No queda tiempo para más. Durante los días 15 y 16 de septiembre se celebrará en La Habana una Cumbre del Grupo de los 77 y China catalogada desde ya como fundamental para el futuro inmediato de la organización y de sus miembros. Bajo el tema “Retos actuales del desarrollo: Papel de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación” concertaciones internacionales y numerosas delegaciones de países con sus Jefes de Estado y de Gobierno al frente se darán cita para abordar las urgencias del actual escenario geopolítico.
Se trata, en primera instancia, de una reunión poco habitual dentro del G 77 y China que responde a la necesidad inmediata de lograr la unidad y decidir acciones colectivas y prácticas eficaces para enfrentar los retos contemporáneos. Sobre todo, en un contexto global marcado por crisis de todo tipo, en la que está en juego la vida del planeta y, por supuesto, la del hombre como especie.
Creado en 1964 por miembros del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) al término de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el G77 surgió con para estimular los intereses económicos de los fundadores y fortalecer la capacidad de negociación conjunta dentro de la ONU. Con la entrada de Sudán del Sur en marzo del 2015, lo conforman 134 estados, solo mantiene su nombre por cuestiones históricas. En el caso de China, aunque se le considera un miembro oficial, participa y colabora de forma externa.
Tras más de medio siglo de existencia, ha logrado mantenerse unido con el multilateralismo como principio rector de las estrategias de cooperación, a pesar de las marcadas diferencias entre sus integrantes. El G77—que concentra el 80% de la población mundial— ha tratado de convertirse en el contrapeso de las principales potencias económicas integrantes del G 7.
La convocatoria parte del reconocimiento de la importancia y de las potencialidades de los estados que integran el llamado Sur Global para desarrollar vínculos de nuevo tipo. Desde una perspectiva absolutamente emancipadora se pretende activar mecanismos y gestiones que le brinden validez a los modelos políticos y económicos de quienes han sufrido y sufren aún hoy el colonialismo disfrazado de “progreso” y neoliberalismo.
Líderes del Grupo de los 77 y China se reunirán en La Habana, #Cuba🇨🇺, próximo 15-16 de septiembre, para debatir cómo aplicar estrategias conjuntas de desarrollo en los ámbitos de la ciencia, la tecnología y la información mediante la #CooperaciónSurSur.#CubaG77 pic.twitter.com/8KZJsQJWx5
— Cuba Presidency | G-77 and China (@cubag77) September 12, 2023
Más de veinte años después, las brechas en el desarrollo por regiones y la desigualdad en el acceso a las tecnologías y el conocimiento que advirtiera Fidel Castro en la Primera Cumbre del Grupo, celebrada también en La Habana, se han profundizado de forma alarmante. Por eso, se busca a través de la ciencia y la innovación como aspectos transversales a cualquier renglón de las sociedades contemporáneas, las respuestas a los problemas colectivos y comunes del bloque.
Los hechos que apuntan hacia la transición de un nuevo orden internacional requieren de la autonomía de las naciones y de la cooperación justa para romper con las lógicas de mercado actual y la hegemonía de los más poderosos.
En ese sentido, puede que Cuba tenga mucho que decir después de medio siglo de bloqueo económico, comercial y financiero y un sinfín de logros científico-técnicos. Pero quizá la trascendencia real de este foro radique en la competencia que tenga luego para articular y hacer efectivo cuanto establezcan en la definición final.
Porque las naciones del Sur necesitan, sobre todo, la voluntad y el compromiso de los gobernantes para convertir en realidad lo que para muchos se antojaría otro ejercicio de diplomacia multilateral sin relación con el día a día de la gente.
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