Esta ciudad se convirtió este martes en la primera organizadora de dos ediciones de los Juegos Paralímpicos.
La vistosa ceremonia de apertura marcó el comienzo de dos semanas de pruebas deportivas, proezas y emociones, y supone el broche a años de complejos preparativos debido a la pandemia de la COVID-19.
La reducida presencia de personalidades, como el emperador Naruhito y el Primer Ministro Yoshihide Suga, realzó el principal acto protocolar de una justa retrasada por un año, al igual que los juegos olímpicos realizados semanas atrás en esta propia urbe.
Entre las delegaciones más vitoreadas estuvo la de Cuba, integrada por 16 atletas de los que se espera entrega total en cada competición.
Así aseveró a JIT Raúl Fornés Valenciano, jefe de la misión atlética que debutará el 26 de agosto con exponentes de levantamiento de pesas, tenis de mesa y ciclismo.
Como abanderados desfilaron la velocista Omara Durand y el nadador Lorenzo Pérez, las figuras icónicas de Cuba en esta cita.
Concluido el espectáculo inaugural, Miriam Ferrer, entrenadora de la pentacampeona Omara, declaró que « para mí es todo un reto formar parte de la delegación cubana en estos Juegos. Con la situación de la pandemia, nuestro país no escatimó en recursos y en ganas para poder traernos hasta acá».
"Estoy feliz de estar aquí, formando parte de este hecho histórico y más feliz de representar a Cuba con un equipo de atletas guerreros y fieles a nuestra meta: regresar triunfantes a nuestra Patria", dijo la experimentada preparadora.
Resultó notable el desfile en solitario de la bandera de Afganistán, como homenaje a los atletas paralímpicos de ese país, impedidos de volar a Japón a raíz de la toma del poder de los talibanes.
La enseña del país asiático salió poco después del arranque del desfile de los atletas, abierto por el equipo de refugiados e Islandia, con arreglo al orden, como ya ocurrió en la inauguración de los Juegos Olímpicos, basado en el alfabeto japonés.
El lema de la ceremonia We have wings, o sea Tenemos alas, se esparció por el nuevo estadio olímpico de esta megaurbe como mensaje sobre la valentía y el pundonor de los deportistas paralímpicos, quienes despliegan sus alas ante la adversidad.
El fuego paralímpico ingresó en el clímax de la ceremonia y multiplicado en tres antorchas portadas por atletas en sillas de ruedas encendió el mismo pebetero en que ardió hace un mes el olímpico.
"Hoy Tokio hace historia al albergar los juegos paralímpicos de verano por segunda vez", dijo Seiko Hashimoto, presidenta del comité organizador de Tokio 2020.
"Esperamos que sean una oportunidad para construir una sociedad libre, sin discriminación ni barreras de ningún tipo. Los deportistas y el deporte tienen el poder de cambiar el mundo", abundó.
"Ha llegado el momento del cambio social. Los paralímpicos dan testimonio de nuestro potencial y poder para ir más allá de nuestros límites. Son una inspiración para un cambio social", reafirmó.
Por su parte, Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional, pronunció un discurso inspirador.
"No puedo creerme que finalmente estemos aquí. Muchos dudaron y otros creyeron que era imposible, pero gracias al esfuerzo de muchos hemos podido. Gracias Japón y Tokio", señaló el brasileño.
"Reconocemos vuestra confianza y el legado que van a dejar estos Juegos y, sobre todo, la nueva percepción de las personas con discapacidad", agregó.
"Pero queremos cambiar el mundo entero. Los juegos paralímpicos son la plataforma del cambio, pero no es suficiente cada cuatro años, hay que conseguir cada día una sociedad más inclusiva", concluyó el brasileño.
El emperador Naruhito dio por inaugurados los Juegos en una ceremonia de casi tres horas de duración.
Debido a las medidas impuestas no hubo público en las gradas del estadio con capacidad para 68 mil espectadores.
Se trata de unos Juegos muy especiales, que cuentan con un estricto protocolo de seguridad y tendrán el mayor impacto global de su historia, llegando a todos los rincones del mundo, incluidos por primera vez a 49 países del África Subsahariana.
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