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domingo, 24 de noviembre de 2024

No hay Apóstol sin maestro

El Apóstol de la independencia cubana José Julián Martí Pérez vio en su maestro Rafael María de Mendive, el paradigma de un ser entregado a los destinos de la patria. “De usted es cuánto de bueno y generoso tengo”...

Arnaldo Alfredo Delgado Fernández en Exclusivo 24/11/2024
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El maestro y su discípulo, obra de José Villa Soberón.
El maestro y su discípulo, obra de José Villa Soberón. (Irene Pérez/ Cubadebate)

Hace más de 2000 años Alejandro Magno expresó de su preceptor, el filósofo Aristóteles: “A mi padre debo la vida a mi maestro el ser hombre”. Así reconocía en breves palabras toda la sabiduría que su maestro había depositado en el único hombre capaz, junto a su ejército, de derrotar el Imperio Persa.

Así mismo, Simón Bolívar, cuando juró en el Monte Sacro no dar descanso a su brazo ni reposo a su alma hasta romper las cadenas que ataban a su patria por voluntad del imperio español. Estuvo acompañado de su maestro Simón Rodríguez, principal artífice de inculcar desde niño las ideas independentistas en el futuro Libertador de América.

El Apóstol de la independencia cubana José Julián Martí Pérez, de igual manera vio en su maestro Rafael María de Mendive, el paradigma de un ser entregado a los destinos de la patria. Vio al hombre de ciencia, al padre, al hermano, al patriota y al amigo. En tal sentido sobre este dijo: “De usted es cuánto de bueno y generoso tengo”.

Martí se convirtió en el líder de toda una generación de patriotas que dedicaron la vida a terminar con el martirio que sufría la mayor de las Antillas, víctima del colonialismo español. Luego de caer en combate defendiendo los principios cívicos y patrióticos en los que creía, pasó a la eternidad como el más universal de los cubanos.

Pero valdría la pena preguntarse: ¿Qué hubiese sido de la vida del Apóstol sin su maestro? Que se percató de su genialidad literaria y patriótica, desde su ingreso en la Escuela de Instrucción Primaria Superior en marzo de 1865, centro del que Mendive era director.

Así, a solo un mes de Martí ingresar en el centro, comenzaba Mendive a inculcar en este el rechazo a la esclavitud y el respeto a los hombres paradigmáticos del mundo. Una muestra de lo anterior es cuando decide, junto a otros jóvenes de la escuela, utilizar un brazalete por una semana, muestra de luto, tras el asesinato de Abraham Lincoln, artífice de la abolición de la esclavitud en Estados Unidos.

Gracias a los esfuerzos de Mendive y su labor de convencimiento hacia el padre del Apóstol, logró que fuera admitido su brillante alumno en el Instituto de Segunda Enseñanza De La Habana. Pero lo asombroso no era la admisión de Martí en el Instituto, «no había duda de su genialidad académica», lo significativo era el compromiso de Mendive de costear sus estudios ante la difícil situación económica que atravesaba la familia Martí Pérez.

Tal es la empatía entre alumno y maestro que la familia Mendive llega a ver a Martí como un miembro más y se convierte en el refugio independentista del genio cubano. Tras los sucesos del Teatro Villanueva en 1869, donde resonó el grito de “Viva Cuba libre” el apasionado patriota y maestro es arrestado y conducido a la cárcel habanera y luego al Castillo del Príncipe, donde en varias ocasiones fue visitado por su pupilo. Posteriormente es condenado a 4 años de confinamiento en España.  

Logra trasladarse de España a Estados Unidos donde reside hasta el año 1878. Tras la firma del Pacto del Zanjón y por ende el fin de la Guerra de los Diez Años, Mendive regresa a Cuba. A partir de este momento se desempeñará como periodista, teniendo bajo su dirección el Diario Liberal de Matanzas.

Igualmente continúo su labor pedagógica como director del colegio San Luis de Gonzaga en Cárdenas. En el año 1886 fue trasladado a la Habana a consecuencia de su debilitada salud. El 24 de noviembre del citado año dejó de existir físicamente, pero sus virtudes e ideas patrióticas fueron inmortalizadas en la figura de su pupilo José Martí, que las diseminó y sembró en Cuba, América y en cada pueblo amante de la Libertad y la virtud.


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Arnaldo Alfredo Delgado Fernández

Universidad de Oriente


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