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jueves, 26 de diciembre de 2024

La aventurada vida de los Cubans Sugar Kings

En 1959 ganaron la Pequeña Serie Mundial de Béisbol. “Un pasito más y llegamos” era su slogan; pero los despojaron de la franquicia...

Helio Ángel Menéndez García en Exclusivo 15/09/2013
1 comentarios
Cubans Sugar Kings
Para los Cubans Sugar Kings no le resultó fácil su paso por la Liga Internacional.

Como uno más entre la entusiasta concurrencia presidida por Fidel y Camilo,  que la noche del 6 de octubre de 1959 colmó el Gran Stadium del Cerro, me vanaglorio de haber sido testigo de la dramática victoria que dio a los Cubans Sugar Kings (Cubanos Reyes del Azúcar) el título de la Pequeña Serie Mundial de Béisbol.

¿De cuál Serie Mundial les hablo? ¿Cuban Sugar Kings? Discúlpenme los jóvenes lectores y los no tan jóvenes que debido a la escasa divulgación ofrecida después de los años 60 a la pelota profesional cubana, desconocen este y otros pasajes de nuestro deporte nacional.

Así pues, comencemos por el principio y hagamos la presentación de los Cubans, para después retornar al desafío que enloqueció a los fanáticos cubanos.

ORIGEN DE LOS CUBAN SUGAR KINGS
Cuando los Havana Cubans cesaron de jugar en la Liga Internacional de la Florida, de  clasificación C, en la que participaban desde 1946, un grupo de accionistas, encabezado por “Bobby” Maduro, adquirió del Washington la franquicia que dejaban los Havana Cubans y con el nombre de Cubans Sugar Kings la elevaron a Triple A, liga antesala de las Mayores. El Cincinnati de la Major League Base Ball (MLB) haría las funciones de equipo matriz proveedor de talentos, la mayoría en desarrollo.

Además de los Cubans jugaban en la Liga Internacional los equipos de Rochester, Montreal, Otawa, Syracuse, Toronto, Richmond y Búffalo.          

Promocionado a todos los niveles con la consigna de “Un pasito más y llegamos”, ello auguraba la intención cierta de incluir a los Cubans en el proyecto expansionista que se proponían los máximos dirigentes del beisbol de Grandes Ligas en busca de nuevos horizontes y mejores taquillas.

Para los Cubans Sugar Kings no resultó fácil el paso por la Liga Internacional. El Cincinnati no era de los equipos más fuertes de las Ligas Mayores y al no contar con un buen sistema de sucursales muy poco podía aportarle en lo que a  talentos se refiere.

Por ello la nómina del equipo que dirigió el cubano Preston Gómez estuvo integrada mayoritariamente por peloteros cubanos, que más tarde se abrirían paso en las Grandes Ligas con el uniforme del “querido” Cinci, como bautizó la prensa cubana a los Rojos después del paso de Adolfo Luque por ese equipo.

Entre los cubanos integrantes del equipo que discutió el título de la Pequeña Serie Mundial con los Molineros del Minneapolis (clasificados por la Asociación Americana), figuraban el receptor Enrique Izquierdo, los lanzadores Miguel Cuéllar, Raúl Sánchez y Pedro Carrillo; los jugadores de cuadro Rogelio Borrego Alvarez, Elio Chacón (cubano-venezolano), “Cookie” Rojas y Leonardo Cárdenas y los jardineros Daniel Morejón, Toni “Haitiano” González y Carlos Paula. Además, los venezolanos Emilio Cueche, lanzador, y el jugador de cuadro Pompeyo Davalillo, así como un boricua el lanzador zurdo, Luis “Tite” Arroyo.

EL CALVARIO DE LOS CUBANS
El 25 de Julio de 1959, los Reyes del Azúcar enfrentaban a las Alas Rojas del Rochester en el parque del Cerro. El encuentro, bastante demorado, se extendió hasta la madrugada del 26. Al llegar a las 12 de la noche desde las gradas se hicieron varios disparos al aire, en saludo al arribo de un nuevo aniversario del asalto al Cuartel Moncada, Día de la Rebeldía Nacional.  Según alegó la dirigencia del Rochester, uno de los disparos rozó el casco del coach de tercera Frank Verdi y como muestra de ello hablaban de una marca en el mismo, que nunca se comprobó.

El incidente fue motivo suficiente para que la dirección de las Alas Rojas recogiera a sus jugadores y marcharan al hotel. Tres días después y luego de muchas deliberaciones, los norteamericanos decidieron continuar la subserie con los Cubans.

FINAL DE ESPANTO
El 22 de septiembre de ese propio año 1959, los Cubans vencieron al Richmond 1-0 con pitcheo combinado de “Tite” Arroyo y Raúl “Salivita” Sánchez, a la postre el ganador del encuentro. La sangrada victoria le permitía discutir el título de la Pequeña Serie Mundial frente  a los Molineros de Minneapolis, ganadores también del play off en la Asociación Americana y considerado fuerte favorito antes de que se lanzara la primera bola.

El enfrentamiento con el Minneapolis, que sufrí y gocé desde las graderías, se decidió en el séptimo y último desafío. El choque fue peleado out por out hasta el dramático final que dejó tendido sobre la grama del Stadium del Cerro a los visitantes. El Minneapolis llevaba ventaja de 2-0 a la altura del octavo inning. En la parte baja de esa entrada el encuentro se empató sensacionalmente al anotar dos veces los Sugar Kings por hit de Elio Chacón, elevado del “Haitiano” González al central, doblete de Morejón al derecho y sencillo del jardinero Lou Novak que impulsó las del empate.

En el principio del noveno, “Salivita” le colgó un cero a los visitantes, dejando el escenario listo para lo que vendría después. Y llegó la decisión que convirtió las graderías del parque del Cerro en un auténtico manicomio. El propio Salivita caminó a primera por boleto abriendo la entrada, Davalillo se sacrificó, Chacón tomó ponche y con dos outs, Morejón, indiscutible héroe del encuentro, soltó metrallazo al derecho. Salivita, con la carrera de la victoria en sus spikes dobló y siguió hacia la goma en un aparente suicidio que evitó al lanzarse de manos  por fuera, y tocar el home con la izquierda. Fue entonces que el Stadium se vino abajo. ¡Los Cubans ya eran Campeones de la Pequeña Serie Mundial!

La temporada del año siguiente comenzó sin aparentes dificultades, pero al ser confiscadas por  la Revolución las empresas de propiedad estadounidense, el Comisionado de Beisbol Ford Fricks, presionado por Washington, anunció que la franquicia de los Cubans Sugar Kings se trasladaría  a Jersey City. La orden llegaba por intermedio de Christian Herter, de la Secretaría de Estado americana.

La presión yanqui se intensificaba y, como diría el inolvidable narrador Bobby Salamanca, el tan cacareado  “pasito más “se convertía en un “adiós Lolita de mi vida”.


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Helio Ángel Menéndez García

Se han publicado 1 comentarios


Javier
 15/9/13 11:11

Gracias por desempolvar la historia de los Cuban Sugar Kings. Los mas jovenes solo los conocemos por los video juegos en los cuales estan incluidos.

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