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lunes, 25 de noviembre de 2024

Vilma Espín: ejemplo fiel de la mujer cubana

Cuba recuerda el papel abnegado de las mujeres en el proceso de formación de la Revolución…

Dunia Torres González en Exclusivo 07/04/2019
2 comentarios
Vilma Espín historia
Con el triunfo de la Revolución le correspondió una de las tareas más difíciles en esas circunstancias: organizar el sector femenino de la población y luchar por el lugar que debían ocupar en la sociedad

Vilma es de esas personas que no mueren, que se ganan un espacio memorable en la historia y que perduran… flor delicada y fragante. Ella representa a todas esas mujeres que han participado en el proceso de formación y fortalecimiento de la Revolución cubana, esas que, con la misma sutileza con la que son madres, de ser necesario hacen relucir la fiereza si se trata de luchar por la libertad.

En Santiago de Cuba está su cuna. Esa ciudad, convulsa y efervescente del ideal nacionalista, testifica el ardor de los días de conspiración en los que su casa se convirtió en refugio para los asaltantes al cuartel Moncada y la valentía de los jóvenes universitarios que participaron en las manifestaciones en contra del gobierno de Fulgencio Batista. Con solo 22 años, edad en la que se tejen sueños, se piensa en el amor y se planifican las fiestas, su pensamiento volaba libre por los caminos que iban abriendo, en aquel momento, la Acción Nacional Revolucionaria, que luego sería parte de las filas del Movimiento 26 de julio.

Era de las mujeres de la primera fila. No dudó cuando Frank País la nombró coordinadora provincial de la organización clandestina en la provincia de Oriente. Se escuchaban por esos tiempos los latidos de la Sierra Maestra, de la guerrilla cubana.

Cuando se preparaba la expedición del Granma, sabía que había llegado el momento. Viajó a México, se entrevistó con Fidel y conoció a Raúl. Dos pasiones se entremezclaban, pero un ideal los unió. No fue una mujer sumisa, sino que floreció con luz propia: participó en el alzamiento de Santiago de Cuba del 30 de noviembre de 1956, apoyó a los combatientes de la Sierra, desde el llano, y, más tarde, las acciones de coordinación y lucha de guerrillas.

Con el triunfo de la Revolución le correspondió una de las tareas más difíciles en esas circunstancias: organizar el sector femenino de la población y luchar por el lugar que debían ocupar en la sociedad. La creación de la Federación de Mujeres Cubanas, organización de la que fue presidenta, constituyó uno de los pasos de un andar azaroso, en un contexto donde prevalecía el machismo, la discriminación y pocas oportunidades para las que denominaban el “sexo débil”.

La condecoración como Heroína de la República de Cuba y el premio Lenin de la Paz son algunas de las distinciones que reconocieron su esmero por defender a la mujer y la igualdad social.

Vilma encabezó las delegaciones cubanas al Primer Congreso Latinoamericano sobre Mujer y Niños, que se realizó en Chile en 1959, y a las Conferencias de la Mujer en México, Copenhague, Nairobi y Pekín.

Fue una mujer muy especial. Y ese recuerdo de mujer hermosa, discreta y brillante brota en el quehacer diario de la organización que ella fundó. Hoy, en todas las provincias del país, las federadas tienen sus congresos, espacio donde debaten las problemáticas sociales y temas internacionales, como los sentimientos más internos de las familias cubanas: la violencia de género, situación de los niños sin amparo familiar, la inclusión de la mujer en la sociedad o el trabajo comunitario.

Vilma representa la unión de dos generaciones, una que creció junto con la Revolución y otra que va de la mano, como el hijo que se esconde en el regazo de sus padres y aprende así a ser rebelde, luchador, transgresor… La Federación de Mujeres Cubanas siempre será ese diálogo oportuno entre sus fundadoras y las nuevas generaciones. Esta organización llega hasta los centros penitenciarios mixtos y femeninos, instituciones que contaron con la impronta de la Heroína de la República de Cuba.

En Cuba, hoy se dice con orgullo que la Revolución no es nada sin las mujeres. Ahí radica la fuerza que impulsa su motor. Trabajadoras, madres, dirigentes, amas de casas y abuelas laboran juntas, y ofrecen lo mejor de ellas todos los días, una obra que no se construye si no es con sazón especial, con amor.

Este aniversario 89 del natalicio de Vilma recuerda por qué en Cuba se lucha, por qué se defiende la continuidad y por qué, a pesar de los detractores, se sigue resistiendo.

En el Memorial Vilma Espín en Santiago de Cuba, inaugurado el 7 de abril del 2010, todo visitante puede leer, en un papel sencillo, un escrito a puño y letra del General de Ejército Raúl Castro: “El 26 de enero de 1959, en esta casa me puse un nuevo uniforme y me fui a la boda con Vilma… lo mejor y lo más lindo que hice en toda mi vida. 24 de noviembre de 2010”. En ese sentimiento, mezcla de amor e ideales, radica la fortaleza del pueblo cubano.


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Dunia Torres González

Periodista

Se han publicado 2 comentarios


Ana Zabala
 25/11/20 22:16

Esa mujer ha marcado un camino que hasta Fidel siguió. En mi última visita a La Isla en 2018, me maravillé y sorprendí inmensamente al ver sus huellas en todo lo que implicó La Revolución. De no haber sido mujer, su figura sería tan admirada y entronada como Fidel. Gracias por tamaña publicación. 

alexis
 8/4/19 11:15

gloria eterna a nuestra heroina,lucahdora de lña sierra y el llano,amiga esposa y impulsora de generaciones de cubanas, en su aniverasrio de su natalicio esres como las diosas que nunca mueren, eres eterna joven guerrilleras, hioja de nustras marianas.

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