Si alguien medianamente cuerdo en el Washington oficial evaluara objetivamente la situación en Siria, desangrada pero firme ante la agresión terrorista y hegemónica, terminaría como mínimo por sacar “calladito” las manos del asunto, o simplemente admitir de una vez que todo está irremediablemente perdido para los agresores en aquel escenario mesoriental.
Pero como entre los obtusos que Donald Trump lidera no cabe la idea de dejar tranquilo a quien le planta indoblegable resistencia, solo les queda, en son de venganza, intentar lastimar en lo posible la estabilidad y la obra reconstructora que la nación siria se ha ganado en una brava guerra con el apoyo de sus aliados iraníes, rusos y del Hizbolá libanes.
Ahí está, por ejemplo, la “trumpónica” retirada” de los efectivos gringos ilegalmente desplegados en Siria, que no pasó de su desvío hacia campos petroleros locales, su ocupación por la fuerza, y el descarado robo y venta del crudo ajeno. Y de paso, lograr para los mermados remanentes de Al Nusra y el Estado Islámico al menos unos pocos kilómetros donde refugiarse, tomar respiro, obtener armamentos y basificarse para emprender rápidas e indiscriminadas acciones violentas en territorio liberado.
- Lee También: Siria sigue bajo ataque
De hecho, en estos tiempos signados por la pandemia de la Covid 19 y de la crisis sanitaria que vive los Estados Unidos a cuenta de su errado manejo interno por el gobierno de Donald Trump, tales efectivos terroristas, incentivados por nuevas sanciones gringas contra Damasco, han intentado fallidas ofensivas contra fuerzas sirias con notables pérdidas ante la contundente respuesta del Ejército Nacional.
Por cierto, vale informar que, según indicaron medios de prensa regionales, “los últimos bastiones del terrorismo en Siria son las regiones de Idlib y Alepo (ambas en el noroeste), en las que el Estado Mayor del Ejército y las Fuerzas Armadas del país árabe han liberado, desde enero de 2020, más de 600 kilómetros cuadrados, incluyendo pueblos y ciudades.”
Las fuentes precisan que “los más recientes triunfos sobre el Frente Al-Nusra constituyen también un golpe significativo para Turquía y su estrategia en la zona, luego de la invasión del 22 de octubre de 2019 al territorio sirio, usando el argumento de garantizar su seguridad fronteriza frente a las milicias kurdas.”
Mientras, en otra de las fronteras, la que colinda con el estado sionista, los repetidos ataques aéreos y misilísticos de Tel Aviv contra territorio sirio alegando “golpear a las fuerzas iraníes y del Hizbolá libanés” han pasado a ser pasto de la casi total inefectividad a cuenta de la creciente pericia de los combatientes árabes en el uso de los complejos defensivos suministrados por Moscú.
Al menos en las más recientes incursiones realizadas por Israel, recuerdan analistas, el Ejército Nacional puso fuera de combate a la mayoría de los proyectiles atacantes antes de acercarse siquiera a sus blancos previamente elegidos.
- Lee también: Siria: tribulaciones trumpistas
Y es que, ciertamente, las tácticas de Damasco y sus aliados, donde se complementan adecuadamente poderío y agilidad militares con una flexibilidad política sin concesiones, van dando forma a una victoria contra injerencistas y terroristas que no pocos consideran segura y sólida a estas alturas de las circunstancias, no importan los pataleos y arañazos de los adversarios.
Por demás, Moscú, que acordó patrullajes conjuntos con Turquía en la zona de Idilb, ha fortalecido en los últimos tiempos su presencia militar en tan convulsa zona y elevado sus entregas a los combatientes sirios de nuevos equipos bélicos para potenciar su nivel ofensivo.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.