miércoles, 24 de abril de 2024

Sesgos muy riesgosos

El proceso eleccionario en los Estados Unidos toma un cariz explosivo bajo el influjo de Donald Trump...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 29/09/2020
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Trump-Elecciones-Estados Unidos 2020
Las elecciones de noviembre pueden generar un cisma interno en los Estados Unidos a partir de las bravatas de Donald Trump.

Cierto que a apenas cinco semanas de los comicios presidenciales norteamericanos, todavía no hay un analista serio que pueda vaticinar quien ocupará la Casa Blanca luego de las votaciones.

No obstante, lo que si se proyecta como un dislate de marca mayor es el hecho de que, ante una derrota del aspirante a repitente Donald Trump, posiblemente la primera potencia capitalista enfrentaría acontecimientos políticos inéditos.

En esta misma publicación ya hemos reproducido más de una vez  las tempranas afirmaciones del hoy díscolo y egocentrista ocupante de la Oficina Oval acerca de que  “no soportaría” un resultado que implique su salida de su actual cargo ejecutivo, pero el asunto es que esa concepción se ha venido convirtiendo casi en su consigna permanente a medida que se acerca la concurrencia a las urnas.

Es tal el tono desafiante de Trump y sus colaboradores sobre el tema, que la posible apocalipsis ya se trata como uno de  los “grandes desafíos” para noviembre, mientras el presidente en funciones repite que no saldrá fácilmente de su puesto, dando por sentado que si el conteo le es adverso ello implica–indefectiblemente- que los adversarios pecaron de neto y rampante fraude. En pocas palabras, algo así como yo…o el caos.

Y las cosas siguen subiendo de tono. Hace apenas unos días, en una comparecencia pública en Newport News, en el estado de Virginia, el magnate inmobiliario llegó a decir que “no será un estúpido que entrega mansamente su cargo”, un criterio nada compatible con los cánones de “orden democrático” que tradicionalmente algunos alabarderos  y cortos de vista manejan cuando se refieren al sistema político de  los Estados Unidos.

Horas después, el ex candidato demócrata Bernie Sanders hizo sonar las alarmas al respecto cuando en entrevista de prensa afirmó: “Nunca, ni en un millón de años, pensé que tendría que dar un discurso sobre lo que hacemos si un presidente se niega a dejar el cargo si pierde… pero ahí es donde estamos hoy”. Y agregó que más que una liza entre dos aspirantes, las cercanas elecciones norteamericanas se proyectan como una batalla de Donald Trump contra la democracia.

Es significativa además, aunque tal vez intencionalmente menos divulgada, una reciente carta  dirigida al Estado Mayor Conjunto del Ejército de los Estados Unidos por un grupo de veteranos de las recientes guerras de agrresión en Iraq, Afganistán y Bosnia,  en la que advierten a ese alto mando de su   elevada responsabilidad en la defensa de un tránsito legal y pacífico de la presidencia  del país a manos del candidato electo por los votantes.

Los firmantes dijeron textualmente a alto mando que “el hoy presidente de los Estados Unidos está subvirtiendo activamente nuestro sistema electoral, amenazando con permanecer en el cargo en desafío de nuestra Constitución. En unos meses, es posible que ustedes tengan que elegir entre enfrentar a un presidente sin ley o traicionar su juramento constitucional. Le escribimos para ayudarlos a pensar con claridad sobre esa elección. Si Donald Trump se niega a dejar el cargo al expirar su mandato constitucional, el ejército de los Estados Unidos debe destituirlo por la fuerza, y ustedes deben dar esa orden.” 

Recordaron además que las instituciones armadas están obligadas a hacer cumplir las leyes y proteger la estabilidad interna ante los intentos de cualquier figura empeñada en desconocer, por puro interés individual o grupal, los resultados de unos comicios generales realizados bajo todas las garantías.

Los militares, precisaron, tenemos el deber de ser defensores de la buena marcha de la nación y evitar desgarramientos y derroteros impuestos por las ambiciones de ciertos personajes políticos que encienden el fuego de la discordia para imponer sus designios propios.

De manera que en tales términos marcha la potencia norteamericana a la contienda electoral de noviembre, haciendo buenas las observaciones que por estos días publican no pocos estudiosos, en el sentido de que los Estados Unidos, el país que se considera “líder del mundo libre”, no puede hablar de democracia cuando “lo que principalmente caracteriza a su sistema democrático, es decir, sus elecciones, son vistas como el proceso más antidemocrático.”


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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