Alfredo Evangelista, uno de los grandes pesos pesados del siglo XX, es recordado especialmente por aquel épico combate frente a Muhammad Alí, hazaña que rememoró a Prensa Latina junto a otros pasajes de su vida. El exboxeador de 63 años llegó por primera vez a esta capital en visita de placer, pero siempre dispuesto a conversar sobre una carrera que comenzó en su natal Uruguay, como un medio para ganarse la vida y ayudar a su familia.
En la década de 1970, a los 19 años, se fue a España para entrenarse con el cubano Evelio Mustelier, más conocido como Kid Tunero, quien buscaba jóvenes talentos para convertirlos en pugilistas profesionales."Él quería entrenar un peso pesado que fuera una promesa abierta y un amigo suyo me vio cuando era amateur. Entonces me propuso irme para allá y me nacionalicé español", relató.
Desde su llegada a Europa, Evangelista mostró su enorme potencial y comenzó a ganar en cuanto escenario se presentara, hasta que cuando acumulaba 14 victorias le llegó la oportunidad de pelear con el mismísimo Muhammad Alí. "Mi mánager me había comentado que íbamos a París a firmar el contrato para el campeonato europeo, pero cuando montamos en el avión me dice que a dónde vamos es a Nueva York a firmar con Alí", recordó.
"Cuando lo conocí no estaba asustado pero sí sorprendido, porque era algo que nunca antes había vivido, tenía 21 añitos y enfrentarse a aquel hombre era algo inimaginable", contó sobre el día que se paró frente a frente con la leyenda del boxeo mundial. Más adelante rememoró que "cuando entró en la sala empezó mirándome mal, haciéndome muecas, provocándome, hasta (el promotor del cartel) Don King se tuvo que meter en el medio, pero yo estaba tranquilo, como un niño impresionado".
Sin embargo, el multicampeón estadounidense no se imaginaba que cuatro meses después aquel "niño" pudiera plantarle cara de la forma en que lo hizo, perdiendo por puntos luego de 15 agotadores asaltos ante 12 mil personas en un abarrotado Capital Center, del estado de Maryland, el 16 de mayo de 1977. Al respecto, Evangelista reconoce que ese resultado "para mí fue un triunfo, y creo que hasta tuve chance de ganar ese combate en el round 12", del cual guarda celosamente un video en su celular para demostrar su punto.
El combate frente Alí fue el momento más importante de su vida, tal como reconoce: "Gracias a él he sido lo que soy, porque a partir de ahí me di a conocer". Un año después vuelve a disputar el cinturón universal de la categoría, esta vez ante un impetuoso Larry Holmes, en una contienda donde le va peor pues cae por Knock Out (KO) en apenas ocho rounds.
"No tenía que haber peleado, porque estaba enfermo, tenía problemas de otitis, pero mi manager metió presión y tuve que hacerlo", refirió con amargura en relación a uno de los principales aspectos del boxeo profesional. No obstante, comentó que la diferencia entre ambos pugilistas era descomunal, a pesar de que ante Holmes se llevó los peores dividendos.
"Alí fue un monstro, el rey del boxeo, fue el que lo revolucionó, la técnica, la inteligencia, era un artista del ring", sentenció. Alfredo constantemente habla con nostalgia sobre sus tiempos dorados, una época del profesionalismo que dista muchísimo de la actual, según su criterio. ¨"Hoy en día con cuatro peleas un boxeador ya es campeón mundial. En aquel tiempo había verdaderos monstruos, había combates de verdad, que verdaderamente valían la pena pagar por ver", valoró.
También se deshizo en elogios del pugilismo en Cuba, país al que catalogó como cuna del boxeo. "El boxeo cubano tiene maestros, aquí han nacido extraordinarios boxeadores, Kid Chocolate, Kid Gavilán, luego ya no hubo más profesionalismo, pero en el amateurs son los números uno. Yo los he visto en olimpiadas y han sido unos fenómenos", declaró. En la despedida del diálogo se confesó un hombre feliz, de familia sencilla, que mantiene su gimnasio en Zaragoza donde ayuda a formar nuevo boxeadores.
Dueño de 61 victorias (14 KO) y solo 14 derrotas, además de siete reinados europeos, recorre su carrera a través de fotos tomadas a recortes de periódicos y promociones de carteles de hace muchos años que conserva cuidadosamente en su celular. El aparato no se despega de su mano. Es la prueba viviente de que su vida es el boxeo mismo.
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