Hoy traigo una invitación para los lectores: vayan en busca de sus almanaques. Y marquen que desde este sábado (16 de septiembre) hasta dentro de dos domingos (24 de septiembre) tendremos los Campeonatos Mundiales de Luchas. Sí, hay bastante en juego para Cuba…
Pero antes de entrar a los colchones quiero recordar, sin demorarme un párrafo más, el postulado tan usado en novelas policiacas de que “el asesino siempre regresa al lugar del crimen”. En este caso, ha sido la víctima (¡nuestros luchadores!).
La esperada porfía tiene como sede, al igual que el año pasado, a Belgrado, la capital de Serbia, donde nuestros compatriotas vieron interrumpida una larga cadena de ganar, al menos, una medalla cada año, lo cual fue alertado aquí en Cubahora.
Un recordatorio: cuando se bajó el telón en el Mundial de Belgrado 2022 quedó claro que el de 2023 sería en la ciudad rusa de Krasnoyarsk, pero le fue retirada la sede por el conflicto bélico de esta nación con Ucrania. Y entonces se le volvió a otorgar la sede a Belgrado…
¿Cómo fue esa racha mágica de Cuba que mencioné? Las luchas, a diferencia de otros deportes, celebran tres mundiales en cada ciclo olímpico (que son de cuatro años). Y hasta 2005, cada estilo se efectuaba en una sede diferente.
Quiere decir que, antes de Belgrado 2023, en los últimos 28 años, en los mundiales en los que habíamos participado, y casi no hemos dejado de asistir a ninguno, se alcanzó al menos una presencia en los podios.
La racha se rompió porque nuestros luchadores, por varios motivos, no pudieron llegar bien preparados. Quizás, de no haber sido por ello, otro gallo hubiera cantado… Pero no tiene vuelta atrás, salvo para sacar experiencias. El primer reto ahora es este mundial. Y después los Juegos Olímpicos de París (del 26 de julio al 11 de agosto de 2024).
¡MIL LUCHADORES!
Se espera que entren al ruedo unos mil luchadores en los tres estilos (grecorromano, libre masculina y libre femenina). Y aunque muchos se consideran listos para buscar una medalla, otros tendrán en la mirilla un objetivo también muy importante: una de las 90 clasificaciones para los Juegos Olímpicos de París.
Los ansiados boletos rumbo a la Ciudad Luz los alcanzarán, en cada una de las divisiones, los cuatro medallistas (oro-plata-dos bronce), más el ganador de la pelea entre los perdedores de los combates por la de bronce (cinco en total).
Las mayores posibilidades para Cuba, aunque no son las únicas, recaerán en dos exponentes de la grecorromana, por su calidad, palmarés, y por haber sido, por mucho, los que mejor pudieron cumplir la llamada “ruta crítica” (es decir: la preparación).
Uno de ellos, por supuesto, es Luis Orta (división de los 67 kg), campeón de los 60 kg en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El otro es el súper completo Oscar Pino (130 kg), ganador de una medalla de plata y dos de bronce en mundiales. Pino compite el viernes 22 y Orta, el domingo 24.
Ahora solo van tres de los seis campeones de la grecorromana en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, según leímos en el sitio de la Federación Internacional. El húngaro Tamas Lorincz (77 kg) se retiró; el ruso Musa Evloev (97 kg) desapareció del radar competitivo, y “se espera que Mijaín López, quien ganó su cuarto oro en 130 kg, compita en los Juegos Olímpicos de París”.
Los tres que han vuelto son el iraní Mohammadreza Geraei (67 kg), quien después ganó oro y plata en los mundiales de Oslo 2021 y Belgrado 2022; el campeón de 60 kg Luis Orta, “que subió a 63 kg el año pasado y ahora está en 67 kg, en un intento por ganar su segundo título olímpico”; y el tercero es el ucraniano Zhan Beleniuk (87 kg), apenas en su segunda competición tras vencer en enero en el Grand Prix de France Henri Deglane.
¿Volverán las medallas de los luchadores cubanos?
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