Este 6 de febrero todo el pueblo de Cuba celebra el natalicio de Camilo Cienfuegos, ese guerrillero y líder revolucionario que la historia inmortalizó con la muerte demasiado rápido. Basta mencionar su nombre para que sobrevengan la sonrisa amplia, la mirada profunda o la imagen en sepia bañado de pueblo. Y eso está bien, claro.
Pero conviene salir a encontrarse de verdad con Camilo. Con el combatiente, el hijo, el hermano y el amigo. Con el hombre imperfecto de pensamiento y sacrificio. Para que nadie mancille los silencios con inopias y cuentos de camino.
Buscarlo supone de manera irremediable hurgar en los momentos iniciales de la Revolución y escudriñar en los relatos de quienes lo conocieron. Por eso Fidel Castro se antoja un referente obligatorio, no solo por su cercanía, sino por la profundidad de su visión sobre quien fuera, sin ningún tipo de dudas, su amigo:
“Camilo era hombre que amaba las tareas difíciles; pudiéramos decir que era un hombre que amaba las dificultades, que sabía enfrentarse a ellas y era capaz de realizar proezas en las más increíbles circunstancias”.
“Camilo estaba muy claro sobre lo que significaba revolución: no en balde tenía antecedentes revolucionarios en su familia, no en balde fue trabajador humilde, no en balde bebió desde la cuna las ideas revolucionarias, no en balde tenía un tremendo temperamento revolucionario, no en balde tenía un gran alma revolucionaria”.
¿Cómo es que alguien decide sacrificar su vida por un bien mayor? ¿Cómo es que se llega a tener conciencia del valor del esfuerzo?
“Cobra todo su significado la historia de Camilo, no solo por lo que hizo, no solo por sus heroicas proezas combativas, sino también por sus ideas, por sus conceptos, por sus propósitos profundamente revolucionarios. También por eso decía que un día como hoy Camilo sería feliz, y si hay pelea por delante, más feliz todavía; si hay dificultades, más feliz; si hay reto, más feliz; si quedan injusticias por subsanar, más feliz; y si se mantiene en todo su vigor la lucha heroica e histórica de nuestro pueblo contra el imperio, ¡más feliz sería Camilo!”
“El camino de nuestro pueblo, la marcha firme de nuestro pueblo, sin claudicación ni vacilación, sus logros en medio de las agresiones y del bloqueo, sus perspectivas futuras, estoy seguro de que habrían entusiasmado extraordinariamente a Camilo”.
Más allá de sospechas y pareceres hay toda una obra sellada en conciencia y acción. Camilo dejó un legado que compromete, sin excepción, a quién quiera hacer de esta una mejor nación:
“Siempre hemos creído que en el pueblo hay muchos Camilo y en el pueblo hay muchos Che, nosotros tenemos que luchar y tratar de que cada compatriota sea un Camilo o sea un Che. Y no se trata de soñar, es algo en lo que creemos. Esto no quiere decir que lo vamos a lograr de manera absoluta, pero sí debemos luchar de una manera absoluta para que nuestros compatriotas sean como ellos, para que nuestros militantes sean como ellos, hay que luchar por eso. “
“No significa la utopía de que logremos que todos sin excepción lo sean, pero sí podemos lograr que muchos, muchos lo sean, más que suficiente para que este país se crezca más todavía, para que este país avance mucho más todavía, para que este país alcance la gloria de vencer al imperio en su intento de destruirnos y de asfixiarnos, para que este país sea más fuerte que el podrido capitalismo”.
* Las citas fueron extraídas del sitio Fidel Soldado de las Ideas
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