Jeanine Áñez, la presidenta de facto de Bolivia, renunció a su candidatura a la reelección no solo por contar con solo un 8 % de apoyo popular, sino porque con ese pretexto llamó a los partidos de derecha a unirse en una megacoalición para evitar el presunto triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS).
Áñez sabe que ni en sueños triunfaría en las elecciones generales del próximo 18 de octubre y quiso matar dos pájaros de un tiro: se ahorraba la vergüenza de perder por rechazo popular, y abriría el camino a una candidatura única de los opositores, lo que dificultaría que el MAS gane en primera vuelta.
El Movimiento lleva como postulados a Luis Arce, el exministro de Economía en el gobierno de Evo Morales, y como vice al excanciller David Choquehuanca, quienes ocupan los primeros lugares en las encuestas desde que anunciaron su intención de retornar a Bolivia a la democracia inclusiva.
Arce, 57 años, es considerado el artífice de la creciente economía boliviana bajo el mandato de Morales. Es graduado de contador general, titulado de Economía de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), máster en Ciencias Económicas de la Universidad de Warwick en el Reino Unido y posee doctorados honoris causa de la Universidad de los Andes y de la Universidad Privada Franz Tamayo.
Áñez hizo un movimiento arriesgado con su dejación, pues si el partido de Morales retorna al poder sería juzgada por corrupción —dinero robado en la compra de equipos e insumos para combatir la pandemia de la COVID-19— además de las masacres de civiles indefensos que protestaban en las localidades de Senkata y Sacaba contra el golpe de Estado cívico-militar realizado el pasado 10 de noviembre, el que, entre otros males, reimplantó el neoliberalismo en la próspera nación.
En opinión de Morales, refugiado en Argentina, Áñez renunció a su fallida candidatura con una doble traición a sus militantes. “Hace mucho que estaba decidida y solo faltaba negociar su impunidad debido a los delitos que ha cometido durante su corto mandato”, advirtió.
Son 7,3 millones de ciudadanos los convocados a la elección de octubre para elegir entre ocho candidatos al presidente y su vice, un panorama que muestra la dispersión de la opciones políticas contra el MAS, lo que la gobernante de facto pretende evitar, tal como le han orientado en la embajada de Estados Unidos (EE.UU.) desde donde partió la disposición de derrocar a Morales, electo de manera transparente en las urnas en los últimos 14 años.
Además del MAS también están inscriptos para la presidencia Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC) —quien perdió frente a Morales el pasado año—, Luis Fernando Camacho, jefe de los cívicos de Santa Cruz, por Creemos; y Chi Hyun Chung, del Frente para la Victoria (FPV).
Asimismo, Jorge “Tuto” Quiroga, de la alianza Libre 21; María de la Cruz Bayá, de Acción Democrática Nacionalista (ADN); y Feliciano Mamani, del Partido Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL).
¿SE HARÁ LA MEGACOALICIÓN?
Si la megacoalición derechista solicitada por Áñez llegara a conformarse, el elegido para mandatario es Mesa, de 67 años, quien marcha en segundo lugar en las preferencias electorales con el 26 %, según la fundación Jubileo.
Periodista e historiador, autor de numerosos libros, ocupó la presidencia del país andino de 2003 a 2005 como sustituto de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien huyó al exterior después de semanas de protestas y una masacre con un saldo de más de 70 muertos.
Bachiller en Humanidades, estudió en la Universidad Complutense de Madrid, en la Universidad de Chile y Universidad Mayor de San Andrés.
Mesa fue subdirector del diario Última Hora (1982-1983), director de los canales América Televisión de Bolivia, Telesistema Boliviano y ATB (1985-1990). En 1990 creó, junto a Ximena Valdivia, Mario Espinoza y Amalia Pando, la productora de noticias Periodistas Asociados Televisión (PAT).
Aunque la derecha lo reconociera como su candidato único, todavía no hay certeza de que acepte encabezar la megacoalición, pues es un crítico de la administración de la mandataria, y en especial desde la aparición de la pandemia, absolutamente ignorada por su Ejecutivo, y ser acusada de corrupción en la compra de equipos e insumos para la salud pública.
La propia Áñez declaró que sufría presiones de Mesa para ir a elecciones, ya que ella cambió la fecha en dos oportunidades con el pretexto de la pandemia.
Sin embargo, el ministro de gobierno Arturo Murillo indicó que “le hará muy buenas propuestas al actual candidato de CC”, indicó el periódico El Deber.
Consultado sobre una posible alianza, el jefe de campaña de CC, Ricardo Paz, no quiso adelantar nada. El portavoz sostuvo que el tiempo para acuerdos preelectorales ya había pasado. Sin embargo ratificó que Mesa está abierto para conversar con todas las fuerzas democráticas y construir espacios de confluencia.
Para analistas políticos, si el exmandatario no desea unirse a otras agrupaciones, sí lo haría Luis Fernando Camacho, el extremista líder cívico de Santa Cruz, organizador de las acciones represivas contra el presidente Morales y sus seguidores.
¿CÓMO MARCHAN LAS ENCUESTAS?
La campaña electoral en Bolivia se realiza en medio de condiciones anómalas, debido al altísimo número de fallecidos y contagiados por la COVID-19, una situación que demostró la inacción del gobierno de La Paz ante un destruido esquema de salud pública que, incluso, expulsó del país a un contingente de médicos cubanos colaboradores de esa esfera.
En estos días previos al pase por las urnas, medios de prensa recuerdan que la legislación establece que si en primera vuelta un candidato obtiene más del 40 % y logra una diferencia de diez puntos porcentuales respecto al segundo, este será proclamado ganador de los comicios.
El pasado día 16, la televisora Telesur informó que Luis Arce ganaría la presidencia en primera vuelta, de acuerdo con la Fundación Jubileo, lo cual, sin embargo, parece improbable si llega a concretarse la megacoalición derechista.
De acuerdo con los datos de la indagación, el MAS tiene el 40.3 % de preferencia de votos, mientras que en segundo lugar está Mesa, con 26. 2 por ciento.
También el grupo Tu Voto Cuenta realizó por teléfono casi 16 000 entrevistas, 12 000 en el área urbana y más de 3000 en la rural y solo tomaron en cuenta para este resultado los votos válidos, obviando los blancos y nulos.
La encuesta confirmó el masivo respaldo al MAS en el área rural boliviana: 38,5 %, uno de los bastiones de ese partido izquierdista.
Si no hubiese ganador el 18 de octubre, la segunda vuelta se efectuará el 29 de noviembre próximo.
Medios de prensa, como Página12 de Argentina, advirtieron que la izquierda boliviana debe afincarse y estar muy alerta sobre el resultado electoral, ya que Áñez invitó como observadora a la Organización de Estados Americanos (OEA).
Esa organización, que responde a los intereses de Washington, mintió de manera descarada al considerar fraudulentos los resultados de las elecciones de noviembre que dieron como ganador a Morales en primera vuelta. Luego del golpe de Estado contra el primer presidente indígena del país, la OEA dijo que tuvo un error en sus apreciaciones, como justificación del ataque cívico-.militar contra un mandatario legítimo.
Son pocos los que dudan que EE.UU. y sus secuaces bolivianos se pueden valer de cualquier trampa para evitar que Arce y Choquehuanca instalen un gobierno democrático e inclusivo. Con su prepotencia imperial, la Casa Blanca no se dejará arrebatar por las buenas una de las joyas más preciadas, con la mayor reserva de litio del mundo, además de otras grandes riquezas naturales privatizadas por Áñez y que serían de nuevo nacionalizadas por Arce.
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