La posibilidad de otro ciclo de sequía en el este del continente coloca en riesgo de hambruna a por lo menos 29 millones de personas, allí donde unos 16 millones ya dependen de ayuda humanitaria inmediata.
Según alertó la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), de no llover por cuarto año consecutivo la inseguridad alimentaria escalará peligrosamente sobre todo en el denominado Cuerno Africano (Somalia, Yibuti, Eritrea y Etiopía) fronterizo con Kenia, también afectada por la adversidad climática.
“La sequía, causa de crisis en la agricultura y la ganadería, provocó altos precios de los alimentos, además de conflictos en comunidades contiguas para acceder a pastos y agua, y se combinó de manera letal con el impacto de la COVID-19 y otros problemas globales”, destacó el bloque subregional.
En videoconferencia en Ginebra, Suiza, el director para África del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Michael Dunford, explicó que la poca lluvia y el escaso financiamiento para los planes preventivos coloca a millones de familias de esos países en riesgo de hambruna, ya sufrida por unos cuatro millones de personas.
Según datos de la ONU, en Etiopía la sequía mató a más de un millón de animales de granja y se considera que esa inclemencia climática lleva a diario a más de siete millones de habitantes en el sur y sureste del país a enfrentar falta de víveres. En Somalia el riesgo de hambruna se extiende al 40 % de la población.
La tragedia climática en Somalia afectó gravemente durante los últimos ocho meses a más de 720 000 ciudadanos, sobre quienes recae décadas de conflicto bélico, inestabilidad política, y en medio de esas complejas condiciones también la pandemia de la COVID-19.
En Kenia los necesitados de asistencia se cuadruplicaron, de ahí que 3,1 millones de personas sufran inseguridad alimentaria aguda y de ellas medio millón se halla en niveles críticos de hambre.
“Las lluvias que se necesitan desesperadamente a lo largo del Cuerno de África todavía no se han materializado (transcurrido) ya casi un mes dentro de la temporada de estas”, lamentó el PMA y agregó que si persisten las actuales condiciones climáticas y la decreciente ayuda humanitaria los afectados serán 20 millones en 2022.
Un resumen de la subregión indica que la mayor amenaza se cierne sobre Somalia, donde millones de personas actualmente se hallan en riesgo de hambruna, pero también alrededor de medio millón de kenianos están “a un paso de catastróficos niveles de hambre”. Sobresale que en Kenia muchas de las principales fuentes hídricas —ríos, perforaciones y pozos poco profundos— son insuficientes, tanto para los habitantes como para el ganado, y actualmente muchos depósitos están secos, lo cual obliga a la gente a trasladarse trechos kilométros para conseguir agua.
La agencia de la ONU también alertó que los niveles de malnutrición de muchas familias etíopes sobrepasan los límites considerados de urgencia. El director nacional de Save the Children en ese país, Xavier Joubert, precisó: “La emergencia del hambre en Etiopía está destinada a empeorar en los próximos meses debido a que la temporada de lluvias registró precipitaciones por debajo del promedio, y la próxima etapa de escasez va de junio a septiembre”.
Asimismo, al menos 8,1 millones de personas requieren ayuda alimentaria inmediata y más de 286 000 huyeron de su habitad en busca de alimentos y agua, mientras que los pastores reportaron pérdidas de más de 1,46 millones de cabezas de ganado.
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