Estos largos y duros años de la pandemia de la COVID-19 se han encargado de revelar con mayor crudeza, como nunca antes, la ferocidad del paquete de medidas coercitivas que la administración de Trump adoptó entre 2019 y 2020 para que la caldera de vapor llegara al máximo de su reloj y asfixiara a la nación.
El registro de agresiones es largo: La inclusión de Cuba en listados arbitrarios y unilaterales persiguió el mismo objetivo de demonizar y satisfacer las demandas de sectores anticubanos, así como la designación del país antillano como estado patrocinador del terrorismo ha sido considerada como el punto culminante en el empeño de impedir cualquier proceso de avance y eventual mejora de las relaciones bilaterales.
No han logrado sus objetivos, ciertamente, pero han infringido cuantiosos daños a la economía, a la sociedad y a la vida cotidiana de todos los cubanos.
Sus efectos se sienten. Su diseño puja por incomunicar a la Mayor de las Antillas con el exterior para lograr su rendición por la fuerza o por el hambre, cerrar o cortar sus canales comerciales e impedir exportaciones que generen ingresos en monedas duras.
Estas son consecuencias del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba, que transversaliza los diferentes sectores del país y afecta a cada uno de ellos.
El bloqueo es una guerra; y el país la enfrenta con sus recursos morales, éticos y con la dignidad de su gente. Así lo ha hecho durante 62 años. Es un instrumento imperial carente de legalidad y legitimidad y concebido para provocar hambre, enfermedades y desesperación en la población cubana.
Cuba no dejará de denunciar al bloqueo en todos los escenarios posibles, que lejos de levantarse como se ha reclamado por la comunidad internacional en las votaciones en la ONU de manera consecutiva, se recrudece incluso en condiciones de pandemia.
Juan Carlos Subiaut Suárez
28/5/22 11:56
Hace días hice un comentario. Por razones ignotas, no vió la luz.
Aunque no sea publicado este tampoco, vuelvo a la carga.
Volveremos a presentar en la ONU la Resolución antibloqueo, para que sea aireada en ese órgano y una vez más, votada, pues contendrá una actualización de las cifras del daño económico producido, que este artículo resume, aunque siempre será imposible cuantificar el dolor humano que ha causado y sigue causando la implementación de esa política genocida contra nuestro pueblo. Denunciar este crimen ante el mundo, una y otra vez, siempre valdrá la pena.
El domingo llenaremos de nuevo calles y plazas con el clamor antibloqueo
Juan Carlos Subiaut Suárez
26/5/22 13:50
Como ya sabemos, la Asamblea General de Naciones Unidas incluirá en su planificación de sesiones después de septiembre y posiblemente antes de fin de año, a la presentación al plenario de la Resolución por nuestros representantes, el debate y la votación, sobre la versión correspondiente a este año del proyecto de resolución cubano que demanda el fin del bloqueo. Como además conocemos, esta Resolución, de ser nuevamente aprobada, no tiene carácter de obligatorio cumplimiento, es costumbre que, para la gran prensa y la opinión pública de Estados Unidos, permanezca inadvertida. Aun así, volveremos a presentar en la ONU la Resolución antibloqueo, para que sea aireada en ese órgano y una vez más, votada, pues contendrá una actualización de las cifras del daño económico producido que aquí se enuncian, aunque siempre será imposible cuantificar el dolor humano que ha causado y sigue causando la implementación de esa política genocida contra nuestro pueblo. Denunciar este crimen ante el mundo, una y otra vez, siempre valdrá la pena.
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