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sábado, 21 de diciembre de 2024

La olimpiada en los debates callejeros cubanos

Las pasiones suelen influir en los razonamientos; quizás esté ocurriendo esto entre los cubanos...

Félix Arturo Chang León en Exclusivo 21/08/2016
1 comentarios

Desde antes de las Olimpiadas, las tertulias callejeras han estado centradas también en discusiones, casi siempre, llenas de críticas ácidas hacia lo que califican de retrocesos en la calidad del deporte,  especialmente en lo que se refiere al beisbol, lo cual consideran que favorece al futbol de otras latitudes.

Cualquiera podría confundirse en esos debates, pues lo mismo quienes están a favor de un criterio que los que están en contra, afirman o hacen creer que basan sus opiniones en datos estadísticos oficiales avalados por instituciones.

Si alguien escucha los argumentos y observa cómo son expuestos, fácilmente podría creer que está en presencia de un especialista en la materia, sobre todo si es uno de esos que mientras mayor es el apasionamiento, con más calma se comporta.

En esta ocasión tratamos asuntos deportivos, pero también ocurre igual en las conversaciones callejeras si discuten sobre política internacional, medicina, economía cubana o mundial, nanotecnología, y hasta en charlas que afirmen o nieguen la vida extraterrestre.

Estos apuntes sintetizan lo escuchado en las zonas de wifi en el parque Vidal de Santa Clara, el boulevard de Sancti Spíritus; el parque Martí de Ciego de

Ávila, en Morón; en Trinidad, así como en otras localidades cubanas.

En el municipio avileño de Ciro Redondo, un bicitaxista que a manera de tapasol coloca en su triciclo una bandera del Real Madrid, pide a sus interlocutores valorar que no es lo mismo quedar en el lugar que fuera en las Olimpiadas antes de 1990 que ahora, cuando hay más países después de la desintegración de la Unión Soviética y la desaparición del campo socialista.

Alguien que dice haber sido practicante de esgrima en campeonatos provinciales de Villa Clara asegura que el deporte se ha debilitado debido a la cantidad de atletas que han abandonado el país; pero otro rebate que lo fundamental radica en las facilidades para que entrenadores del patio trabajen en otras naciones, lo cual permite que preparen deportistas para enfrentarse especialmente a los cubanos.

Como una evidencia de que la discusión entre pelota y balompié era continuación de otras anteriores, uno de los participantes en la tertulia callejera les recordaba la ocasión en que les enseñó un recorte de Granma del año 68 del siglo pasado, donde había una breve reseña de un encuentro de fútbol escrito por Elio Constantín.

Ese periodista -afirmaba- era el único que hablaba de fútbol en ese tiempo, y se lo publicaban porque creo que era el subdirector del periódico. En esa época nadie le hacía caso a ese deporte, generalizado porque lo han puesto en la televisión, así que ahora, nada tiene de malo que haya tantos fanáticos del más universal de los deportes.

Tiene que haber masividad, pero no masividad con mediocridad –comentaba una joven-, y lo que no puede haber es elitismo, pero sí hay que tener una cantera para crear buenos equipos. Y otra cosa es practicar deportes como medio de formación integral.

Entre varias personas hablando, una de las voces dijo: “No, no tiene nada de malo que a unos les guste la pelota y al otro, el fútbol, o que nos gusten los dos, yo disfruto lo mismo uno que el otro”.

Creyendo estar en medio de desconocidos, en el parque Martí de Ciego de Ávila, me atreví a interrumpir una tertulia: ¿Y en qué situación está la práctica de los juegos infantiles tradicionales?

-Mira, Chang, ¿a qué no te atreves a publicar que si bien el deporte cubano está mal, peor están los juegos infantiles? Y que como mismo explican la crisis de la pelota, no vayan a querer justificar ahora que por culpa de los juegos electrónicos, nadie juega quimbumbia, a las bolas, ni baila trompos, porque desde antes de haber computadoras ya hasta los Planes de la Calle (actividades recreativas organizadas para el esparcimiento infantil) se habían acabado.

Otro: Si convocan una olimpiada nacional… ¿qué estoy diciendo? Ni en caso de que organicen una competencia a nivel de barrio, hay niño que participe porque no saben esos juegos.

Sin dudas, un imprevisto en el parque avileño ha torcido por completo el rumbo de la indagación periodística, que ahora se enfila hacia el olímpico abandono de los juegos infantiles, tema sobre el cual agradezco los comentarios que permitan elaborar otro artículo.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.

Se han publicado 1 comentarios


Elpreguntón
 24/8/16 18:19

Si en algo soy ignorante es en asuntos deportivos, y por eso pregunto ¿se algo y que sea suficiente para que las personas de cualquier edad tengan un sano esparcimiento y no se dediquen a los juegos ciberespaciales?

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