas que tiene el país, con una extensión de 88 km cuadrados prácticamente virgen, lugar y escenario por excelencia para nuevas inversiones y se ha tenido entonces que incorporar fuerza joven de otros territorios para dar respuesta a la demanda constructiva y laboral que requiere. Tampoco hay desempleo, todo lo contrario, hay que importar mano de obra de otras provincias, algunos ya se quedan y son tan cienfuegueros como los demás. Y eso también ha permitido un equilibrio generacional”.
Mucho se hablará, sin dudas, en los próximos meses, sobre las obras que se realizarán en esa ciudad, sobre sus encantos y las disímiles acciones que acometerán los cienfuegueros para sentirse cada vez más cerca de su historia, extenderla y mostrarla al mundo, para seguir siendo jóvenes y celebrar más años mientras mejoran su calidad de vida.
Nosotros volveremos sobre el tema de la mano de algunos de sus impulsores principales. La invitación nos la hizo el propio conservador de la ciudad. “Ese es nuestro reto: cuidarla, animarla, alimentarla, insertar a las nuevas generaciones con sus valores, que la disfruten y se sientan cada vez más orgullosos de vivir en esta tierra maravillosa y por supuesto, también que la cuiden, la muestren y que construyan en ella un futuro que, necesariamente, va a ser superior”.
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