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miércoles, 18 de diciembre de 2024

Para cumplir el sueño de Martí…

De la mano de Fidel Castro, con las enseñanzas del Maestro se construyó la Revolución Cubana, se estableció un futuro de prosperidad para la nación...

Adriana Mani Benítez en Exclusivo 16/10/2023
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Fidel y Martí
El Apóstol hoy vive en la gran obra revolucionaria de Fidel Castro: la Revolución Cubana. (Tomada de fidelcastro.cu)

Transcurría el año de 1953, a los cien años del natalicio de José Martí, la Generación del Centenario no dejó morir al Apóstol. De la mano de Fidel Castro, con las enseñanzas del Maestro se construyó la Revolución Cubana, se estableció un futuro de prosperidad para la nación y fue, sin lugar a dudas, una obra inmensamente martiana.

Desde la instauración de la república neocolonial en 1902, Cuba atravesaba por duras circunstancias de dependencia al imperialismo norteamericano, de deformación de la economía nacional y de corrupción por las cuales le urgía una solución revolucionaria.  La Generación del Centenario surge en oposición al golpe de estado del 10 de marzo perpetrado por el dictador Fulgencio Batista. La generación del Centenario desde 1952 se componía de varios jóvenes de diferente origen social y geógrafo, salidos de las filas ortodoxas y nucleados alrededor de la figura de Fidel Castro.

El movimiento debe su nombre a su primera aparición pública que fue en la Marcha de las Antorchas, el 27 de enero de 1953 en homenaje al centenario del natalicio de José Martí. Los líderes de este movimiento fueron Fidel Castro y Abel Santamaría, como primer y segundo jefe del movimiento, que actuaban desde la clandestinidad, con una estructura celular y compartimentada.

Su primera acción combativa fundamental fue el 26 de julio de 1953 con el asalto al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, en conjunto con acciones en los edificios del Hospital Militar y el Palacio de Justicia en Santiago; y el asalto al cuartel Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo. En la acción combativa no cumplieron los objetivos de tomar la fortaleza, adquirir armas y adentrarse en la Sierra Maestra. En esta operación cayeron solo seis en combate, la mayoría de los combatientes fueron torturados y vilmente asesinados posterior a su detención, 55 en total, sumándose 10 civiles inocentes.

Los pocos sobrevivientes fueron apresados y enjuiciados, entre ellos Fidel Castro, separado de sus compañeros de combate, fue juzgado el 16 de octubre de 1953, donde pronuncia su alegato de autodefensa, que trascendió por la última frase de la defensa, como La historia me absolverá. En su autodefensa propone un programa de transformación revolucionaria y una estrategia propia del movimiento que repercutió como el programa del Moncada.

Precisamente José Martí tenía que ser el autor intelectual de la revolución pujante porque la independencia y la república soñada por él, de con todos y para el bien de todos, de justicia social y equidad, a lo largo de cincuenta años de república neocolonial no se había cumplido nunca. A lo largo de este período, el pensamiento revolucionario y social de José Martí resaltaba las lógicas y justas críticas a un sistema neocolonial decadente, dependiente, estancado económicamente, deformado por la mono producción y mono exportación, deteriorado por la fuerte corrupción política administrativa y por las marcadas diferencias sociales, que hundían en la miseria al cubano humilde.

Estas reflexiones a partir de las doctrinas martianas se leen en los versos del Mensaje lírico civil de Rubén Martínez Villena, la prosa combatiente de Antonio Guiteras en la Joven Cuba, se escuchan en la lucha radial contra la corrupción de Eduardo Chivás y en tantos otros ejemplos. Entre los cuales no pudo faltar el ejemplo de los jóvenes de la Generación del Centenario.

Cuando Fidel Castro declara como autor intelectual del Moncada al Héroe Nacional de Cuba, confirmaba que nuevamente el ideario martiano explicaba la urgencia de la necesidad de una revolución social en Cuba. Además, de que, a través de su programa de lucha, se conquistaría, al fin, el sueño de la república martiana y la verdadera independencia de Cuba.

En su autodefensa, posterior programa de la Revolución Cubana, expone la propuesta de cinco leyes revolucionarias principales para solucionar  los seis problemas esenciales que señalaban la crisis de la república democrática burguesa: “El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo, he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos.”- expresó Fidel Castro en su auto alegato.

Al igual que hace referencia el concepto de pueblo, si de lucha se trata, como la masa irredenta, trabajadora a la cual no se le iba a decir te vamos a dar, sino aquí tienes para luchar con todas tus fuerzas, hasta vencer o morir. Lo parafraseo para distinguir el llamado a la participación y así construir la república soñada, una revolución social que se iba a realizar por el pueblo trabajador, enumerado en los obreros, campesinos y profesionales.

En La Historia me absolverá aparece en más de cuarenta referencias el pensamiento martiano. Así, se manifiesta la impronta de la obra martiana en la Generación del Centenario y en Fidel Castro, quien declaró en su juicio: “Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro”. En el mismo sentido, expone la significación de restablecer el pensamiento martiano y de honrar al apóstol en esas circunstancias históricas de instauración de la dictadura batistiana, como única vía para alcanzar la verdadera soberanía nacional:

“(…) Parecía que el apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria.! ¡Cuba, que sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!”

Pero no murió el Apóstol en el año de su centenario y hoy vive en la gran obra revolucionaria de Fidel Castro: la Revolución Cubana.


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Adriana Mani Benítez

Vicepresidenta Primera de la Unión de Historiadores en Villa Clara


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