En días como los que ahora nos marcan los almanaques, pero de forma exacta hace 55 años, el deporte cubano se encontraba imbuido en una aventura medio enigmática…
Nos referimos a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Kingston 1962. Es obligatorio, pensando en lectores más jóvenes o no, recordar algunos elementos. Estaba muy fresco todavía el triunfo revolucionario, aquel muy trascendental Primero de Enero de 1959. Fidel había bajado de la Sierra declarando, entre otros puntos, que venía decidido a impulsar a nuestro casi inexistente deporte, y llevarlo muy lejos.
El tiempo para trabajar, aunque se aprovecha con intensidad, había sido muy corto…
Las cortinas en el Estadio Nacional de Kingston se descorrieron el sábado 11 de agosto, según la fecha reflejada en el autorizado libro sobre estas citas compilado durante décadas por el colega Enrique Montesinos (la precisión es porque otras fuentes sitúan la justa como celebrada del 15 al 28, fecha que se había manejado en un inicio durante una asamblea cuando los Juegos Panamericanos de Chicago 1959).
Jamaica fue el primer país de habla inglesa en organizarla, condición que mantiene ahora 55 años después. Y demostró que pudo hacerlo siendo una nación pequeña, y de recursos limitados. Vamos, una sana lección enviada hace 55 años…
Y algunos de los números, por cierto, fueron muy favorables: récords de países (15) y de número de participantes (mil 5559). Eso sí: disminuyó el número de deportes (16). Algo más en cuanto a lógicas reducciones: se disputaron solo 112 pruebas, menos incluso que las de Ciudad de Guatemala 1950.
Allí, en el sureste de esa isla caribeña, aterrizaron un poco a ciegas los deportistas cubanos…
UN REPASO
¿Cómo le fue a nuestros compatriotas? La actuación, pese a los cambios que se gestaban, y el ya citado poco tiempo para realizarlos, se puede considerar de buena: 12 medallas de oro-11 de plata-13 de bronce (total de 36), válidos para el tercer lugar. No se quedó incluso lejos de la segunda plaza, ocupada por Venezuela: 15-27-15=57. La cima, como era lógico, fue ocupada por México: 37-25-27=89. Hubo puntos de interés…
Quizás se haya empolvado un poco en la historia un dato trascendental. Las mujeres cubanas, dando una señal de pujanza, fueron las reinas… ¡en el deporte rey! (el atletismo). Miguelina Cobián se dio el lujo de ganar la prueba reina (los 100 metros), primera velocista cubana en ganar una corona. Lo hizo con 12 segundos, igual al récord para estas justas.
Berta Díaz sonrió un par de veces: subió al punto más alto del podio tras las competencias de 80 metros con vallas, y la de salto largo (prueba que vio la luz allí en Kingston).
Los lanzamientos también fueron dominados por cubanas: Hilda Ramírez lo hizo en la jabalina, como parte de su amplia colección histórica de ocho preseas en estas lides (4-3-1).
Caridad Agüero venció en el disco, con la alegría adicional de que su disparo de 43.75 metros superó por casi tres metros el récord de la mexicana Lily Schlutter (40.79). Agüero se embulló y llegó al oro después también en los de San Juan 1966.
Alejandrina Herrera, campeona ocho años atrás en el disco en Ciudad de México 1954, plata en Ciudad de Guatemala 1950, escoltó a su compatriota. No olvidar, a la hora de entender cualquier espacio de por medio, que Cuba no compitió en los fuera de año de Caracas 1959 (del 6 al 18 de enero), pues menos de una semana antes había triunfado la Revolución.
¿QUÉ MÁS?
La cosecha de los varones resultó más reducida: doradas de Lázaro Betancourt (110 metros con vallas) y Enrique Samuells (lanzamiento del martillo).
Los exponentes del atletismo, comandado en este sexo por los venezolanos, lograron también una de plata (el triplista Ramón López Fleites). Y tres de bronce: el saltador de longitud Abelardo Pacheco, el jabalinista Arnaldo Pallarés, y el cuatrocentista con vallas Jorge Cumberbatch.
¿Y todo resultó felicidad en las pistas? ¡Qué va! Enrique Figuerola, ya cuarto antes en los 100 metros planos de los Juegos Olímpicos de Roma 1960, y medallista de plata después en los de Tokio 1960, apenas terminó también cuarto en esa distancia, y en los 200. No fue todo: quedó descalificado el relevo de 4x100, junto a Alejandro Pascual, Manuel Montalvo y el ya citado Lázaro Betancourt.
Los del boxeo, nada sorprendente, se adueñaron de cuatro títulos, válidos para el primer lugar por países, gracias a los puños del pluma Osvaldo Riverí (57 kilogramos), el ligero welter Félix Betancourt (63.5), el welter Virgilio Jiménez (67), el semimediano Leonardo Alcolea (71).
Bueno, mencionamos un total de 12 medallas de oro. Y vamos por 11… ¿Cuál es la que falta? La ensartó la floretista Mireya Rodríguez, quien, por cierto, un año después resultó también invencible en los Juegos Panamericanos de Sao Paolo 1963.
Se pueden escribir mucho más. Pero el punto final se encuentra levantando la mano para ocupar ya su espacio.
Entonces solo vamos a recordar algo antes de que se nos moleste ese importantísimo signo de puntuación…
Luego de Kingston 1962 (12 de oro-3er. Lugar), Cuba ascendió en los de San Juan 1966 (35-2do). Y en los de Panamá 1970 (¡98 doradas!) ascendió a una cima que se conserva hasta hoy. Sí, ya sabemos que los de Barranquilla 2018 parecen difíciles.
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