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viernes, 27 de diciembre de 2024

Patrimonio Sonoro de Cuba: sonidos para siempre

¿Qué pasos se están dando en Cuba para salvaguardar los sonidos imprescindibles de nuestra historia nacional? Cubahora conversa con Miriam Escudero, directora del Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas...

María del Carmen Ramón en Exclusivo 07/06/2015
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Conservar y preservar el patrimonio sonoro de una nación es la única manera de lograr que la música viaje de generación en generación y permanezca viva en el acervo cultural de las sociedades. ¿Cómo se preserva un documento sonoro? ¿Qué principales pasos se están dando en Cuba para salvaguardar los sonidos imprescindibles de nuestra historia nacional?

La Doctora Miriam Escudero, directora del Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas, ubicado en el Colegio San Gerónimo de La Habana, es enfática cuando habla con pasión sobre la importancia de su labor: “Hemos logrado ser un país poderoso en materia de ideas y cultura, pero si ese arte que hemos sido capaces de producir no lo preservamos, es como si estuviéramos perdiendo el capital simbólico más importante que tenemos”.

Cubahora conversó con Escudero durante un agitado día de trabajo, sobre la labor de un pequeño grupo interdisciplinario que se ha propuesto asumir la preservación del patrimonio musical de un modo muy particular en Cuba.

—¿Qué tiene de peculiar la preservación del patrimonio sonoro? ¿Cuál es la concepción que está detrás del proceso?

—En el campo del patrimonio hay dos procesos muy importantes, pero que son diferentes: uno es la preservación y otro es la conservación. Cuando hablamos de conservación siempre nos referimos a una gestión sobre el documento físico, bien sea limpiándolo o arreglando alguna parte que esté rota. La preservación se enfoca en otro sentido: si yo tomo un grupo de partituras y las digitalizo, nos las intervengo físicamente, pero estoy creando una guía de preservación de información. No se trata de preservar el documento, sino el conocimiento que porta.

“Hay quienes se dedican a conservar el documento físico, a que un papel no se destruya y sea imperecedero en el tiempo. Pero la conservación no siempre es posible por las características del documento o por la gestión económica que tiene detrás, pues muchas veces es muy cara. Tenemos millones de documentos y hay que priorizar los más valiosos, porque no tenemos capacidad de trabajo para poderlos afrontar todos. Todo lo que está en el Archivo Nacional es valioso, pero no todo ha sido restaurado físicamente. Sin embargo, que esta institución propusiera un proyecto de digitalización de sus fondos más importantes constituye una acción de preservación de la información.

”En el caso de la música, los documentos contienen tipologías distintas: las relacionadas con el mundo del papel, sean partituras o documentos; los monográficos, que tienen a su vez distintos tipos de soportes como la cinta magnetofónica, el CD, un aparato MP3. Existe una tercera tipología que es el documento organológico, vinculado con los instrumentos, porque mientras la guitarra no produce música es un documento, un objeto que porta información. Por último, hay un cuarto interés que tiene que ver con el mundo iconográfico: una fotografía de una presentación de música, un cuadro, o cualquier representación gráfica”.

—¿En qué consiste el trabajo del Gabinete de Patrimonio Musical?

El patrimonio cultural tiene muchísimas aristas y la música es una de ellas. ¿En qué sentido nosotros vemos la necesidad de que exista un Gabinete de Patrimonio Musical? Porque la música se preserva en documentos, aunque el documento no es la obra de arte en sí misma, sino el momento en que esa música suena, este es portador de toda su información.

“Nosotros tenemos una política de trabajo que se basa en priorizar tres actividades dentro del patrimonio musical: la investigación —cómo se localiza ese documento, cómo se gestiona desde el punto de vista de su divulgación, impresión, estudio—, un segundo momento que tiene que ver con la docencia —de qué manera todo lo que hemos recuperado lo podemos hacer parte de un proceso docente— y en tercer lugar cómo se gestiona ese patrimonio. La gestión implica la difusión, para que ese documento termine siendo sonido y finalmente obra de arte. Ese es el proceso, visto desde la metodología con la que nosotros trabajamos”.

—¿Pero cómo se conservan y preservan todas esas tipologías documentales? ¿Cuál es el procedimiento que está detrás?

—Es complejo, el Gabinete no pretende ejercer la conservación. Estamos trabajando en el ámbito de la preservación, buscando que esa información sea estudiada y puesta en valor. No tenemos como objetivo contar con un archivo, tenemos una biblioteca, pero solo cuenta con bibliografía de referencia sobre preservación de los documentos e investigación de la música. Se trata de una biblioteca con un sentido más metodológico que archivístico.

“Ya existe el Museo de la Música y el Archivo Nacional, mi responsabilidad es cómo contemplar una relación con esas instituciones, de tal manera que logre preservar parte de la información que ellos tienen.

“Por ejemplo, estamos haciendo un libro sobre las danzas que se bailaban en Cuba en la primera mitad del siglo XIX. Esos periódicos están en la Biblioteca Nacional, yo no tengo los periódicos aquí, pero tengo la imagen digitalizada de toda esa música. El objetivo es hacer un libro con una mejor transcripción para difundir con una calidad superior el contenido de esos documentos y luego hacerlo audible en un concierto, es decir, hacer un disco con esa música.

”Yo he hecho todo un proceso que parte de la investigación y termina en la gestión, y he preservado para la memoria futura ese contenido. Sin embargo, yo no he intervenido físicamente los periódicos que están en el Biblioteca Nacional, que probablemente necesitan ser tratados para su mejor conservación.

”Conservación y preservación son ópticas distintas y necesarias. Si tú conservas un documento pero luego no sabes qué contenido tiene, es una información muerta”.

—¿Qué otros lugares en el país tienen proyectos similares?

 —Cada uno de los archivos y bibliotecas en sí mismos generan proyectos de preservación y conservación. El Museo de la Música, por ejemplo, ha tenido la iniciativa de publicar todos sus fondos. Acaban de sacar una guía de las colecciones completas que tienen. El Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana ha hecho lo mismo con todo el mundo de la etnomusicología. ¿Qué es lo interesante del Gabinete? Que nosotros estamos conciliando toda esa labor con la docencia.

“No somos una unidad docente, pero estamos trabajando para el Colegio San Gerónimo de La Habana, la Facultad de Patrimonio Cultural de la Universidad de La Habana. Generamos una serie de posgrados donde ponemos en práctica todas esas lecciones aprendidas con respecto a la investigación y la gestión en al ámbito docente.

“Tenemos una función tripartita que aprovecha que estamos en el Centro Histórico, en el cual hay una gestión con respecto a la música y las salas de concierto, y tenemos excelentes relaciones con esos reservorios que conservan o mantienen información sobre música; y tenemos el auxilio del Colegio San Gerónimo de La Habana, con un departamento de posgrado, abierto a propuestas en este campo del saber.

“Hablar de la música desde el punto de vista musicológico es bastante antiguo, hablar de la música desde el punto de vista archivístico lo es también, pero hablar de la enseñanza de la música desde la importancia patrimonial es reciente”.

—¿Debe ser un trabajo interdisciplinario? ¿Qué principales profesiones interactúan con este fin?

—Yo soy graduada de musicología en el año 1997 en el Instituto Superior de Arte (ISA). Aquí trabajo con otra musicóloga, dos bibliotecólogas, un psicólogo, una socióloga, así como un joven de práctica que está haciendo su carrera en Gestión y Transformación del Patrimonio Histórico Cultural.

“Para trabajar la gestión no necesariamente la persona tiene que ser músico, pero tiene que tener un entrenamiento muy grande con respecto a qué se necesita para hacer la gestión de música, para eso tiene que haber un trabajo de equipo. El trabajo en equipos multidisciplinarios siempre es muy provechoso, porque es ver el mismo fenómeno desde distintas aristas, y eso producirá un resultado mucho más positivo al final”.

—¿Usted cree que a nivel de país existe una línea central en temas de preservación?

—Durante más de quince años hemos estado trabajando con el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana, centro rector para todas las investigaciones musicológicas. Ellos son los que le pueden dar al trabajo que nosotros hacemos un carácter científico. He trabajado con un equipo de musicólogos que están en Santiago de Cuba en labores de recuperación del Patrimonio Histórico Musical Religioso de Cuba.

“El Instituto Cubano de la Música tiene una de sus líneas de trabajo en relación con el Patrimonio, se preocupa por darle una metodología generalizada a todas las instituciones que están bajo su égida, pero luego, la metodología no son los recursos, los recursos van a depender de los gobiernos locales de cada una de las provincias.

”Muchas veces las mismas soluciones que hemos encontrado aquí se pueden replicar, pero no existe una directiva generalizada, sino más bien, creo que es una política que va a depender de los gobiernos locales de cada región”.

—¿Qué ventaja le ve a la preservación como concepto y como acción para la cultura cubana?

—Nosotros en Cuba siempre repetimos que somos un pueblo culto, que tenemos muchos valores en el ámbito de la cultura. Porque si bien no somos una nación poderosa económicamente, hemos logrado serlo en materia de ideas y cultura. Si ese arte que hemos sido capaces de producir no lo preservamos es como si estuviéramos perdiendo el capital simbólico más importante de Cuba.

“¿Por qué la gente viene a La Habana?, ¿porque es hermosa la ciudad? No, también porque tiene un ambiente, porque suena la música, porque hay instituciones de arte contemporáneo a las que se puede acceder sin tener que pagar ni un centavo, porque existe una propuesta de conciertos muy bien establecida…

”¿Por qué La Habana es un pueblo turístico, de atracción? Porque tiene un capital simbólico en el ámbito de la cultura que le da un valor añadido, más allá de lo que representa que una casa sea del siglo XVII o que el Palacio de los Capitanes Generales sea del XVIII. Esa es nuestra memoria histórica. Cuando tú viajas y vas a otros centros históricos, te encuentras que los inmuebles están restaurados, pero no hay vida en ellos. Hay un capital económico en cuanto a valor inmobiliario muy alto. Pero, ¿cuánto vale la cultura? La cultura no tiene un valor tangible.

”¿Cómo valorar el capital simbólico y cultural? ¿Cómo tenemos que aprender a preservarlo porque es una de nuestras mayores riquezas? Hay que preservar la memoria, si no olvidamos quiénes somos y de dónde venimos, y por qué actuamos de esta manera, y qué haremos en el futuro a partir de lo que supimos del pasado.

”¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que un acontecimiento que fue filmado y convertido en un documento audiovisual sea patrimonio? Es patrimonio desde que empezó a sonar la primera nota, porque patrimonio significa que tiene un valor tan importante para la memoria colectiva, que debe preservarse para el futuro.

”Yo no tengo que esperar veinte años para declarar un sonido patrimonial, quizás eso sucede en el campo inmueble, pero en este ámbito de la cultura inmaterial es tan valioso lo que puede suceder en un momento determinado que entonces no necesariamente hay que apelar al tiempo”.

El patrimonio musical de Cuba constituye una parte importante de nuestra historia cultural; refleja el desarrollo y la proyección de diversas corrientes estéticas, técnicas e ideológicas; y agrupa un conjunto de partituras, instrumentos, documentos… relativos a la gestión y difusión de la actividad musical, expresiones iconográficas y fonogramas.


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María del Carmen Ramón


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