Durante dos días tendrá lugar en la ciudad de Bruselas, Bélgica, la Cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (EU). Bajo la presidencia de España del Consejo de dicha asociación se realizará una cita considerada fundamental desde uno y otro lado por el escenario económico y geopolítico que la enmarca.
Pues en un contexto de transición hacia un orden mundial todavía desconocido a partir del replanteamiento de alianzas y del rediseño de la globalización, las naciones del Viejo Continente buscan de manera desesperada la solución a cuestiones como el declive demográfico, la abrumadora presencia de capital extranjero en sus empresas o el impacto del Brexit.
Todo ello potenciado por el atractivo que tiene para la UE el litio y los minerales estratégicos que posee América Latina y el Caribe (ALC), justo cuando intenta revertir las dependencias—sobre todo energética—de China, Rusia y Estados Unidos.
A priori y según la Comunicación de la Comisión Europea titulada “Una nueva agenda para la UE y América Latina y el Caribe” publicada el pasado 7 de junio, Europa intentaría establecer una relación que deseche el formato artificial presente y apueste por un vínculo mucho más pragmático que permita proyectos concretos y articular una alianza de mayor alcance desde el reconocimiento y el respeto de las asimetrías políticas y sociales. Precisamente, dos de los motivos esenciales por los que han prevalecido en los últimos años unas relaciones diplomáticas entre ambas regiones marcadas por la apatía y el silencio.
De cualquier forma, la agenda prevista se centrará en establecer mecanismos para responder al cambio climático y a los desafíos económicos y de seguridad. Y se espera que uno de los aspectos más sensibles sea el posicionamiento de la Celac frente al conflicto militar entre Rusia y Ucrania, un tema que la UE fuerza por incluir en el texto de conclusiones y que no parece tener conceso entre las naciones de ALC.
Asimismo, la cumbre se anticipa como la ocasión ideal para presentar el acuerdo comercial entre la UE y el Mercado Común del Sur (MercoSur), pacto anunciado en 2019 pero que permanece sin ratificar porque Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay lo consideran desequilibrado y alegan que Europa desconoció los desiguales índices de desarrollo entre las regiones a la hora de plantear sus condiciones.
En medio de ese panorama, Cuba asiste al cónclave con la intención de promover el cumplimiento de La Agenda 230 para el Desarrollo Sostenible, fomentar la solidaridad en apoyo a la recuperación tras la crisis sanitaria causada por la Covid-19 y hacer de la Cooperación Sur- Sur un instrumento más eficaz; objetivos que comparte como presidente protempore del G-77+China.
Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Partido Comunista y presidente de la República, dijo que irá a la cumbre “como demostración de la voluntad de Cuba de seguir tendiendo puentes en las relaciones entre ambas regiones, sobre la base de la igualdad, el respeto mutuo y con la aspiración de mantener una mayor cooperación que beneficie a nuestros pueblos”:
Sin embargo, en fechas previas instituciones y autoridades diplomáticas de la Mayor de las Antillas han denunciado acciones que atentan contra los intereses generales y particulares de cada uno de los estados presentes en la reunión.
La Asociación Cubana de Naciones Unidas en nombre de sus socios colectivos e individuales, organizaciones, redes y movimientos con los que colabora denunció la falta de transparencia del foro social previo a la cita y condenó el incumplimiento del formato acordado por los cancilleres de ambos bloques en la reunión efectuada en Buenos Aires el pasado 27 de octubre de 2022.
#Cuba | En conferencia de prensa, denuncié la exclusión de legítimos representantes de la #SociedadCivilCubana en el Foro de la Sociedad Civil, Juventud y Autoridades locales, convocado por la #UniónEuropea, lo cual denota la falta de transparencia y equidad en su organización. pic.twitter.com/JRLWRAxHgT
— Norma Goicochea Estenoz (@Norma_Goicochea) July 7, 2023
También el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, a través de una declaración pública, advirtió que “la falta de transparencia y la conducta manipuladora de la UE ponen en serio riesgo el éxito de la reunión”.
Rodríguez Parrilla manifestó que el intento de imponer formatos restrictivos y divisivos imposibilitan las discusiones directas y trasparentes y que tal proceder crea las condiciones para que los Foros se conviertan en escenarios de ataques y singularizaciones contra países de la Celac.
Hecho que ya ocurrió contra Cuba cuando un sector del Parlamento Europeo sancionó supuestas violaciones y abusos sistémicos de los derechos humanos en el país, lo que generó el rechazo de la Asamblea Nacional del Poder Popular y de buena parte de la comunidad europea.
La Cumbre Celac-UE se antoja, en definitiva, un espacio fundamental para el desarrollo regional a mediano y largo plazo, pero que debe sortear los retos que impone desmarcarse de la visión colonizadora e injerencista que ha distinguido a la política exterior europea.
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