Los resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela, celebradas el pasado día 28, y ganadas por el reelecto presidente Nicolás Maduro, resultaron la espoleta del polvorín de la derecha internacional –ya preparada si perdía su candidato Edmundo González Urrutia, de la Plataforma de la Unidad Democrática-, que despliega un arsenal tecnológico, en especial, contra la soberanía de la nación suramericana.
Semanas después de conocerse el ganador, con un 52% de los votos –demostrativos de la división interna lograda por la contrarrevolución liderada ahora por la ex diputada María Corina Machado- Venezuela deviene un laboratorio sobre diferentes maneras en que se proyecta la ultraderecha tanto a nivel regional como mundial.
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Maduro, quien ganó en buena lid, aunque el sistema de transmisión electoral fue hackeado para gritar, como hizo Machado, que hubo fraude (una idea apoyada por 17 países de América Latina, mientras 11 se abstuvieron y cuatro no asistieron a la reunión convocada por la Organización de Estados Americanos fomentadora de golpes de Estado) para dictar una resolución contra el proceso electoral.
Hasta el presidente de Estados Unidos Joseph Biden, ya en las postrimerías de su guerrerista mandato, se pronunció porque se repitieran los comicios presidenciales. Luego sus asesores desmintieron tal posibilidad.
En el complejo panorama geopolítico actual, donde cada día dominan más las grandes trasnacionales de la tecnología, está comprobada la participación del supermillonario y sionista propietario de la plataforma X, Elon Musk, así lo informó Maduro durante el brote de violencia dirigido desde la red social X. El despliegue tecnológico permitió a la contrarrevolución conocer nombres y direcciones de personas que comulgan con la ideología chavista, quienes en algunos casos fueron localizados en sus hogares y asesinados.
Más de 30 fallecidos y 197 heridos es el saldo del salvajismo al que llamó Machado tras conocer que Gutiérrez había quedado siete puntos detrás del candidato del Gran Polo Patriótico.
El reelecto mandatario y su gobierno no están dispuestos a admitir la actuación de otros países, incluso de algunos de los llamados progresistas que se expresan con moderación o brindan supuestos consejos a la dirección venezolana.
Maduro, en otra demostración de su pensamiento democrático, puso en manos del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) los resultados de los comicios. La derecha no ha podido presentar las supuestas actas de votación que daban el triunfo a su candidato.
El TSJ aceptó el pasado día 1ro asumir el recurso electoral presentado por el reelecto mandatario, para lo cual convocó y demandó la documentación a los 38 organizaciones políticas y 10 expostulados a la primera magistratura.
Solo faltó uno, precisamente González Urrutia, quien fuera un reputado agente de la Agencia Central de Inteligencia devenido fascista de la peor calaña. El objetivo es esclarecer y detener los ataques que ahora vive la nación.
ACEPTAR LA REALIDAD ES UN DEBER
Los líderes revolucionarios de Venezuela supieron dar un paso al frente cuando perdieron en dos de los 31 comicios efectuados desde la primera victoria de Hugo Chávez en 1998. Ganaron 29 veces, pero en dos ocasiones la oposición – 2007 y 2015- obtuvo la victoria. De manera inmediata tanto Chávez como Maduro de manera inmediata aceptaron los resultados, sin lesionar en ningún momento la política interna de la nación.
La actual ultraderecha mundial, que gana adeptos en todos los países –sin que la izquierda aun se ponga de acuerdo para combatirla- muestra en Venezuela su fase más violenta, sus métodos más modernos, los innegables vínculos entre los testaferros de Estados Unidos; y todo por el petróleo. Si el gobierno socialista estuviera de acuerdo con que los grandes monopolios petroleros se adueñaran de ese producto, en momentos desaparecería la feroz cacería actual.
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Noticias falsas, fotografías montadas, tergiversación de las situaciones, llamado a la violencia, visión de un apocalipsis interno, calificaciones incorrectas de los principales líderes. Una batería de expertos en los medios y el manejo de las tecnologías libran una de las más cruentas batallas libradas por la mayoría de los venezolanos chavistas en defensa de la soberanía nacional.
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