Pinar se yergue, Matanzas se afinca

Se ha ido el primer tercio de la temporada cubana de béisbol para jugadores menores de 23 años y todavía no salimos del asombro por la ocurrencia de hechos que no debieran suceder. Y no hablo solo de asuntos técnicos o tácticos.

Parece que el sol calienta más que el cuerpo, sus latigazos se sienten en la mente de atletas, técnicos y hasta cargabates. No hay jornada en que los árbitros no tengan que mandar a alguno a las duchas para que refresquen su indisciplina, y el jueves, en el segundo partido de una doble cartelera entre Artemisa y La Habana, hubo un número de expulsados que si no es récord anda cerquita: once para las gradas.

Según los partes diarios enviados diligentemente por los organizadores de la serie, los que protagonizaron ese escándalo están inhabilitados hasta que se tomen otras medidas correctivas. Esperemos que sean lo suficientemente severas como para disuadir a quienes están locos por blandir un bate o arremeter con los ampayas. Lo que no se corrija a tiempo, luego sale en la serie élite, y hasta en eventos internacionales.

Si es bueno que haya un llamado a la cordura en el terreno, también hay que cantarle un strike a la industria deportiva porque no había concluido la primera vuelta y ya había uniformes sin letras y no todos los jugadores están satisfechos con la numeración.

Hacía tiempo un campeonato de pelota no era tan cuestionado por problemas de organización y logística. Los dirigentes del deporte, que tratan de esforzarse para superar el mal momento, están emplazados a redoblar su trabajo, a no dormir mientras haya un asunto pendiente. Porque este torneo no es uno más. Tiene un significado muy fuerte para los jóvenes en un momento crucial de sus carreras.

LA SERIE POR DENTRO

En asuntos competitivos, Pinar del Río terminó la primera vuelta como líder del grupo A, el de la Muerte, tras doblegar en un choque pendiente a La Isla y romper el abrazo en la cima. Pero la ventaja no es mucha, una raya sobre los Piratas y dos sobre La Habana.

Dicen que con pitcheo y defensa se gana un campeonato y los Vegueros andan primeros con el guante (.971) y segundos en efectividad de sus lanzadores (2.89), se blasona de ser uno de los dos cuerpos de pitchers que promedian por debajo de tres limpias por juego.

En el apartado B, aunque hubo un repunte de Villa Clara que barrió a Mayabeque, todavía está lejos de Matanzas, único que ha llegado a nueve victorias en la campaña.

Los Rojos fueron el mejor conjunto de la primera vuelta y su cadena de siete éxitos seguidos sigue siendo la racha ganadora más larga de esta serie, pese a que los Piratas isleños se les acercaron a un triunfo de igualarla recientemente. Los matanceros son terceros en bateo (.305) y primeros en pitcheo (2.67).

Cienfuegos es el rival más fuerte que han enfrentado los Cocodrilos, único que les arrebató dos triunfos en el segmento inicial y que podría animar una interesante puja por el único boleto que otorga cada grupo para el play off semifinal.

Los sureños llegaron a esa instancia en la temporada de 2018 y ahora son los de más alto slugging (.452), producto, sobre todo, de 11 jonrones, líderes también en ese casillero. Entre Alexander Sevilla y Daniel Pérez han sonado seis palazos de vuelta completa (tres cada uno), mientras Félix Rodríguez tiene dos.

El B es el grupo en el que más carreras se anotan, pues Matanzas (100), Cienfuegos (79) y Villa Clara (75), ocupan los tres primeros lugares por ese orden en toda la justa.

Sus bateadores lucen buen tacto y paciencia, acumulan 63 boletos, son de los que más se embasan por esa vía, y la misma cantidad de ponches, por debajo de la media. Su proporción de 1x1 está ente las mejores cuatro de la serie, y a tono con las tendencias actuales a la ofensiva exhiben 1.15 rodados por cada línea o fly conectado, cuando hay equipos cuya media está por encima de dos.

El relevista José Córdova se ha apuntado cuatro unidades por juego salvado y comparte con el pinareño Frank Álvarez el liderato. Su actuación descuella en un staff cuya efectividad es de 5.21 y su WHIP de 1.64, indicadores que están por encima de la media.

Con la barrida ante Mayabeque, Villa Clara mejoró un poco su pésima imagen de inicios de campaña. Aún tiene balance negativo y dos equipos por delante, lo que en un calendario de solo 36 juegos es difícil de remontar, pero no imposible.

Un promedio de carreras limpias de 6.27 y WHIP de 1.95 no tienen nada que ver con la calidad de su pitcheo, en el cual figuran talentos de mucha proyección. En la mala gestión de su staff radica la razón principal por la cual tienen un diferencial de carreras negativo (75 anotadas y 89 permitidas); son los terceros que más vueltas completas le dan a la ruta, ¡muy bien!, pero los segundos a los que más les anotan, ¡muy mal!.

Pese a los desaguisados, el torneo avanza. Pudiera caminar más firme, seguro, con otros incentivos. A veces, parece que se celebra para cumplir con un calendario, cuando en este evento, reitero, se juegan muchas cosas que impactan en el destino de la pelota cubana.

En una próxima entrega escribiremos de la zona oriental, donde Ciego de Ávila se enrumba a su primera postemporada. ¿Podrá?

Síganos y coméntenos. Discrepe. Que aquí nadie se poncha si el envío es por zona buena, que quiere decir, para salvar nuestro béisbol.

Este domingo empieza la segunda vuelta: PRI-ART, IJV-HAB, CFG-MYB, MTZ-VCL, LTU-CAV, SSP-CMG, SCU-HOL y GRA-GTM. (Los primeros mencionados son los visitadores).

Tabla de posiciones