De los pronósticos iniciales a lo que está sucediendo en la temporada cubana de béisbol el trecho es enorme, y no es porque quienes se aventuraron en los vaticinios se hayan tirado en piscinas sin agua, sino porque la serie ha dado un giro brusco por razones que, lamentablemente, emparejan equipos, pero reducen calidad.
Cuando se juega el último tercio, Matanzas, el equipo que antes del play ball se jactaba de la nómina más poderosa está agonizando en un «empuja aquí, empuja allá», por uno de los últimos cupos a la postemporada.
De aquel conjunto impecable, con dos figuras o más por cada posición al campo y un picheo balanceado y con funciones claramente definidas, queda poco; con los suplentes asumiendo protagonismo, y los vaticinadores ya no dicen lo mismo de los fieros Cocodrilos.
Las bajas por fichajes en ligas extranjeras también han dejado indefenso al mejor cuerpo de lanzadores del día inaugural, el del equipo de Pinar del Río; y el campeón, Granma, tendrá que encomendarse a otras deidades, luego de que los primos Santos partieran para México.
Y así pasa con otros conjuntos, y pasará en lo que resta de campeonato, pues aún la pasarela está abierta, en lo que resulta un proceso natural en estos tiempos.
El béisbol se articula en una amplia red de circuitos profesionales que está en operaciones casi todo el año. Cada vez será más difícil ver a nuestros mejores jugadores con sus equipos provinciales, salvo que haya ajustes en el calendario de la temporada o se conciba un torneo que sea lo suficientemente atractivo para que pueda competir con los mercados foráneos.
Visto así el escenario actual, es normal entonces que la Serie Nacional transite por cauces no previstos al valorar las listas de entrada de cada plantel.
El Matanzas-Granma del año pasado no parece muy probable esta vez. (Abel Rojas Barallobre)
Sin embargo, no se puede negar que el campeonato está interesante. Va a tener rivalidad hasta el último día, aunque no sean partidos de alta calidad y una hoja no alcance para enumerar los desaciertos tácticos y en la ejecución de los fundamentos de juego.
La tendencia de las estadísticas apunta, semana tras semana, a un incremento de los números ofensivos; el picheo sigue en caída, y no ha logrado siquiera, parece que no sucederá, emparejar la cantidad de bases por bolas con los ponches.
La efectividad de los lanzadores anda por 5.25 y el promedio de hombres embasados por innings es nada halagüeño, da pena, incluso, decir el dato: 1.70, un horror.
No se deben esperar otras métricas, cuando el promedio de la velocidad de la recta no pasa de 84 millas por hora, lo que en otras ligas se corresponde con el cambio de bola, y a pesar de ello, los porcentajes de batazos de rolling son muy altos respecto a los de aire, como si no fuera posible hacer ajustes en el swing con una bola que demora lo mismo que un tren lechero en cruzar la Isla.
Tienen más opciones de clasificar e, incluso, de avanzar en los play off, aquellos equipos considerados entre los mejores que logren conservar a la mayoría de sus titulares. La estabilidad de las nóminas es la clave.
Se confirma con los dos equipos que lideran la tabla de posiciones: Sancti Spíritus y Ciego de Ávila, y también el ocupante del tercer puesto, Mayabeque, uno de los más estables durante la justa, no ha tenido que ceder, aún, atletas.
Las Tunas está aprovechando al máximo a su as del picheo, Carlos Juan Viera (segundo en ponches (59), y Santiago de Cuba va a sentirse mucho la baja de Yoelkis Guibert, actualmente el que más carreras empuja en la serie (55). Ambos deben viajar a cumplir sus compromisos profesionales antes del que concluya la fase preliminar de la Serie Nacional.
La paridad entre las nóminas sobrevivientes es la clave de que ahora mismo algunos conjuntos que parecían con menos opciones para avanzar sigan metidos en ese amplio bolsón que ocupa el perímetro del ecuador de la tabla de posiciones.
Que cuatro equipos compartan el octavo lugar, entre ellos, Matanzas, Pinar del Río, y la guerrilla de La Isla, y que haya otros elencos pegados lo mismo por encima que por debajo, garantiza, al menos, un final emocionante, pero le repito: no sea muy exigente con la calidad. O tendrá que seguir los juegos cerca de los frascos de medicamentos para la presión y el corazón.
Y mientras se deciden los clasificados a los play off, hay otras controversias igual de electrizantes. La de los jonroneros es la más mediática de todos. Este domingo, el guantanamero Pedro Pablo Rebilla sacudió tres bambinazos en el primer de un doble juego y volvió a tomar el liderazgo en solitario con 17 bambinazos.
El muchacho de los Indios del Guaso está en un prolongado y ameno derby con el avileño Alfredo Fadraga (16).
En el picheo, lo de Hermes González no tiene nombre. Forma parte del equipo que ocupa el último lugar en el ordenamiento y él es que más juegos ha ganado en la temporada, único con diez. Llegó a esa cifra el pasado sábado, luego de trabajar durante ¡diez entradas! para asegurarse la victoria.
De un lado hay jóvenes que alientan y también quedan varios experimentados que buscan dejar una huella en los récords: Dánel Castro quiere retirarse como el líder en jits en series nacionales y Frederich Cepeda está posteando cifras a la altura de su tamaño como jugador. Pero de eso hablaremos, en una próxima entrega.
¿Y quiénes jugarán la final? Conmigo no cuente para un pronóstico con estos truenos.
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