Oriunda de un pueblo rural al oeste de Argelia, la boxeadora de 25 años, Imane Kelif, ha tenido que enfrentarse a cuestionamientos sobre su género, en medio de los Juegos Olímpicos de París tras haberle ganado en un combate a la italiana Ángela Carini.
En el 2023, la atleta fue descalificada de los Campeonatos del Mundo, en Nueva Dheli, luego de que la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) dijera que “no cumplía con los criterios de elegibilidad”.
La IBA no es reconocida, desde el 2019, por el Comité Olímpico Internacional (COI) luego de afirmar que existían problemas de gobernanza dentro del organismo.
Tras 46 segundos de combate su contrincante, la italiana Ángela Carini, bajó del colchón mientras gritaba: “esto es injusto” ,para luego alegar ante la prensa que no había sentido un golpe tan fuerte en su vida.
Este acontecimiento generó una oleada de memes, ofensas y reclamaciones al comité organizador de los Juegos Olímpicos por supuestamente permitir que una atleta transgénero combatiera ante una mujer.
La boxeadora es una mujer cis, es decir, una mujer que tiene una identidad de género femenino y que se siente cómoda con su sexo biológico. Sin embargo, tras la pantalla de móviles y ordenadores, hay quienes han juzgado a la atleta como ‘’no suficientemente femenina’’ y, a partir de ello, se ha creado alrededor de Khelif la acusación de ser transgénero.
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La argelina tiene una condición médica llamada hiperandrogenismo, donde la mujer produce niveles excesivos de andrógenos. Esto ha suscitado un debate sobre si Khelif debería competir o no, por supuestamente poseer una fuerza superior a la de las mujeres.
Algunos de los comentarios en redes lo demuestran:
Recientemente circuló un titular de nuestra prensa que dice así: “Es una mujer, pero golpea como un hombre”. Esto es, cuando menos, vergonzoso y revela que cada vez estamos en una sociedad más desinformada.
No hay que ser un experto para comprender lo indigno de leer cosas de este tipo que solo refuerzan la misoginia, ya que sugiere que la fuerza de la boxeadora es algo anormal, incluso peligroso, solo porque desafía las expectativas de género tradicionales sobre las mujeres. Además de acrecentar la errónea idea de que las mujeres que no se ajustan a los roles de género preestablecidos son una amenaza.
Ante esto, cabe decir que: "el hiperandrogenismo es la consecuencia del aumento de la producción de andrógenos por las glándulas suprarrenales, ováricas o de ambas, o del aumento de la actividad de la enzima 5ą-reductasa en órganos blancos, o de la sobreexpresión del gen de receptor de andrógenos, o de origen todavía desconocido (idiopático)”, según la Sociedad Argentina de Endrocrinología y Metabolismo.
Desde la clínica, los síntomas o condiciones, se reflejan en alteraciones menstruales (oligomenorrea-infertilidad), hirsutismo, acné y/o alopecia.
Nunca se menciona que esta condición genere una fuerza mayor en quienes la padezcan, lo que significa que su condición médica no le da una ventaja sobre sus rivales de la misma categoría.
El rendimiento deportivo depende de una compleja combinación de elementos, entre los que se encuentra: el entrenamiento como principal factor, la dedicación y la motivación de los atletas.
Los niveles hormonales de Imani Khelif son comunes entre muchas mujeres, incluidas aquellas con síndrome de ovario poliquístico, por lo que el COI autorizó su participación en los Juegos Olímpicos de París y expresó su indignación con el acoso que está recibiendo la atleta:
Después de todo el ataque hacia la joven, es justo y válido preguntarse: ¿Cómo le afectará, en cuanto retorne a su país, todas estas acusaciones sobre su biología e identidad?
Recordemos que en Argelia constituye un delito ser LGBTQIA+ e Imani Khelif podría estar sujeta a cualquier tipo de violencia. Y más cuando la propia boxeadora ha dicho que durante toda su infancia ha estado expuesta al bulliyng y ahora está siendo escudriñada por la prensa y las redes sociales.
Lo que desafortunadamente ha pasado con la argelina es una prueba más de que la sociedad, incluyendo los medios de comunicación, deben educarse sobre la diversidad de género, las identidades transgéneros y los conceptos básicos de la fisiología humana.
Desde la prensa es un deber “hacer” luchar contra la desinformación y promover la tolerancia y el respeto hacia la diversidad.
Mientras tanto, la puglista, avanza a la fase final por la presea dorada en la categoría 66 kilogramos. Un triunfo suyo no solo sería una victoria dentro del cuadrilátero, sino también un triunfo social contra la discriminación.
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