Inmersa en un mundo complicado, azaroso y marcado por las crecientes contradicciones entre un orden injusto en proceso de desgaste y las nuevas fuerzas que emergen a la palestra internacional, Cuba realizó ingentes esfuerzos en el 2011 para marchar a tono con las condiciones objetivas y subjetivas que imponen los nuevos tiempos.
Así, la realización en abril del Sexto Congreso del Partido Comunista, tras un masivo debate de sus tesis y resoluciones y la inclusión en ellas de numerosas sugerencias nacidas del análisis popular, intentó dar respuesta a urgencias económicas, políticas y sociales cuyo cotejo por esa instancia estuvo postergado, por diferentes causas, unos dos decenios.
La reunión de la organización preponderante en la vida nacional tuvo como brújula de su trabajo la remodelación y perfeccionamiento de la economía local a partir de las exigencias que la vida ha venido imponiendo en las más recientes décadas, y que no pocas veces hicieron obsoletos criterios, decisiones y modos de actuar que en su momento pudieron gozar de validez.
En ese camino, el Congreso adoptó importantes providencias que apuntan, entre otras cosas, a incentivar el trabajo por cuenta propia, impulsar el reparto de tierras ociosas en usufructo a quienes deseen trabajarlas, redimensionar empresas y organismos, suprimir estructuras económicas y gubernamentales inoperantes e inadecuadas en este instante concreto, y dinamizar a fondo acciones destinadas a satisfacer necesidades básicas de la población, explotar al máximo y con eficiencia nuestros recursos, ahorrar y economizar cuanto sea posible, y poner fuera de juego medidas que en muchos campos resultaban contrasentidos y que marcaron largos años de nuestra vida como país, desde el freno a la venta de viviendas y vehículos, hasta los sensibles asuntos migratorios, aún en análisis.
Se enfatizó además en la urgencia de un cambio de mentalidad que permita deshacer los esquemas que pesan a escala de rémoras en el desempeño de la sociedad, como premisa clave para que todo lo novedoso logre desarrollarse y funcionar a la medida de las necesi-dades y exigencias de esta hora.
Desde el punto de vista institucional, otras decisiones se encaminaron a la regulación de los principales cargos de gobierno y la reorganización del aparato estatal, para ganar en agilidad y eficacia.
Mientras, y como complemento al Congreso, se ha trabajado en la preparación de la Primera Conferencia Nacional del PCC, a realizarse en enero del 2012, y que hará énfasis en la vida interna de la organización y en su papel como entidad dirigente, tanto desde el punto de vista de hasta donde corresponden sus responsabilidades y facultades, hasta el fortalecimiento sobre bases reales y objetivas de su condición de vanguardia de la sociedad.
Durante el 2011 prosiguió además la lucha de los cubanos por la liberación de nuestros compatriotas antiterroristas encarcelados injustamente en los Estados Unidos, y de demanda de la vuelta inmediata a la patria de René González, el primero en cumplir su condena, pero retenido bajo custodia por otros tres años en suelo estadounidense, como parte de la vesania con la que ha sido abordado este caso por Washington bajo la presión de los grupos de extrema derecha radicados en Miami.
En el año que culmina Cuba logró también, por vigésima vez consecutiva, la condena casi unánime de la Asamblea General de la ONU al bloqueo económico y comercial impuesto al país por los Estados Unidos, maraña agresiva que se ha constituido en la única y azarosa forma de vida que ha conocido hasta hoy más de setenta por ciento de nuestra población.
Un bloqueo que incluso los enemigos del nuestro pueblo intentaron recrudecer en el aspec-to humano, atacando nuevamente aspectos tan sensibles como las relaciones familiares entre los cubanos de uno y otro lado de la Florida, invocando las burdas restricciones que en ese terreno impuso en su momento el gobierno de George W. Bush.
Por otro lado, en materia internacional, la Isla tuvo un valioso desempeño en el reclamo mundial por el respeto al derecho de autodeterminación de los pueblos de Asia Central y Oriente Medio agredidos por las fuerzas imperialistas mundiales y sus secuaces locales, y en foros de tanta trascendencia universal como la conferencia de Durban, Sudáfrica, destinada a intentar la preservación de nuestro devastado medio ambiente global.
Además, asumió un papel destacado en la creación en Caracas, a inicios de diciembre, de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, CELAC, que con la exclusión de naciones ajenas a nuestras raíces comunes, como el veleidoso Estados Unidos y Canadá, se convierte en un prometedor vehículo de integración para nuestro Continente, ante el apremio de poseer voz y actuación propias en la lucha por un mundo multipolar, justo, y solidario.
Propósitos que, además, reiteró Cuba con relación a las hermanas naciones del CARICOM en el cuarto encuentro bilateral al máximo nivel, realizado esta vez en Barbados también durante el último mes del año.
Allí el presidente Raúl Castro destacó los lazos de colaboración y amistad entre la mayor de las Antillas y su entorno geográfico más inmediato, y expresó la voluntad de la Isla de seguir fortaleciendo y diversificando esos vínculos.
El colofón de la actividad institucional cubana durante 2011 fue la realización del octavo período de sesiones de la Asamblea General del Poder Popular, donde se dio a conocer que el Producto Interno Bruto creció 2,7 por ciento en el citado período, por debajo del 3 por ciento planificado, como consecuencia de incumplimientos en las inversiones y en diversas esferas productivas. Una cifra que debe llegar a 3,4 por ciento al cierre del 2012, según se informó en la reunión legislativa.
En la clausura de las sesiones parlamentarias, el presidente Raúl Castro explicó que, con todo, la economía nacional tuvo un desempeño aceptable y sostenido.
A seguidas, exhortó a cuidar y cultivar la unidad de la mayoría de los cubanos en torno a la Revolución y los intereses vitales de la patria; destacó la necesidad de un enfrentamiento decidido a las manifestaciones delictivas y de corrupción, a las que identificó como activi-dades de orden contrarrevolucionario sumamente peligrosas; anunció la excarcelación de casi tres mil reclusos por diferentes causas que se han hecho acreedores de su liberación adelantada; y reiteró la voluntad de Cuba de normalizar sus relaciones bilaterales con los Estados Unidos, aún cuando las autoridades de ese país mantienen un actitud inmovilista en su política hacia la mayor de las Antillas.
Finalmente, y entre las efemérides más trascendentes del año, Cuba celebró el aniversario cincuenta de la primera derrota militar imperialista en América Latina, en las arenas de Playa Girón; y el quincuagésimo aniversario de la Campaña Nacional de Alfabetización, antecedente de los programas que hoy la Isla expande solidariamente en varias naciones del planeta.
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