Tras casi dos décadas de haberse realizado la edición anterior, el gobierno de Cuba anunció recientemente la convocatoria para la IV Conferencia La Nación y la Emigración. De esta forma, La Habana acogerá los días 18 y 19 de noviembre una cita que muestra la voluntad política de continuar profundizando los vínculos con los cubanos residentes en el extranjero.
Se trata de un encuentro de suma importancia para el futuro a corto y mediano plazo del país que responde, además, a un proceso continuo e irreversible iniciado con el histórico Diálogo del 78.
Bajo los preceptos fidelistas de reconocer, ratificar e incluir a la comunidad cubana en el exterior en los asuntos socioeconómicos de la nación se busca, por sobre todas las cosas, cerrar las brechas todavía existentes con los migrantes. Pues, para nadie es un secreto que este se nos presenta a partir de 1959 como un fenómeno lleno de prejuicios, desconocimientos, verdades a medias y tergiversaciones de todo tipo.
Una realidad que contrasta, no solo con las raíces culturales y geográficas que componen la identidad cubana, sino también con la extraordinaria relación histórica de la emigración con las distintas luchas por la independencia y soberanía nacional.
La IV Conferencia Nación y Emigración llega en un contexto de severa crisis económica, acentuada por los efectos de la pandemia, el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos y las dificultades e ineficiencias internas. A lo que se le suma la oleada migratoria de los últimos años que refuerza la negativa dinámica demográfica de la Isla.
Sin embargo, también se enmarca en un escenario de reformas y acciones gubernamentales para apostar por la iniciativa privada y por los empresarios cubanos radicados en el exterior, aun cuando a día de hoy apenas ofrezca resultados.
Asimismo, se respalda en el espíritu de los contenidos aprobados en la actual Constitución de la República, en los propios reclamos de la emigración y en la estrategia política trazada por la máxima dirección del Partido Comunista en comunión con la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) que contempla transformaciones importantes.
Por ello, según el cronograma legislativo publicado por el Parlamento, la actual legislatura deberá discutir y aprobar una nueva ley de migración, extranjería y pasaporte, así como de ciudadanía. Siempre con el fin de favorecer las vías de comunicación e intercambio.
De acuerdo con lo expresado al diario OnCuba por la subdirectora general de Asuntos Consulares y Atención a Cubanos Residentes en el Exterior de la Cancillería, Laura Puyol, la politización de la emigración no es un interés de nuestro gobierno por considerarlo un elemento que daña a la familia cubana.
En cambio, propone abrir espacios para que todos puedan participar y discutir sin complejos los problemas que les atañen y los procedimientos para preservar y expandir los aspectos medulares de la cultura y la identidad cubana, siempre desde el respeto a las leyes y la Carta Magna vigente.
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