Nadie puede fiarse de las predicciones de las encuestadoras sobre las elecciones presidenciales en Chile, que dan como ganador el próximo día 19 al izquierdista Gabriel Boric, a pesar de que quedó detrás del ultraderechista de origen alemán José Antonio Kast, en la primera vuelta celebrada el pasado mes.
Los dos aspirantes, en polos opuestos de la política, despliegan ahora una campaña considerada decisiva para el futuro de la nación andina que, o adopta una postura radical y negacionista o inicia un proceso hacia el progresismo.
Boric, 35 años, abogado, de la coalición Apruebo Dignidad del Frente Amplio, tuvo una activa participación en las manifestaciones públicas del 2019 —y antes en las estudiantiles de 2012— en dos momentos en que la población exigió la renuncia al mandatario saliente Sebastián Piñera quien ocupó en dos mandatos la jefatura de gobierno (2919-2014 y 2018-2021).
Piñera (1949), es un millonario derechista que usó el cuerpo de Carabineros para asesinar a decenas de jóvenes, detuvo otros centenares, y permitió torturas y violaciones en los centros carcelarios. Ahora está acusado de evasión fiscal tras ser denunciado en el escándalo de los Papeles de Pandora.
Kast, 55 años, de padres alemanes vinculados al nazismo y llegados a Chile en 1950 tras la caída del régimen de Adolfo Hitler, representa al conservador Frente Social Cristiano. Defensor del legado del dictador Augusto Pinochet, es un pensador retrógrado, que, por ejemplo, afirma que beneficiaría aun mas a la economía privada, cerraría el Ministerio de la Mujer y lucharía contra el aborto y el matrimonio igualitario.
La batalla por la presidencia es compleja, pues se trata prácticamente de, si triunfa Boric, girar el rumbo de una nación que se mantiene bajo las botas del neoliberalismo, sin que hubiese cambios de resonancia en las últimas décadas a favor de las capas más humildes del riquísimo país andino.
Es decir, que si Kast ganara, como pretende la oligarquía derechista apoyada por Estados Unidos (EE.UU.) el retroceso económico y social sería aun peor que la herencia de Piñera, ahora acusado de cargos de corrupción y de crímenes de lesa humanidad, todavía impunes.
Aunque las encuestas son muy optimistas acerca de la victoria de Boric, el propio aspirante llamó a su equipo de campaña llamó a “no confiarse”, pues no sería la primera vez que las encuestadoras cantan victoria y luego sucede lo contrario, por razones supuestamente inesperadas.
El joven candidato debe revertir el limitado triunfo de Kast (27,91) contra su 25,83 %, menos de dos puntos porcentuales pero decisivos a la hora de designar al nuevo dignatario.
Las últimas previsiones de firmas investigadoras indican que el izquierdista ganará con un 47 % frente al radical 34 % (Tu influyes) y 40/35 (Cadem), 40,4/24,5 (Pulso Ciudadano), con un margen de error de tres dígitos.
Lo cierto es que aunque ganó la primera vuelta, y sigue siendo apoyado por la burguesía, Kast no parece mantener el brío que le dio ventaja el pasado 21 de noviembre, cuando ocurrieron otros hechos significativos, como que el candidato y economista Franco Parisi, desde el exterior por razones judiciales y con una campaña en redes digitales, obtuvo el tercer lugar con poco más del 12 % —casi 900 000 votantes— desplazando al oficialista, Sebastián Sichel y la centroizquierdista Yasna Provoste. El espera apoderarse de las boletas de Parisi..
Kast sacó unos 2 500 000 votos, pero para asumir el Palacio de la Moneda se requiere por lo menos de 3,5 millones. O sea, está obligado a tener 1 5000 000 más, los que ahora está buscando.
SUMANDO DESDE LA ARRANCADA
Los dos aspirantes presidenciales están campaña electoral para tratar de atraer más votantes a las urnas, pues en Chile el voto es voluntario.
Boric, que prometió crear un país distinto a partir de la redacción de una nueva Constitucional Nacional en marcha, realiza un recorrido nacional para explicar su programa de gobierno, con énfasis en los territorios donde hubo gran abstención o favorecieron a la derecha.
La lucha es cruenta para el joven abogado, pues tiene ante sí a una derecha local muy poderosa. Solo cinco familias conservadoras son dueñas del 30 % del Producto Interno Bruto (PIB) de Chile.
Si como demostró en el referendo para la instalación de una Convención Constituyente, la mayoría del pueblo reclama cambios políticos, entonces la gira de Boric reforzará criterios sobre el futuro inclusivo y democrático.
En este contexto, el postulado de la izquierda y del Partido Comunista presentó a su nueva jefa de campaña, Izkia Siches, quien renunció a su cargo de presidenta del Colegio Médico, aprovechando su carisma y manejo comunicacional. La revista estadounidense Time la incluyó en la lista de 100 líderes emergentes, apoyada por un texto de la expresidenta Michelle Bachelet.
La pareja y otros miembros claves del equipo han recorrido comunas de Santiago de Chile, la capital, y ciudades del norte y el sur. La gran mayoría de los participantes en sus mítines prometieron participar en la votación, pero nada está dicho hasta que concluya el escrutinio.
Su estrategia es presentarse en espacios públicos donde no obtuvo mayorías y tratar de ganar votos apuntando hacia el “centro” político, y suavizando su discurso donde prometió grandes reformas.
En sus discursos proselitistas, y en recuento de las exigencias públicas del 2019, Boric planteó que reorganizará la economía hacia una mayor equidad y dándole prioridad a la tecnología, al contrario de su contrincante que trata de engañar al electorado con un truco ya usado antes por otros conservadores, y es que cada chileno puede ser un emprendedor, aunque la pandemia haya demostrado lo contrario.
Son numerosos los politólogos que responsabilizan la baja votación de noviembre a una convocatoria débil por la izquierda.
Los resultados, con un mínimo de diferencia, demostraron, al decir de esas fuentes, que la coalición izquierdista no tuvo la capacidad de atraer el voto de aquellos que durante meses marcharon por las calles del país exigiendo un cambio estructural. El voto de protesta no se materializó en las urnas y eso es por lo que trabajan ahora las agrupaciones opuestas a Kast.
Si gana el ultraderechismo sería un retroceso político catastrófico, pues las posibilidades de concretar una nueva Constitución serían eliminadas.
Medios internacionales de prensa, al analizar el complejo panorama comicial, suponen que los chilenos están habituados a votar en segunda vuelta, cuando los aspirantes ya están definidos. En noviembre último, cerca del 52 % de los 14 000 000 de convocados se quedaron en sus hogares.
Los días van revelando lo obvio: el progresismo de Boric choca con el conservadurismo de Kast y solo uno ganará.
Aunque no hay un pronunciamiento oficial, el aspirante ultraderechista —que dijo que si Pinochet estuviera postulado votaría por él— viajó la pasada semana a EE.UU. para supuestamente conversar en persona con Parisi, en el interés de atraer a sus votantes y para informar su proyecto gubernamental a líderes republicanos con quienes se entrevistó. También concedió una entrevista a la cadena CNN en español donde acusó a Boric de seguir órdenes comunistas.
El asunto es que tiene que buscar más de millón y medio de votos nuevos, por lo que tendría que acceder a los de Parisi y los del derechista Sebastián Sichel, del oficialista Centro Democrático, que ya advirtió sus desavenencias con varias de sus propuestas.
Mientras la maquinaria electoral se sigue moviendo, Boric apuesta por la verdad y marca la diferencia, Kast apela a la divinidad rezando en un discurso al Dios católico. Se le olvidó, parece, que uno de cada cuatro chilenos se declara agnóstico.
En menos de 15 días Chile decide su futuro. Boric sigue sumando votos de partidos perdedores en primera vuelta y captando apoyo de la población, mientras Kast usa las redes digitales como su principal arma de campaña y apela a los tradicionalistas históricos. Las urnas dirán la última palabra.
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