La suplantación de identidades en las redes sociales es un problema creciente en Internet. En países como Argentina se estudian proyectos de leyes que prevén entre seis meses y tres años de privación de libertad para quienes hacen uso de esas prácticas y en España han impuesto multas en algunos casos, pero el fenómeno no parece retroceder.
Recientemente, un ciudadano británico suplantó en Twitter la identidad de la esposa del magnate Rupert Murdoch y escandalizó a la prensa internacional, casi más que las barbaridades en que se ha visto envuelto el empresario mediático por el espionaje mediante escuchas telefónicas. Twitter y la empresa de Murdoch habían validado la cuenta y la presentaron como auténtica. Aunque Twitter tiene un algoritmo secreto de detección de falsas identidades y un programa de validación de cuentas, los casos de este tipo son muy comunes.
Hay quien se ha dedicado sistemáticamente a suplantar personalidades. Este parece ser el caso del periodista italiano Tommaso De Benedetti, que luego de reemplazar en Twitter y Facebook las identidades del jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, del primer ministro italiano, Mario Monti, y de escritores como Mario Vargas Llosa, Philip Roth, Derek Walcott, Paco Ignacio Taibo II, Laura Esquivel, Fernando Vallejo, Umberto Eco y Almudena Grandes, ha contado a la agencia Notimex que también lo ha hecho con la del presidente cubano, Raúl Castro.
Los cubanos que participan en las redes sociales sufren muchas veces la suplantación de identidades por clones que se comportan como trolls, reproduciendo las campañas de propaganda norteamericana contra la Isla, e insultando y hostigando con una redacción y ortografía de las peores en blogs y espacios como Facebook y Twitter. Incluso, el trovador Silvio Rodríguez ha creado el término trolanos (trolles gusanos) para definirlos.
Según De Benedetti su objetivo es demostrar la facilidad con la que se puede engañar a través de las redes sociales, por lo que, ya que se ha acercado al tema de Cuba, lo invitamos a profundizar en las mentiras que todos los días circulan en esos espacios sobre la Isla, e investigar los frecuentes bulos que trolanos y robots, financiados por el gobierno norteamericano, difunden contra Cuba con objetivos francamente desestabilizadores y muchas veces con la complicidad de grandes medios de comunicación.
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