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domingo, 24 de noviembre de 2024

El Manifiesto de Montecristi, bandera de la igualdad racial

Hoy, cuando la inequidad social y la discriminación imperan en el mundo, el llamado Programa de la Revolución del 95 se erige también bandera de lucha por la igualdad racial...

Narciso Amador Fernández Ramírez en Exclusivo 25/03/2020
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Homenaje de los pioneros a José Martí 08
Las ideas antirracistas de José Martí y su defensa del hombre negro tienen permanente vigencia. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

El Manifiesto de Montecristi, escrito en República Dominicana el 25 de marzo de 1895, hace hoy 125 años, se convirtió por derecho propio en el programa de la Revolución del 95 y plataforma programática de la República que debía constituirse una vez finalizada la Guerra Necesaria.

José Martí, en su condición de Delegado del Partido Revolucionario Cubano, y Máximo Gómez, como General en Jefe del Ejército Libertador, fueron los firmantes del relevante manuscrito. El propio Martí, en carta a Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra, le escribía: “Del Manifiesto [...] luego de escrito no ocurrió en él un solo cambio [...] sus ideas envuelven, [...] aunque proviniendo de diversos campos de experiencias, el concepto actual del general Gómez y el Delegado”. En tanto, el viejo mambí dominicano lo calificaría como “el Evangelio de la República”.

Resultó un documento revelador en todos los órdenes, incluido el aspecto racial, pues Martí, con la genialidad política que le caracterizara, fustigó con fuerza aquellas ideas malintencionadas que consideraban la guerra en Cuba como una “guerra de razas”, lastrando la lucha libertaria con el estigma del llamado “miedo al negro”.

Contra esas ideas retrógradas, lamentablemente aún perdurables en ciertos segmentos de nuestra sociedad y bien delineadas en otras geografías, fustigó así el Apóstol de nuestra independencia: “De otro temor quisiera acaso valerse hoy, en Cuba so pretexto de prudencia, la cobardía; el temor insensato, y jamás en Cuba justificado, a la raza negra”.

Definía el Manifiesto de Montecristi: “La revolución, con su carga de mártires y de guerreros subordinados y generosos, desmiente indignada, como desmiente la larga prueba de la emigración, y de la tregua en la isla, la tacha de amenaza de la raza negra con que se quisiese inicuamente levantar por los beneficiarios del régimen de España, el miedo a la revolución”.

El odio racial no era nuevo en nuestra historia. Con el mismo pretexto del “miedo al negro” se atacó la Revolución Haitiana de 1791, y bajo esos mismos prejuicios se estigmatizó la rebelión del negro libre José Antonio Aponte, en 1812; al extremo, que durante años perduró el prejuicioso dicho: “Eres más malo que Aponte”, con el cual se calificaba una actitud reprobable y un comportamiento ruin.

La Revolución triunfante en 1959 puso entre sus prioridades la lucha contra la discriminación racial, basada en los preceptos martianos expuestos en el Manifiesto de Montecristi y otros documentos. El principio de que “solo los que odian al negro ven en el negro odio” fue tomado de bandera para esa lucha sin cuartel.

Sin embargo, las tantas prioridades y los desniveles sociales hicieron que todavía no se avanzara lo suficiente, lo que mereció justas críticas en su momento del propio Fidel y la necesidad de crear en el año 2010 la Comisión Aponte, para liderar, desde la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la batalla contra el racismo.

No obstante, lo alcanzado en Cuba en estos 60 años basta para ser referente mundial del enfrentamiento al flagelo discriminatorio, el estigma racial que llevó a la ONU a proclamar al 21 de marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial y a consagrar su prohibición en todos los instrumentos internacionales básicos de derechos humanos.

Todavía queda mucho en ese largo camino, pues se trata de romper barreras económicas, políticas, jurídicas y de toda índole, incluyendo aquellas subjetividades de la conciencia social que estigmatizaron durante siglos a la llamada raza negra.

No en vano, la Asamblea General de la ONU, en su resolución 68/237, de fecha 23 de diciembre de 2013, proclamó el Decenio Internacional de los Afrodescendientes que comenzó el 1.o de enero de 2015 y terminará el 31 de diciembre de 2024 con el tema “Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo”.

Por eso, a 125 años de la proclamación del Manifiesto de Montecristi, las ideas antirracistas de José Martí y su defensa del hombre negro tienen permanente vigencia, y sus conceptos de igualdad siguen siendo banderas de lucha contra ese estigma social.


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Narciso Amador Fernández Ramírez

Periodista que prefiere escribir de historia como si estuviera reportando el acontecer de hoy


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