Lo que no escribimos…

Nos quedamos con una baraja debajo del brazo (¡un as!). Ocurrió en nuestro trabajo anterior. El tema: la participación de los luchadores cubanos en los Campeonatos Mundiales (en Nur-Sultán, Kazajistán, desde ayer sábado 14 hasta el próximo domingo 22). ¿Y cuál es esa baraja? Un poquito de paciencia…

Se trata de algo espectacular. Y es que ellos han tenido algo así como un toque casi mágico, como hemos escrito antes, digno de Mandrake, desde inicios de la década de los ochenta del siglo pasado. Ha sido… mantener la cadena de ganar cada año al menos una medalla en los Campeonatos Mundiales. ¡Y a esa cadena medio increíble se le han puesto ya 27 eslabones! Se impone un recordatorio: en cada ciclo se disputan tres Campeonatos Mundiales (solo no los hay en el año de los Juegos Olímpicos).

Pero antes de seguir avanzando un poco más se impone un segundo recordatorio: previo al celebrado en 2005, en Budapest, se efectuaban en distintas sedes los del estilo libre y el de la grecorromana. Entonces el de Budapest 2005 fue el último con aquella característica. Era necesaria una fusión en  aras de fortalecer el espectáculo…

Quiere decir todo lo anterior que esos 27 eslabones empezaron a partir de lo acontecido en uno de los dos del ya lejano 1982, aunque las primeras medallas se habían logrado en el de México 1978, ambas de bronce, gracias a Luis Ocaña y Bárbaro Morgan.

No hace falta escribirlo. Pero vamos a hacerlo. No siempre fue así. Y nos lo recordó hace poco el hombre mejor preparado para hacerlo: el voluntarioso Gustavo Rolle, considerado el padre de la lucha cubana, exaltado el año pasado al Salón de la Fama de la unión internacional de este deporte, quien siempre confió…

“La confianza ofreció los primeros frutos cuando en Campeonatos Mundiales o Juegos Olímpicos empezamos a quedar en quintos o sextos lugares. Ello me daba la confianza de que se podía. En los primeros momentos hubo quienes se reían de nosotros. Hoy nos respetan. Lo piensan cuando tienen que enfrentarnos. Cuba es la nación que más ha progresado en los últimos 25 años. Pasamos de ser un deporte de poca tradición aquí a una potencia”.

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NÚMEROS IMPRESIONANTES

Los números son impresionantes: Nuestros compatriotas habían ganado, antes de los primeros desenlaces ahora en el mundial de este año, 105 medallas, divididas en 29 de oro, 28 de plata y 48 de bronce.

La división por estilos coloca a los de la libre masculina con 55 (12-17-26), y a los de la grecorromana con 49 (17-11-21).

Ahhh… pero esa cuenta da 104 medallas y escribimos 105. Es imprescindible detenernos aquí un momento porque falta una de la lucha femenina. En el de Budapest 2018 por primera vez una cubana subió al podio: Lianna de la Caridad Montero (división de los 55 kilogramos), quien terminó con bronce. La faena terminó siendo calificada, cuando se seleccionó a nuestros atletas del año, como “el suceso del 2018” del deporte cubano.

MEDALLAS

“Las dos primera de oro fueron logradas en los Campeonatos Mundiales de Budapest 1985y 1986 por Raúl Cascaret”, agregó Gustavo Rolle, quien fuera entrenador del gran campeón al inicio de su brillante carrera.

Y si hablamos de medallas… ¿recordamos las de los anteriores Campeonatos Mundiales, los de Budapest 2018?

Nuestros compatriotas ensartaron cinco preseas. Los libristas conquistaron cuatro de ellas: el oro de Yowlys Bonne (división de los 61 kilogramos), y tres de bronce: Alejandro Valdés (65), Franklin Marén (70), y la ya mencionada primera de una cubana en toda la historia: Lianna de la Caridad Montero (55). El equipo masculino terminó en cuarto lugar, lo cual le dio clasificación para la siguiente Copa del Mundo. La quinta presea, también de bronce, correspondió al grequista Oscar Pino (130).

Ahora queremos dejar una alerta. Es muy posible que cuando usted lea este comentario ya existan 28 eslabones en esa cadena mágica fruto del esfuerzo. Y no gracias a Mandrake…