La respuesta al título quizás deba ser… Sí y ¡No! El tema, claro está, es la brillante actuación de Cuba en el recién finalizado Campeonato Mundial de Taekwondo, en la ciudad mexicana de Puebla: ¡Histórico segundo lugar por naciones, con dos medallas de oro y tres de bronce!Los más escépticos, o poco informados, se habrán pellizcado para ver si es verdad.
Los que subieron a lo más alto del podio (vamos a rendirle un rápido honor con su mención) fueron la habanera Glenhis Hernández (división de los 73 kilogramos) y el santiaguero Rafael Alba (87). En bronce quedaron el también indómito Robelis Despaigne (+87) —igualmente tercero en los Juegos Olímpicos de Londres 2012—; la capitalina Yania Aguirre (49) y la granmense Yamisel Núñez (53).
Esa cosecha los colocó por detrás de los sudcoreanos (seis de oro-tres de plata-una bronce=diez en total), y por delante de los anfitriones (una-dos-una=cuatro), los rusos (una-dos-una=cuatro) y los iraníes (una-dos-cero=tres).
Una precisión: elTAE (pie)-WON (puño)-DO (camino), es un deporte proveniente de un arte marcial precisamente de origen coreano.
Hubo 125 delegaciones, y el total de atletas resultó de 850.
Vayamos atrapando un conejo primero y otro después.
OTRO ASALTO
Una interrogante: ¿Por qué en parte no resultó sorprendente?
A pesar de que nuestros compatriotas comenzaron su práctica hace relativamente poco tiempo, en 1986, en un principio captando a karatecas, enseguida comenzaron a mostrar esperanzadores progresos.
El ejemplo más visible es que apenas este deporte entró en el programa de los Juegos Olímpicos, en los de Sydney, Australia 2000, se comenzó a tejer una cadena de ganar al menos una presea que se mantuvo en Londres 2012, con el bronce antes citado ganado por Despaigne. Esa justa, por cierto, dejó una sensación: a los cubanos pareció faltarles confianza de que podían ser campeones. Y en cuanto se reanudaron los entrenamientos se comenzó a profundizar un serio trabajo psicológico contra esa seria deficiencia.
No se puede olvidar que antes de llegar a Puebla nuestros compatriotas habían archivado en anteriores certámenes del orbe un total de una de oro-tres de plata-tres de bronce=total de siete. La única corona, se impone el recordatorio, había pertenecido a Gessler Viera (68), en Beijing 2007.
Y tampoco se puede olvidar lo dicho horas antes del primer combate por Carlos Banasco, el entusiasta comisionado nacional, sobre las posibilidades de los cuatro varones y las cuatro hembras, nuestra segunda delegación más numerosa a mundiales (la otra fue de 10):
“Si hacemos un análisis en todas las divisiones del masculino tenemos posibilidades de medallas, ellos se encuentran en plenitud de facultades. En el femenino, Aguirre fue quina en un mundial; Yamisel debutará; Glenhis y Nidia ya fueron a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, y a los Panamericanos de Guadalajara 2011”, vaticinó con pleno optimismo.
LA OTRA CARA
Otra interrogante: ¿Por qué en parte sí resultó sorprendente?
El total de cinco metales alcanzados en Puebla excede en tres lo máximo conseguido en el par de justas en que al menos se lograron dos. La primera vez aconteció en Hong Kong 1997: plata de Alfredo Escobar (83) y bronce de Nelson Sáenz (+83). La segunda en Beijing 2007: oro de Viera y bronce de Yaimara Rosario (55). Vamos a escribirlo de nuevo: nunca antes se habían ganado tantas medallas…
No es todo: en al aire se percibía el sabor agridulce de Londres 2012, donde se participó con tres competidores. Despaigne (+80) —en este párrafo guiándonos por las divisiones olímpicas— pudo llegar más lejos que al bronce (él mismo lo reconoció). Glenhis Hernández (+67), oro panamericano en Guadalajara 2011, y la capitalina Nidia Muñoz (57), oro en el Abierto de Holanda 2012, también dejaron tareas pendientes.
Quedaba por ver si el trabajo psicológico resultó efectivo.
Y para colmo no existieron antes de Puebla competencias exigentes que pudieran ponerlo a prueba, pues dentro de esa categoría no incluimos el Abierto de La Habana.
Por todas esas razones se iba un poco a ciegas, esperando una buena actuación por la calidad de los entrenamientos en casa, pero por lógica no un desempeño tan elevado.
La prensa internacional, principalmente la de la nación anfitriona, no escatimó elogios en sus títulos: “Increíble, pero cierto”, “Tormenta del Caribe en Puebla”, “Cuba hace historia”…
Hubo incluso una jornada histórica, en la cual se conquistaron las dos de oro y una de las de bronce (la de Despaigne).
Los progresos mostrados por los taekwodocas cubanos, en el Campeonato Mundial de Puebla 2013, es de esperar sean tenidos en cuenta a la hora de elaborar nuevas estrategias.
En primer lugar para mantenerlos dentro de la categoría de deporte priorizado, y que esa condición se haga más visible en el camino que falta hasta los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
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