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jueves, 28 de noviembre de 2024

Un frustrado EE. UU. planifica operaciones militares contra Venezuela

Junto a sus aliados derechistas de América Latina, el imperio mueve los hilos de una intervención directa...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 20/04/2019
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Venezuela bandera 2
Apoyado por los medios hegemónicos de gran influencia, el gobierno imperial crea matrices de opinión contra Maduro e impone una guerra no convencional a Venezuela

El gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) se siente frustrado al ver el fracaso de sus planes contra Venezuela, y sin detenerse en las consecuencias a las que puede arrastrarle su prepotencia imperial, planifica, según indicios, una intervención militar acompañado por sus aliados derechistas de América Latina.

Aun cuando la mayoría de la comunidad mundial rechaza la injerencia castrense de EE. UU. en la nación suramericana, en los últimos días reuniones de la cúpula de Washington, la gira del Secretario de Estado Michael Pompeo a cuatro países de la región y la posterior reunión del contrarrevolucionario Grupo de Lima indican que a los enemigos de la Revolución Bolivariana y de su líder, el presidente Nicolás Maduro, se le están acabando lo que denominan “opciones” para derrocarlo.

Desde hace 20 años, las administraciones norteamericanas han conspirado contra el proceso denominado por Caracas Socialismo del Siglo XXI, fundado por el finado presidente Hugo Chávez Frías, contra quien desplegaron incluso un golpe de Estado en 2002, que fracasó en menos de 72 horas.

Tras la muerte de Chávez el 5 de marzo del 2013, el triunfo electoral de Maduro poco después y luego de la asunción del ultraderechista Donald Trump, EE. UU. despliega una vertiginosa arremetida económica, financiera y psicológica contra el gobierno y el pueblo bolivariano, que rebasa los límites de la racionalidad política.

Apoyado por los medios hegemónicos de gran influencia, el gobierno imperial crea matrices de opinión contra Maduro e impone una guerra no convencional a un país que, con su resistencia, es paradigma para los pueblos de América Latina. Además de eliminar el peligro que para los imperialistas significa tal ejemplo, EE. UU quiere para sí como botín la mayor reserva petrolera del planeta, además de yacimientos de oro, diamantes y otros recursos existentes en suelo venezolano.

A EE. UU., con reservas del crudo solo para los próximos 69 años, le conviene salirse de las guerras provocadas con mentirosas contra naciones petroleras a miles de kilómetros de distancia de su territorio, cuando tiene casi al alcance de su mano en Venezuela importantes riquezas.

PLANEANDO LA INJERENCIA MILITAR DIRECTA

El gobierno y el pueblo venezolanos demuestran un coraje y una resistencia solo comparable a la de los cubanos, que sufren desde hace 60 años el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por EE. UU. para tratar de matarlos de hambre y enfermedades. Pero ahí sigue la Revolución Cubana dando lecciones de moral, aun cuando Trump y su equipo le han impuesto nuevas sanciones bajo la amenaza de acabar con el socialismo en Latinoamérica, además de que le molesta a su ego la colaboración desinteresada entre los dos Estados soberanos.

EE. UU. está consciente de que su invento de un presidente interino —el exdiputado Juan Guaidó— es un fracaso. Con escaso respaldo de la oposición, “fabricado” por los estrategas de la Casa Blanca, este individuo brinda pobres resultados a quienes pensaron que lo seguiría una mayoría de venezolanos agobiados por la escasez de productos de primera necesidad, causada, más que todo, por el robo descarado de más de 30 000 millones de dólares a Caracas depositados en bancos norteamericanos.

La posibilidad de mover tropas hacia Venezuela, o utilizar los Ejércitos de Brasil y Colombia para movilizarlos a través de las fronteras comunes cobra fuerza.

A la cúpula estadounidense le preocupa, además que poderosas naciones como Rusia y China, no solo ayudan materialmente al gobierno de Caracas, sino que han advertido públicamente (como dijo el vocero de la cancillería china) que Venezuela no es una provincia de Estados Unidos ni aceptarán una invasión militar en su contra.

Sin embargo, si algo nunca ha admitido el poder imperial es la derrota, incluso, luego de vivir la experiencia de Vietnam, de donde salieron huyendo de la fuerza y la inteligencia de una nación soberana a la que no pudieron aplastar a pesar de su superioridad en número de equipos y soldados.

El pasado día 10, y con el auspicio del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, hubo una reunión en Washington para evaluar el uso de la fuerza militar en Venezuela, en la que participaron, entre otros, el jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, miembros de la embajada de Brasil y Colombia y antiguos funcionarios de organismos vinculados con el Departamento de Estado, el Consejo Nacional de Inteligencia y el Consejo de Seguridad Nacional.

La información brindada por The Grayzone afirmó que ese equipo —en el que también figuró un representante de Guaidó— estudió, dada sus experiencias, nuevas posibilidades de extinguir el socialismo venezolano y su liderazgo.

En ese contexto, el embajador de Caracas ante Naciones Unidas (ONU), Samuel Moncada, divulgó la investigación del periodista Max Blumenthal que corrobora el encuentro, además, con operadores de los órganos de propaganda de Washington, empresas privadas y disidentes venezolanos, en el interés, dijo, de reforzar la matriz de guerra cultural y psicológica.

De acuerdo con la cadena CNN, luego de esa cita, el asesor de Seguridad Nacional John Bolton —quien desde el pasado 23 de enero hasta hoy escribió 340 tuits, un 74 % de ellos amenazantes mensajes contra Maduro y su gobierno— había conversado con el secretario de Defensa en funciones, Patrick Shanahan, para que desarrollara ideas sobre lo que denominó “crisis en Venezuela”. CNN citó como fuente a un empleado del ente castrense.

Las actividades preliminares para las presuntas operaciones militares del Departamento de Defensa estadounidense serían efectuadas por el Estado Mayor Conjunto —responsable del plan— junto al Comando Sur. Conforme a lo que sugiere la nota periodística, el nuevo plan del Pentágono incluiría maniobras navales junto a tropas de sus aliados latinoamericanos para hacerle un cerco por mar a Venezuela.

POMPEO POR SURAMÉRICA

En una gira relámpago, el secretario de Estado y exjefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Michael Pompeo, visitó entre los días 11 y 15 de este mes a Chile, Paraguay, Perú y Colombia, en el interés de “sumar apoyos para la democracia en Venezuela”, según comunicó su Departamento.

Las reuniones de Pompeo —que culminaron en la localidad colombiana de Cúcuta, fronteriza con el territorio venezolano— ocurrieron horas antes de que el autodenominado Grupo de Lima se reuniera en Santiago de Chile el pasado lunes para tratar, una vez más, el tema venezolano, ya con orientaciones concretas de su jefe estadounidense.

Este grupo —surgido en Perú a instancias de los aliados derechistas de EE. UU., luego de un fracasado plan de expulsión de Venezuela de la OEA, de la que ese país había pedido retirarse— emitió un comunicado en que considera a Venezuela “una amenaza para la paz y seguridad internacionales”.

En una actitud entreguista, los firmantes del documento “invitan” a varios actores internacionales “a profundizar el proceso de convergencia con el Grupo de Lima, para exigir el cese de la usurpación y la celebración de elecciones libres, justas y transparentes, con acompañamiento y observación internacional”, en la nación venezolana, que ha celebrado en 20 años —y al parecer se les olvidó— 25 comicios de diverso rango y referendos, de los cuales la Revolución ganó 23.

La nota también insta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a su Consejo de Seguridad a “tomar acciones para facilitar la salida de Maduro”, electo el pasado año con un 68 % de los votos, cuando compitió con otros tres políticos de manera democrática, transparente y legítima.

Las declaraciones de Pompeo y de los conservadores causaron reacciones en Moscú, Beijing y La Habana. El secretario de Estado había “alertado” a sus socios suramericanos de la “falsa amistad” de los rusos y chinos en América Latina. Rusia calificó de “inadmisibles” tales acusaciones, mientras China las llamó “calumnias y provocación deliberada”.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se refirió en su cuenta en Twitter a la reunión de Santiago: “Nuevamente siguen las instrucciones perversas de los Estados Unidos”.

Ante las nuevas sanciones de Washington contra Cuba, Díaz-Canel ha asegurado que su país responderá con dignidad a la Doctrina Monroe que el gobierno de Trump intenta imponer de nuevo en América Latina.

También la Cancillería cubana protestó ante la mención del Grupo de Lima a Cuba, a la que señala “dentro de un grupo de países cuyo apoyo a la República Bolivariana de Venezuela causa impacto negativo en nuestra región”.

En nota del pasado día 16, el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) cubano rechaza esta afirmación que se hace eco de las declaraciones calumniosas del secretario de Estado de los EE. UU. en su reciente gira y que no contó con el apoyo de los países caribeños presentes.

“Los países latinoamericanos y caribeños de este Grupo —dijo— han recibido a cooperantes cubanos en diversas esferas y conocen perfectamente el carácter altruista y solidario que guía la colaboración cubana”. El texto confirmó que los “cerca de 20 mil colaboradores cubanos en Venezuela tienen amplio reconocimiento social por su compromiso, consagración y su noble labor humanitaria. Cuba no renunciará jamás a sus principios ni a ofrecer cooperación para contribuir al bienestar de los pueblos que la necesiten”.

El Minrex “reitera el firme compromiso de Cuba con los postulados de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz”, firmado en La Habana en 2014 durante la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

Una de las mayores inquietudes de la Casa Blanca es el apoyo de Rusia, China y Cuba a Venezuela, que han firmado acuerdos de colaboración en importantes ramas, sin compromisos de índole alguna, lo que le resta credibilidad a EE. UU. y su eterna espada de Damocles sobre Latinoamérica.

Ante las provocaciones militares —tras lo cual se encuentra su papel de gendarme exacerbado en época de precampañas electorales—, el general venezolano y ministro del Poder Popular para la Defensa, Vladimir Padrino, afirmó que “van a tener que pasar por estos cadáveres”, en alusión a la decisión de millones de soldados y milicianos dispuestos a inmolarse por su país si es atacado militarmente.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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