Cuando el año 2002 se celebró en La Habana la primera Cumbre CARICOM-Cuba como homenaje a que 30 años antes, en un acto de suprema valentía, cuatro países caribeños establecieron relaciones diplomáticas con Cuba, el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó: "los países caribeños enfrentamos el reto de sobrevivir y avanzar en medio de la más profunda crisis económica, social y política que hayan sufrido nuestro hemisferio y el mundo, y cuando la globalización neoliberal amenaza con destruir no sólo nuestro derecho al desarrollo, sino incluso nuestra diversidad cultural y nuestras identidades".
En ese contexto, Fidel planteaba que la única salida para la emancipación total de nuestros pueblos era la integración y la cooperación, no sólo entre los Estados, sino también entre los diversos esquemas y organizaciones regionales.
Precisamente esos cuatro países que habían decidido establecer relaciones tres décadas antes (Barbados, Jamaica, Guyana y Trinidad y Tobago) fueron los primeros signatarios del Tratado de Chaguaramas, que entró en vigor el 1 de agosto de 1973 y le dio nombre al grupo regional.
Como resultado de la primera cumbre en la capital cubana, se adoptó el trascendental acuerdo de que el 8 de diciembre sería considerado como el Día Cuba-CARICOM y que cada tres años se realizarían reuniones de similar naturaleza para continuar fomentando el diálogo y la cooperación entre sus pueblos. La sede se alternaría entre Cuba y un país de la comunidad caribeña.
La presencia de colaboradores cubanos en el campo de la salud, la educación y otras esferas ha sido constante durante todos estos años. De esa forma, los habitantes de las naciones hermanas han constatado la solidaridad y el altruismo que desde sus propios inicios caracteriza a la Revolución Cubana.
Como muestra de reciprocidad, el Caribe ha dado apoyo a nuestro pueblo en los distintos foros internacionales. Un claro ejemplo de ello es la posición unánime contra el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba y el reclamo de algunos de sus líderes por la liberación de los héroes cubanos encarcelados en territorio norteamericano.
VISIÓN DE ESPERANZAS
En la última reunión del grupo, celebrada en julio de este año en Antigua y Barbuda, los representantes de la Comunidad del Caribe coincidieron en que durante el próximo lustro la gestión del bloque deberá centrarse en reformas que aumenten la integración y respondan a los retos internacionales, cuando la humanidad atraviesa crisis económicas, medioambientales y se lucha por la propia supervivencia de nuestra especie.
Dentro del plan aprobado entonces se identificaron ocho prioridades estratégicas integradas y áreas clave de intervención, resumidas en distintos elementos que le otorgan un liderazgo a estos pequeños países: la construcción de la capacidad de recuperación económica, del medio ambiente y tecnológica; la resiliencia social y el fortalecimiento de la identidad de la CARICOM, así como su espíritu, según los acuerdos de la cita.
En esa ocasión se apostó también por el fortalecimiento de la gobernabilidad y y el peso del grupo regional a nivel internacional, junto con la política exterior coordinada, la investigación, el desarrollo y la innovación. Se abogó, además, por la productividad y el crecimiento de los países, junto a la importancia de lograr un entorno macroeconómico estable como trampolín para la agenda de crecimiento.
El plan comprende prioridades que persiguen la creación de un ambiente propicio para la estabilización de las economías de los pequeños estados miembros, a partir del mejoramiento de la calidad de vida de todas las personas mediante programas dirigidos a mejorar la educación, la salud, la reducción de los niveles de pobreza, el acceso equitativo a las oportunidades de los grupos vulnerables y garantizar la seguridad ciudadana, entre otros aspectos.
DE NUEVO EN LA HABANA
La llegada de los jefes de Gobierno a la capital cubana para asistir a la V Cumbre CARICOM-Cuba ocurre en un contexto en el que Cuba ha desempeñado un papel indiscutible en el plano internacional. La celebración de la Cumbre de la CELAC, a incios de este año, fue una muestra de que los tiempos han cambiado y si se quiere hablar de transformaciones en nuestro continente hay que contar con Cuba.
Muy recientes están los elogios por la decisión del gobierno cubano y a la voluntad de sus médicos de ir a combatir el ébola a territorio africano. Esa ha sido una práctica de Cuba que los compatriotas caribeños conocen bien.
También compartimos una sólida, diversa y original cultura, arraigada durante siglos. Alejo Carpentier, Premio Cervantes de Literatura y estudioso cabal de la idiosincrasia de la región, lo definía magistralmente en 1979: "Como nuestras islas de las Antillas están situadas en un área geográfica sometida a análogas condiciones del clima, nuestra vegetación tiene bastante semejanza, nos vemos muy llevados a creer que las islas de las Antillas se parecen entre sí más de lo que se parecen en realidad. Porque yo, que he tenido la inmensa fortuna de visitar una gran parte, sino la totalidad de las islas del Caribe, puedo decirles que algo absolutamente maravilloso, algo que están descubriendo los turistas del mundo entero en este momento, es la diversidad, la singularidad, la originalidad del mundo del Caribe".
Esa diversidad en la naturaleza, el idioma y la política, lejos de contrarrestar la unidad entre los pueblos del área, la enriquece. Es por ello que cuando concluya esta V Cumbre en La Habana los lazos entre nuestros países quedarán más unidos y se habrá abierto otra puerta a la integración y el desarrollo.
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