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viernes, 15 de noviembre de 2024

Yasser Arafat, las armas y el ramo de olivo

Miles de palestinos se congregaron frente a la sede del gobierno de Ramala, para recordar la figura de su histórico líder y Premio Nobel de la Paz, Yasser Arafat...

Claudia Fonseca Sosa en Exclusivo 11/11/2014
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Miles de palestinos se congregaron este 11 de noviembre frente a la sede del gobierno de Ramala, para recordar la figura de su histórico líder y Premio Nobel de la Paz, Yasser Arafat, fallecido hace exactamente una década.

En un ambiente festivo, los participantes en el homenaje en Cisjordania recordaron al llamado Padre del nacionalismo palestino, entonando cánticos de exaltación y ondeando centenares de banderas e insignias del movimiento Al Fatal, que este lideró.

Arafat nació el 24 de agosto de 1929, en El Cairo, capital de Egipto. Fue hijo de Abdel Raouf al-Qudwa al-Husseini, un palestino de Gaza, y de Zahwa Abul Saud, palestina de Jerusalén.

Los primeros años de su vida transcurrieron en la Ciudad Santa de Jerusalén —ocupada entonces por los británicos—, donde aprendió los preceptos del Corán y tuvo la experiencia de sentirse extranjero en su propia tierra.

El líder palestino creció en medio de enfrentamientos entre árabes y judíos y quizá este hecho, al que se suman el panarabismo reinante de la época y el establecimiento del Estado de Israel en 1948, terminaron por forjar la figura del combatiente contra los sionistas.

Precisamente en 1948 interrumpe sus estudios de Ingeniería en la Universidad de El Cairo y se incorpora a la lucha contra la nación emergente en la primera guerra árabe-israelí.

Tras la derrota árabe, dos años después, retorna a El Cairo, a culminar su formación académica. Luego de obtener su título de Ingeniero Civil, en 1958, se traslada a Kuwait. Allí funda el Movimiento FATAH (acrónimo en árabe de Movimiento de Liberación Nacional), con el objetivo de ver libre a su amada patria.

En 1964 también crea la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con el apoyo del presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser. Esta organización se coloca entonces al frente de la lucha armada contra las fuerzas de ocupación israelí.

En 1969, Arafat asume las riendas de la OLP y en 1974 logra que la organización sea reconocida ante las Naciones Unidas como legítimo representante del pueblo palestino.

En ese ámbito pronuncia su histórica frase: “Hoy he venido portando una rama de olivo en una mano y el arma de un luchador por la libertad en la otra. No dejen que caiga de mi mano el ramo de olivo. La guerra estalla en Palestina, pero es en Palestina donde nacerá la paz.”

En 1982 Israel invade el territorio de Líbano y ocupa Beirut, su capital. El ejército de Tel Aviv también ataca las bases de apoyo de la OLP y obliga a un replanteamiento de su estrategia política militar, lo cual conlleva al surgimiento del movimiento de resistencia permanente contra la ocupación sionista conocida como La Intifada.

Seis años más tarde la OPL proclama en Argelia el Estado palestino independiente en las zonas ocupadas por Israel en 1967, con Arafat como líder político provisorio.

Ese 1998 Arafat también reconocería ante la ONU la existencia del Estado de Israel, su rechazo al uso del terror como herramienta política y llama a un diálogo de paz. “Nuestro deseo de paz es estratégico y no una mera táctica provisional”, dijo.

Esa convicción —y el deseo de llegar a un arreglo de las diferencias mediante el diálogo— se refrendaría en 1993 durante la firma de los Acuerdos de Paz de Oslo con el primer ministro y ministro de Exteriores de Israel, Isaac Rabin y Simón Pérez, respectivamente. Una acción por la que le concederían luego el Premio Nobel de la Paz.

A su retorno a Gaza, Arafat instaura la Autoridad Nacional Palestina, de la que fue elegido presidente por sufragio universal, en febrero de 1996. Su gestión se enfocó fundamentalmente en el objetivo estratégico de conseguir la retirada del ejército israelí de los territorios ocupados.

Tras el asesinato de Rabín y con la complicidad de Occidente, el primer ministro israelí Benjamìn Netanyahu fue restando progresivamente contenido a los compromisos asumidos en Oslo. La retirada se convirtió en un proceso acelerado de colonización por el Estado sionista.

En el año 2000 se interrumpen las negociaciones de paz luego de un acto de provocación del líder sionista Ariel Sharon, con su visita a la explanada de las mezquitas —lugar sagrado del Islam— para congraciarse con los electores más conservadores de Israel.

La elección de Sharon, al año siguiente, favoreció el recrudecimiento de la violencia y la destrucción de la infraestructura política y civil del pueblo palestino, así como los atentados suicidas y acciones violentas por parte del pueblo árabe contra Israel.

Con el objetivo de presionar su salida al exilio, en 2002 las fuerzas de ocupación sitian a Arafat en la Moukata, sede del gobierno palestino. Estados Unidos y las potencias occidentales colaboraban con la agresión, mientras el mundo observaba como Sharon violaba el derecho internacional en nombre de la guerra contra el terrorismo.

Moukata —donde mismo este 11 de noviembre los palestinos le rindieron homenaje— fue el lugar donde se puso a prueba la resistencia de Arafat y su compromiso con la causa palestina, tras dieciocho meses de asedio.

Su muerte —presuntamente como consecuencia de un envenenamiento— se produjo el 11 de noviembre de 2004 en un centro especializado en París, Francia.

No obstante, en Palestina, los jóvenes que hoy siguen su ejemplo de resistencia le recuerdan como un líder que no cedió un ápice en la defensa del derecho de su pueblo a tener una Patria independiente.

Arafat fue siempre el primero en llevar las armas en contra de la ocupación israelí, al tiempo que llevaba el ramo de olivo, símbolo de la paz.

Al darse a conocer la noticia de su fallecimiento, el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro, en un su mensaje de condolencias, dijo: “en estos tristes instantes vienen a mi mente imborrables recuerdos de los muchos encuentros sostenidos a lo largo de más de tres décadas con el compañero Arafat, entrañable amigo”.

Fidel calificó a Arafat como “un destacado combatiente revolucionario que estuvo siempre en la primera línea de combate y consagró toda su vida a la justa lucha para lograr el reconocimiento del derecho del pueblo palestino a existir y tener su propio estado”.

El jefe de la OLP visitó Cuba por primera vez en 1974, donde fue condecorado con la Orden Playa Girón. Regresó en tres ocasiones y la última fue en el año 2001.


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Claudia Fonseca Sosa


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