La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, desenmascaró a los enemigos de su gobierno socialista, al denunciar a la extrema derecha y el narcotráfico como organizadores de un golpe de Estado similar al de 2009, mientras la prensa hegemónica arremete contra sus planes de inclusión social con críticas alevosas para crear matrices de opinión adversas a su mandato.
En su discurso por el Día de la Bandera Nacional, el pasado viernes, la mandataria de 65 años acusó a los conservadores corruptos de impedir la elección de un nuevo Fiscal General y su Adjunto, una situación que mantiene un clima de tensión en el país y puesto en la calle a miles de sus seguidores vestidos con los colores rojo y negro que identifican al oficialista partido Libertad y Refundación (Libre).
No es la primera vez que Castro advierte sobre los planes de fuerzas que no admiten su clara posición de refundar el país que gobierna desde hace año y medio mediante un sistema socialista y democrático, que derrumbe las estructuras actuales fomentadas por la mafia del narcotráfico.
En su opinión, la mafia organizada mantiene una conspiración que pretende inocular en los sectores de la sociedad hondureña la idea de un golpe de Estado y mostró su garra para evitarlo ¨con la verdad de la gente y un pueblo que quiere vivir en paz y democracia¨.
Quienes en el Congreso Nacional impiden la elección del futuro Fiscal y su Adjunto son los mismos, aseguró. O sea, recordó, los acusados del control del tráfico de drogas, de implicados en el Caso Pandora, en el crimen del desfalco al Seguro Social, en el millonario saqueo a las ONGs, en el Fondo Departamental. Ahora están asociados en un solo bloque partidario de extrema derecha para defender la corrupción.
La imprescindible unidad nacional, la organización, la movilización y la resistencia están a la orden del día en el pueblo hondureño, que ahora al menos tiene la esperanza de salir del entramado formado por la mafia negada a entregar el poder en un país de 10 000 000 de habitantes, un 73 % de ellos viviendo en pobreza e indigencia.
Razones a las que acude la dignataria para lograr la paz, aun en peligro. Castro, de origen humilde e izquierdista de corazón, hace gala de una inmensa tolerancia hasta para los inmerecidos insultos de los politiqueros tradicionales.
Se niega, y así lo plantea en sus diversas intervenciones públicas, a permitir que se repita lo ocurrido en 2009, cuando un comando militar sacó en piyamas de su hogar a su esposo, el expresidente Manuel Zelaya, lo montó por la fuerza en un avión hacia Costa Rica, sin permitirle el retorno al país, bajo la mirada cómplice de Estados Unidos y su títere, la Organización de Estados Americanos (OEA).
A los ojos de la derecha, el delito cometido por Zelaya, ahora asesor de la dignataria, fue acercarse a organizaciones plurales de América Latina, surgidas en los años 90 del pasado siglo, como la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América (ALBA), nacida por idea de los líderes revolucionarios, ya fallecidos, Fidel Castro, de Cuba, y Hugo Chávez, de Venezuela.
Para la Casa Blanca era inaceptable que Honduras se sumara a una política de justicia social, que en pocos años tejió una red de apoyo a numerosos países a los que llevó la Misión Milagro –en la cual Zelaya mostró interés- que hasta ahora devolvió la visión a mas de 3 000 000 de latinoamericanos y caribeños.
Los enemigos del gobierno de entonces son los mismos de ahora, solo que Castro denuncia de continuo y moviliza a su pueblo en las calles.
Ganadora de los comicios de 2021, esta mujer, la primera en ocupar el alto cargo en su país en 200 años, obtuvo el 50,63 % de los votos válidos, convirtiéndose en la más votada en la historia nacional.
Otro enemigo poderoso que tiene el gobierno de Libertad y Refundación es la prensa al servicio de los intereses oligárquicos, la que tergiversa los asuntos de mayor repercusión política, como ahora la elección del Fiscal y su Adjunto.
El 99,99 % de los medios de comunicación hondureños, en especial los de alcance nacional, son del capital privado. Por tanto, defienden los intereses de sus propietarios y sus amigos. A Castro la atacan de continuo con los elementos más perversos, calumnian y tratan de desprestigiarla, nada nuevo en estas tierras del Sur. Ejemplos sobran. Dos de ellos son los perseguidos expresidentes Cristina Fernández de Kirchner y Rafael Correa, de Ecuador.
¿POR QUÉ ESE ODIO CONTRA CASTRO?
Castro es una experimentada política que lideró la resistencia contra los gobiernos que siguieron al de su defenestrado marido, y que hundieron a Honduras en cárteles de la droga. La corrupción y la impunidad permitieron que estos que ahora quieren derrocarla vivan aun en privilegio, ya que, por ejemplo, se niegan a pagar impuestos y eluden la discusión de la aprobación de la Ley de Justicia Tributaria en pauta.
El exmandatario hondureño Juan Orlando Hernández, a quien sustituyó, se encuentra encarcelado en EE.UU. –que pidió su extradición, al ser considerado jefe de un cártel de la droga-, al igual que un hermano.
Hernández usó las ganancias del narcotráfico para financiar su ascenso político y, una vez electo, aprovechó los recursos policiales, militares y financieros de su régimen para promover el tráfico de drogas y de armas.
Para los hondureños, Castro representa lo contrario del llamado rufián que disolvió la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH), la cual su sucesora reimplantará en poco tiempo.
En diciembre de 2022, o sea un poco menos de un año después de su asunción, la dignataria firmó un memorando de entendimiento con Naciones Unidas (ONU), el cual regula el envío de una misión de evaluación y asesoramiento para preparar un mecanismo conjunto.
Esta fase preparatoria incluye la revisión de las leyes sobre los poderes del Ministerio Público, normas sobre lavado de dinero, y la colaboración eficaz y la independencia del poder judicial. Las “leyes de impunidad” promulgadas bajo la anterior administración serán derogadas. Sobre la base de estos cambios en la ley, se negociará un acuerdo entre el gobierno hondureño y la ONU sobre la propia CICIH.
A los políticos integrados en las organizaciones mafiosas enquistadas en las instituciones, la presidenta es más peligrosa que su esposo en su momento. Incluso ella es mucho más convincente en sus ideas de izquierda –lo que jamás proclamó Zelaya- y el cambio hacia un sistema socialista.
ACABARON LOS MADRUGONES
El jefe del Estado Mayor Conjunto hondureño, vicealmirante José Jorge Fortin, en un reciente espaldarazo al gobierno izquierdista advirtió a cuatro exoficiales y presuntos conspiradores, que las Fuerzas Armadas dejaban atrás los ¨madrugones¨ y los llamó a deponer sus planes, citando nombres y apellidos.
Fortín los denunció ante la prensa: ¨general Hung Pacheco, no más golpes de Estado; general Isaías Barahona, no más golpes de Estado; general Vásquez Velásquez, no más golpes de Estado; general Maldonado Galeas, no más golpes de Estado”.
Estos individuos, según pruebas presentadas, participaron en el golpe contra Zelaya en lo que llamaron alianza patriótica con grupos políticos-empresariales recalcitrantes.
Fortín refirió que Hung se reunió con reservistas y excombatientes, a los que expresó en San Pedro Sula el propósito de organizar y dirigir un movimiento, lo cual fue conocido luego de circular un audio en el que el general retirado dijo tener un supuesto plan para defenestrar la actual administración.
En su defensa, el acusado aludió a que solo defendía lo que catalogó de ¨democracia¨, sin puntos de contacto político con la izquierda en el poder.En referencia a la actitud de los presuntos implicados, el vicealmirante se preguntó hasta donde llegaba la conspiración. “No lo sabemos, refirió. El futuro nos dirá para qué. Pero hay que estar prestos para cuando la patria nos diga: este es el momento”.
En opinión de algunos analistas, el triunfo de Castro ha implicado, al parecer, un cambio en la conducta de autoridades, agentes, soldados y autoridades. Eso explicaría la ausencia de represión antes presente contra las movilizaciones populares. Hasta la fecha se mantiene el respeto prometido al régimen civil.
La semana que comienza mantiene en vilo a la ciudadanía hondureña. Resulta imprescindible la elección del Fiscal General y su Adjunto en un Congreso Nacional dominado por la oposición, que no acepta la propuesta del oficialista Libre con la fórmula de Johel Zelaya y Marcio Cabañas.
Mientras el bloque opositor conformado por el Partido Salvador de Honduras, Partido Nacional y Partido Liberal, nominó a Marcio Cabañas y Jenny Almendares, pero también fueron rechazados.
Los magistrados que ocupaban esos cargos terminaron su mandato el pasado viernes, bajo las acusaciones de proteger a implicados en el narcotráfico, entre ellos el expresidente Hernández y otros casos de alto impacto.
Mientras los congresistas encuentran el consenso, Libre expresó que le corresponde a la Unidad Fiscal Especializada Contra Redes de Corrupción (Uferco) la acción penal-pública en casos relacionados al latrocinio, saqueo y despojo de los bienes del Estado.Según se informó, la Uferco ejercerá la acción penal, mientras lleguen a tomar posesión las nuevas autoridades, según lo establecido en el decreto 67-2022 aprobado por el Legislativo.
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