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viernes, 22 de noviembre de 2024

Sin punto común, no habrá Argentina para nadie (+ Audio)

La alta cúpula gubernamental insta a la unidad nacional, reduce tensiones políticas, y denuncia planes desestabilizadores de la derecha...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 12/07/2022
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Alberto Fernández-Cristina Fernández
Los diálogos entre el presidente y su vicepresidenta, alejados durante meses, brindan un respiro a la crisis interna de la coalición FdT. (Tomada de Actualidad.rt).

Este julio, cuando Argentina celebra el 206 aniversario de su independencia de España, al parecer retorna la unidad al gobierno nacional luego de meses de discrepancias internas, en especial en temas económicos y sociales, muy bien aprovechadas por la derecha opositora. La vicepresidenta Cristina Fernández lo advirtió en uno de sus últimos discursos: “sin punto común, no habrá Argentina para nadie”.

Para la mayoría de los argentinos, que sufren los golpetazos económicos asociados a lo pésima gobernanza del conservador Mauricio Macri, la pandemia de la COVID-19, la situación mundial y las decisiones del renunciante ministro de Economía Martín Guzmán, las diferencias entre el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina, solo podrían acarrear dificultades a la alianza oficialista Frente de Todos (FdT).

La última semana transcurrió con cierta distensión gubernamental, luego de la dimisión de Guzmán, conocida mediante un tuit informal al mandatario, y el nombramiento de Silvina Batakis como su sucesora, así como una reunión privada en Olivos, considerada fundamental, entre los Fernández, y el presidente de la Cámara de Diputados y uno de los líderes del FdT, Sergio Massa.

El encuentro —hubo otros después— suavizaron las tensas relaciones, no antagónicas, existentes en la cúpula gubernamental en distintas materias, que favorecieron a lo oposición derechista con peligro para la estabilidad nacional.

En su discurso por el Día de la Independencia en San Miguel de Tucumán, el mandatario llamó a la unión de los argentinos para enfrentar los desafíos actuales y denunció las acciones de la oposición para causar desánimo en el pueblo.

Explicó que “durante los últimos meses, pero sobre todo de manera pública y feroz en la última semana, el Gobierno enfrenta una embestida de grupos poderosos que quieren quedarse con toda la renta, provocar una devaluación y maximizar sus ganancias”.

Al referirse a los enemigos de su administración, afirmó que “Son los mismos de siempre que siembran el desánimo, el temor, los rumores, buscan vernos desunidos y generan enfrentamientos porque en ese clima de violencia e incertidumbre ellos ganan millones”.

Tras criticar la propagación de noticias falsas en las redes sociales, apuntó que cuando un gobierno popular defiende la distribución de la riqueza y la alegría del pueblo, se desatan las fuerzas políticas, mediáticas y empresariales para impedirlo.

“Somos conscientes del escenario que nos toca. Estamos aquí para hacerle frente a esta realidad tan compleja y transformarla, argumentó, en favor de nuestra gente”, dijo.

El cambio en las relaciones al más alto nivel para resolver los problemas que afectan a los argentinos, en especial los económicos, ocurrió poco después de la renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán, visto con ojeriza por la vicepresidenta, opuesta a su nombramiento y posteriores negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El régimen neoliberal de Macri dejó al país endeudado en 40 000 millones de dólares con ese organismo, que ahora está pagando el del FdT.

Cristina Fernández, al hablar en un acto por el Día de la Independencia, afirmó que ¨en Argentina se nos azuza con un estallido, y especificó que la incitación tuvo varios ejes narrativos: cinco caceroleros* escandalosos que irrumpieron en varios escenarios; una lluvia de opiniones de operadores siendo publicada y emitida, y otra lluvia replicante de audiencias haciendo correr la voz de la renuncia del Presidente; WhatsApp alertando en distintos barrios sobre la inminencia de saqueos, y negocios cerrados y en alerta; especulación financiera y corporativa full full; opositores de JxC (coalición opositora Juntos por el Cambio) voceando ingobernabilidad; la mesa de enlace todavía más ultra que la de 2008; y más.

Las consideraciones sobre la realidad política de Fernández fueron hechas durante la inauguración del cine-teatro municipal de El Calafete, en Santa Cruz, aunque habló en público dos veces en tres días, la primera de ella, catalogada como “muy fuerte”. Mientras ella discursaba, Guzmán presentó su dimisión.

En El Calafete aseguró que en Argentina se da la situación inversa al despertar de la conciencia popular en los países vecinos: “ese estallido que buscan en este país es la reacción de los que indefectiblemente en la región hicieron abortar los proyectos populares. Se ofrecen (en referencia a los conservadores) como patio trasero a Estados Unidos, pero las élites toman a los pueblos como sus propios patios traseros. La verdadera casta”.

En tono optimista, luego de sus conversaciones con el presidente, Fernández reconoció que “Hay muchas razones para quejarse y muchas críticas y autocríticas que hacer y hacerse. Pero es en el ruido, en la tensión, en la expansión de lo diverso que está la chance para retomar el rumbo que nos acerque unos pasos a la felicidad. Eso lo saben muy bien los que buscan el estallido y fogonean para terminar este gobierno. Son los que a lo largo de toda nuestra historia anduvieron repitiendo que el silencio es salud”.

Viuda del expresidente Néstor Kirchner, y con dos mandatos propios, Cristina se opuso desde un primer momento al pago de la deuda al FMI, ya que su esposo encontró una situación similar cuando sustituyó a Carlos Menem. Kirchner se negó a entregar el dinero de la nación para honrar una deuda contraída por un régimen neoliberal y derechista (como el de Macri). Por su inteligencia y valentía es considerado un héroe político en el país.

En su alocución a la ciudadanía para “la construcción de una Argentina en paz”, la vicepresidenta solicitó “encontrar un punto en común, si no, no habrá Argentina para nadie. La política, reiteró, no es eso que le quieren hacer creer a los argentinos. Sin rencores, pero con muchas ideas, con mucha esperanza de que podamos hacerlo, es que debemos autoconvocarnos para la construcción de una Argentina en paz”.

Uno de los factores que incidió en la reconciliación oficialista fue la designación de la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis, considerada el punto de consenso tras 24 horas de máxima tensión dentro de la coalición gobernante.

Licenciada en Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata y con un extenso recorrido por la gestión pública, es la segunda mujer en la historia argentina en ocupar el cargo, luego de Felisa Miceli. Fue ministra de economía de la provincia de Buenos Aires entre 2011y 2015 durante la gestión de Daniel Scioli.

La llegada de Batakis, de 54 años, con la aprobación del presidente y la vice, fue el inicio de la tregua a una de las crisis más profundas del FdT, tras la intempestiva salida de Guzmán, considerado el ministro favorito del mandatario y a quien ni siquiera comunicó personalmente su decisión.

La hasta ahora Secretaria de Provincias del Ministerio del Interior, afirmó en sus primeras declaraciones luego de ser nombrada, que “No hay pobreza digna. Es pobreza y hay que combatirla. Se combate con un Estado que planifica e interviene, y con una sociedad que lo imponga como meta social”.

Batakis posee una vasta experiencia como economista y política. Luego de concluir la Universidad, obtuvo un máster en Finanzas públicas provinciales y uno en Economía ambiental de la Universidad de York, Inglaterra. Desde 2016 es doctorada en Desarrollo Económico en la Universidad Nacional de Quilmes. Obtuvo diversos premios y becas en el exterior. Se capacitó en Francia, Inglaterra y Chile.

Entre otros cargos ocupó la dirección de Zonas Francas, jefa de asesores del Gabinete de ministros y subsecretaria de Hacienda. Es además cofundadora del Centro de Estudios Federales (Cefed), que presidió en diferentes períodos. También es profesora en la cátedra Economía Ambiental en la Universidad Arturo Jauretche y ejerció la docencia en varias cátedras de universidades del conurbano bonaerense.

La nueva ministra y su equipo, además de temas que condenaron la gestión de Guzmán- alta inflación y la pérdida de poder adquisitivo, deberá negociar la deuda de 2 000 millones de dólares con el Club de Paris y tratar de revertir la situación interna del mercado cambiario. El comportamiento del mercado de cambios esta semana será un termómetro de la respuesta ante el cambio en Economía y la brecha entre el dólar oficial y los financieros, en torno al 90 % en la actualidad.

Será clave la coordinación entre Economía y el Banco Central para cuidar las divisas e incrementar las exportaciones en un momento en el que no se contará con el grueso de la cosecha de dinero, afirman expertos.

Batakis deberá decidir si seguirá con el compromiso asumido por Guzmán con el FMI. Aunque el gobierno cumplió con la meta de reservas acordadas con el Fondo para el segundo semestre, hay dudas sobre el déficit fiscal y la sostenibilidad de las mismas para el tercer trimestre.

Recomponer las finanzas y la confianza del mercado será una tarea clave para la ministra, así como la aplicación de una segmentación de subsidios para las tarifas de luz y gas, la renovación de los precios cuidados, que vence este mes y la reducción de la inflación proyectada en un 70 % anual, ahora en un 90 %.

Y hay una deuda a pagar a la vicepresidenta, quien pidió el establecimiento de un salario básico universal para llegar a la economía popular y aumentos salariales de sumas fijas por decreto para atender la problemática del trabajador pobre.

Complejo el cuadro para la ministra de Economía en la que el gobierno cifra sus esperanzas, en tanto siguen los esfuerzos para evitar un nuevo resquebrajamiento público de la unidad de las fuerzas gobernantes.

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*Caceroleros. Quienes dan golpes a las cacerolas domésticas como signo de protesta contra el gobierno (Nota de la redacción)

 


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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