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miércoles, 25 de diciembre de 2024

Por tercera vez al borde del abismo nuclear (+Línea de Tiempo)

Después de la “Crisis de Octubre” en 1962, se ha mantenido el riesgo del empleo de armas nucleares, en las pretensiones de poder de los Estados Unidos y otras naciones...

José Gilberto Valdés Aguilar en Exclusivo 23/10/2022
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Crisis de Octubre
Raúl fue destinado a la región oriental de la isla, Almeida en el centro, y el Che en occidente.

Aquella mañana del 16 de octubre de 1962 cambió la perspectiva política y militar del mundo. En la Casa Blanca, Cuba volvía a ser un punzante dolor de cabeza para John F. Kennedy, luego del desastre mercenario en Playa Girón. El presidente de Estados Unidos recibía las malas noticias:

Un avión espía U-2 había captado fotografías aéreas de bases en Cuba donde los soviéticos preparaban misiles nucleares con el alcance suficiente para aniquilar grandes ciudades de Estados Unidos.

En ese momento histórico poco se conocía de la presencia en la Isla de alrededor de 43 mil militares soviéticos y armamento terrestre, aéreo y naval de todo tipo, incluido cohetes balísticos y nucleares,  desde hacía meses en la Isla, como parte de la denominada Operación Anadyr.

I

La superpotencia se alarmó. El clímax de Crisis de Octubre (de los Misiles) se produce el 22 de octubre, cuando Kennedy explicó por televisión:

 "He ordenado a las fuerzas armadas que se preparen para cualquier eventualidad".

Unos 200.000 soldados norteamericanos se concentraron en el estado de la Florida, a unas noventa millas de las costas cubanas.

Adelantándose tres horas a las declaraciones de Kennedy sobre la amenaza militar, el Comandante en Jefe Fidel Castro llamó ¡A las armas!. El periódico de circulación nacional “Revolución” publicó un gran titular LA NACIÓN EN PIE DE GUERRA. Entre el 22 y el 28 de octubre el pueblo y el mundo están a las expectativas de los detalles en las intervenciones del Líder de la Revolución Cubana en emisoras de televisión y radio, al igual que en la prensa escrita.

Lo que no pudieron calcular los señores de la guerra fue la reacción de un pueblo, sereno e intransigente, dispuesto a jugársela el todo por el todo ante un evidente ataque de los Estados Unidos. El archipiélago cubano de punta cabo, se estremece por la vorágine de alrededor de 300 mil milicianos y milicianas, combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, marchaban hacia sus puestos de combate.

¿Qué pasaba en Cuba?

Eran los tiempos de revolución, en los cuales la vida de los cubanos trascendía en nuevos quehaceres y responsabilidades, motivados por las tareas transformadores del momento. Por un lado, la alfabetización y las seductoras leyes que beneficiaban a todos y por otro el enfrentamiento a la agresividad de la CIA en la lucha contra bandidos, invasión mercenaria, sabotajes de todo tipo y campañas diversionistas para desarticular  los nuevos objetivos sociales de la población.

Dos grandes atrincheramientos populares habían precedido a esos días de octubre en la Isla: el primero cuando el cambio de mandato presidencial en los Estados Unidos  -- Dwight D. Eisenhower por John F. Kennedy —y, después, en abril del 61 para la derrota de la invasión mercenaria por Girón y poner bajo ojo a la “gusanera” (reacción interna).

El desenlace de la tensión belicista extendida por trece días fue agravioso para Cuba, pues no se tuvo en cuenta en el pacto negociador entre Kennedy y el primer ministro Nikita Jruschov, con la promesa de que Estados Unidos nunca invadiría a la isla antillana y la URSS  retiraría los cohetes y otros armamentos. Por otra parte, se trató el tema de la  retirada de los misiles estadounidenses emplazados en Turquía que amenazaban al territorio soviético.

En la conferencia de La Habana en octubre de 2002, al tocar el tema del retiro inconsulto de los misiles vimos a Fidel Castro volver a indignarse, como en aquellos días, a medida que hablaba:

“Lo que yo vi era lo más parecido a una capitulación. ¡Han cedido! El 26 de octubre enviaron el primer mensaje, medio dulzón, al gobierno de Washington. ¡Actuaban en forma precipitada! . ¡En esas circunstancias hay que mantener los nervios, y los nervios se perdieron, cuando se aceptan las exigencias a cambio de una promesa! [...] Cuando vi el acuerdo, vi un retroceso sin freno. Pedimos que quedara algo simbólico, una unidad al menos: si no se llevaban todo, hasta el último soldado. Esperábamos que nos dejaran todo lo que no fueran armas nucleares. [...] ¡Se había producido un retroceso total! Nosotros no creíamos en una garantía de palabra. Pero lo que más nos ofendía era el tipo de acuerdo y la forma en que lo hicieron. ¡Era ridículo! ¡Garantía con ataques piratas, con bloqueo, con planes de asesinato, con base naval en nuestro territorio! ¡La base naval de Guantánamo está por la fuerza! Y jamás hemos hecho un acto hostil contra esa base, que es una provocación. [...] Hubo errores políticos y debilitamiento moral [...]”

Aquella fue la primera vez, con los pies al borde del abismo nuclear.

II

El peligro de un holocausto de la humanidad había cambiado de terreno en días similares el año 2010. Fidel hace el llamado de alerta en un mensaje del 15 de octubre contra la Guerra Nuclear.

Hoy existe un riesgo inminente de guerra con empleo de ese tipo de armas y no albergo la menor duda de que un ataque de Estados Unidos e Israel contra la República Islámica de Irán, se tornaría, inevitablemente, en un conflicto nuclear global. […]

Los pueblos están en el deber de exigir a los líderes políticos su derecho a vivir. Cuando la vida de su especie, de su pueblo y de sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el respeto a ese derecho; mañana sería demasiado tarde. […]

El propio Albert Einstein afirmó textualmente: "No sé qué armas se utilizarán en la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta Guerra Mundial usarán palos y piedras".[…]

El centro de las nuevas tensiones estaba localizado en las pretensiones de los Estados Unidos y otras potencias mundiales para frenar el desarrollo nuclear de Irán, ante la sospecha que podría devenir en  bombas de destrucción masiva.

Las potencias mundiales, incluido Estados Unidos, quieren frenar el programa nuclear de Irán para evitar que desarrolle una bomba nuclear. Finalmente, a mediados del año 2015  se llega al acuerdo entre la nación persa –mantendría el quehacer con fines pacíficos-- y el gobierno norteamericano y otros cinco países. Tres años después, Donald Trump anuncia el retiro del pacto.

III

Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el mundo hay unas 13 400 armas nucleares, pues ha marchado muy lento del desarme y no proliferación de tan peligroso armamento. Alarmante resulta la propuesta en las altas esferas militares que promueven el empleo de misiles balísticos tácticos, con pequeñas ojivas nucleares, de rápido despliegue en los campos de batalla. Si el poder destructivo oscila entre uno y cien kilotones, ¿Sería realmente tan limitado el efecto cuando la bomba lanzada en 1945 sobre Hiroshima era de 15 kilotones?

Por tercera vez, el mundo está al borde de un holocausto nuclear. Como una espada de Damocles, la posibilidad del empleo de esta arma de destrucción masiva pende sobre el actual conflicto entre Rusia y Ucrania. Por un lado, están los Estados Unidos y la OTAN  con indiscutible apoyo financiero y armas de todo tipo a Kiev, no miembro de ese tratado político-militar, junto a una política de sanciones económicas a Moscú, que defiende su soberanía y mantiene su posición respecto a las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, así como las regiones ucranianas de Jersón y Zaporozhie.

Otro presidente norteamericano, Joe Biden, lidera las manipulaciones del conflicto internacional, y recientemente causó alarma cuando declaró que el mundo está "bajó el riesgo más elevado de una catástrofe nuclear o Armagedón" desde la Crisis de Misiles de Cuba de 1962, sin embargo el Gobierno estadounidense no tiene ninguna prueba de que  Vladimir Putin esté planeando usar armamento nuclear. Las posibilidades son bajas.

En cada rincón del mundo no se sabe cuáles serán las noticias de la próxima mañana. En una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la humanidad.

 

 


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José Gilberto Valdés Aguilar

Se han publicado 1 comentarios


Juan Carlos Subiaut Suárez
 26/10/22 10:33

El pasado 22 hizo 60 años de aquella tarde en que el presidente de EE. UU. JFK, habló y se inició la crisis internacional más grande desde la Segunda Guerra Mundial, la única hasta hoy que ha puesto al mundo al borde de una guerra nuclear. Pero no podemos hablar de la Crisis de Octubre como un hecho aislado, sino como consecuencia de un fenómeno amplio que inició desde mucho antes con la histórica ambición injerencista de Estados Unidos con este pequeño archipiélago del mar Caribe, y de otros conflictos paralelos de índole similar en el mundo, que en este caso también implica a la superpotencia de la, entonces, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS. Los acontecimientos que tuvieron su punto cumbre finalizando el año 1962 favorecieron un complejo ambiente geopolítico que trascendió la región, puso, por primera vez, a Cuba en el mapa internacional, y mantuvo en vilo a la humanidad.

Por otra parte, en octubre de 1962, con o sin misiles, se iba a producir una crisis en el Caribe; porque Cuba, como siempre lo había hecho, iba a defender su independencia, soberanía y dignidad nacional. EE UU tenía incluido, dentro de la operación Mangosta, una invasión militar a la isla precisamente para esa fecha. Este peligro eminente, conocido por las autoridades de la Isla y de la URSS influyó en el paso dado por los soviéticos en mayo de 1962 de proponer la instalación de cohetes nucleares de corto y mediano alcance en Cuba. El hecho de que la crisis cambiara de contenido y de hecho se produjera después de las revelaciones de Penkovski y su posterior confirmación a través de las fotografías espías de los U – 2, no cambia nuestra valoración de que fue un capítulo tenso, pero con un antes y un después, de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

La Crisis de Octubre o como también se le conoce, Crisis del Caribe, Crisis de los Cohetes o Crisis de los Misiles, confirmó fehacientemente la idea planteada por Fidel, respecto a que la defensa de la Revolución depende de la disposición y el patriotismo de sus hijos de combatir hasta la última gota de sangre, pues es indispensable pensar más en su fuerza propia que en la ayuda exterior que podamos recibir. Mediante la actuación decidida y el aferramiento a los principios del pueblo y sus dirigentes, Cuba conservó lo esencial, su soberanía y su Revolución, frente a la necesidad de hacer concesiones y retroceder que cualquier analista serio hubiera podido aconsejar. El mayor de los peligros que nuestro pueblo enfrentó en aquella prueba no fue el del exterminio nuclear, sino el de la claudicación. Esta vez no hubo Zanjón, pero fue necesaria, como entonces, la intransigencia y el coraje que hicieron retroceder incluso a los que pretendían humillarnos, imponiéndonos la inspección de nuestro territorio. Aquel no, junto a los cinco puntos, se convirtieron, así, en un Baraguá del siglo xx.

Octubre de 1962 fue el climax del enfrentamiento entre EE UU y la URSS que, paradójicamente, llevó a las dos superpotencias a convenir que debían controlar y limitar sus contradicciones. Pero, considerando la peligrosa situación actual en relación con la guerra en Ucrania y su posible conversión en un conflicto nuclear, la única lección que aprendieron los norteamericanos y los soviéticos en 1962 era que debían buscar soluciones de comunicación para «enfriar» la guerra fría, incluso apareció el teléfono rojo y, sin importar personalidades actuales de un lado o de otro, ninguno, incluso Putin, tiene el calibre para obtener mejores resultados, por lo que el desenlace actual, incluyendo las pretensiones rusas, de las regiones en pugna y del resto de Ucrania, también debe pasar por la mesa de negociaciones.

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