Por: Gerardo Villagrán del Corral - CLAE
El presidente Andrés Manuel López Obrador estableció frente a más de 100 mil conciudadanos concentrados en la Plaza del Zócalo en Ciudad de México que lo más importante es que en los primeros tres años de gobierno, se han sentado las bases para la transformación del país: “ha cambiado la mentalidad del pueblo, es lo más importante de todo, la revolución de las conciencias y eso es lo más cercano a lo irreversible”.
A pesar de la trágica pandemia, “en estos tres años hemos cambiado como nunca la mentalidad del pueblo, con la revolución de las conciencias. El cambio de mentalidad es lo que nos ha conducido a lo esencial. Podrán dar marcha atrás a lo material, pero no a la conciencia del pueblo de México”, aseguró en un discurso con acentos de informe presidencial.
Si bien es cierto que en estos tres años México se ha visto envuelto en múltiples cambios vertiginosos y profundos que siguen pareciendo insuficientes. Algunos sectores lamentan las transformaciones realizadas y otros que no se haya ido más lejos, pero las diferentes encuestas confirman que una sólida mayoría respalda la obra y la remodelación de la administración pública emprendida en el actual sexenio.
Una faceta evidente del cambio experimentado en este trienio es la política exterior: logró llevar la complicada relación bilateral con Estados Unidos por cauces apacibles e incluso fructíferos, pero sobre la actitud de México hacia el resto de América Latina ha conllevado una franca recuperación y el país está nuevamente en el escenario internacional como punto de referencia de una diplomacia basada en principios.
Los analistas coinciden que la mayoría de los mexicanos respalda la contundente reorientación del presupuesto público hacia la atención de las necesidades más acuciantes de los más desprotegidos, así como en un esfuerzo administrativo nunca antes visto para combatir la corrupción, la frivolidad y el dispendio en los ámbitos gubernamentales.
Es innegable que ambas líneas de acción han permitido liberar recursos para la aplicación de programas sociales que de otra manera serían irrealizables, como Jóvenes Construyendo el Futuro, la pensión universal para adultos mayores, Sembrando Vida, La Escuela es Nuestra, así como para obras públicas estratégicas como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la vía interoceánica en el Istmo de Tehuantepec y diversos programas regionales orientados a la reactivación económica local y la generación de empleos, recuerda la prensa.
El Presidente buscó dejar atrás la fallida estrategia de la guerra contra la delincuencia para construir un paradigma de seguridad pública diferente, fundamentado en el combate a las causas sociales de la criminalidad y en una comprensión no maniquea del fenómeno delictivo. Hoy, los efectos de este cambio en los índices delictivos aún dista mucho de ser satisfactorio, particularmente en lo que se refiere a la presencia territorial de organizaciones criminales, a los delitos de género y a los crímenes contra informadores y activistas, reconoce un editorial de La Jornada.
En su gobierno, López Obrador ha escogido un estilo de comunicación directo y llano que se expresa tanto en sus conferencias matutinas como en el acto del miércoles primero de diciembre, una ceremonia de masas sin precedente cercano en un país donde ha reflorecido el debate público, donde no hay una institución que no esté sometida a la mirada crítica, sea por oficialistas o por opositores, lo que incluye a medios informativos, universidades, partidos y organismos autónomos.
Pero ese empeño por privilegiar lo general sobre lo particular generó confrontaciones entre el Ejecutivo y sectores académicos, científicos, artísticos y de los diversos activismos sociales, que se traducen en un masivo flujo de información –y desinformación– sobre el funcionamiento de distintas dimensiones del país.
Fueron tres años de transformaciones, tras 12 años de neoliberalismo depredador y corrupción generalizada, pero aún resta mucho por hacer para cumplir a cabalidad con el programa político, económico, social e institucional que propuso López Obrador.
Nada de medias tintas
“Nada se logra, y esto aplica en México y en todo el mundo, con las medias tintas. Los publicistas del periodo neoliberal siempre recomiendan a los candidatos y gobernantes correrse al centro, es decir, quedar bien con todos. El noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear”, afirmó.
El mandatario convocó al pueblo a participar, en abril próximo, en el ejercicio de revocación de mandato. También descalificó la presunta militarización del país, porque las fuerzas armadas provienen del pueblo, dijo.
Insistió sobre la revocación del mandato: “Vamos a probar de nuevo qué tanto respaldo tiene nuestra política de transformación, sabremos si vamos bien o no con la consulta para la revocación del mandato. Se le preguntará al pueblo, que es el soberano, el que manda, si quiere que yo continúe en la Presidencia o que renuncie. Nada de que me eligieron por seis años y puedo hacer lo que me dé la gana. No, el pueblo tiene que mantener todo el tiempo el poder en sus manos”.
Resaltó, asimismo el compromiso de que si somos auténticos, si hablamos con la verdad y nos pronunciamos por los pobres y por la justicia, mantendremos identidad. Y ello puede significar simpatía, no sólo de los de abajo, sino también de la gente lúcida y humana de la clase media y alta, y con eso basta para enfrentar a las fuerzas conservadoras, a los reaccionarios.
Desmintió las acusaciones de que se esté militarizando al país, y señaló que no se ha ordenado a las fuerzas armadas que hagan la guerra a nadie, ni que coarten las libertades y mucho menos que se involucren en acciones represivas, ya que en su gobierno “ya no aplica el ‘mátalos en caliente’. “No es un ejército de élite, no pertenece a la oligarquía, no es igual a otros ejércitos del mundo. Los soldados son pueblo uniformado”, dijo.
Dijo también que, durante la administración pasada, la corrupción permitió que un grupo pequeño de políticos y empresas controlaran la distribución de medicamentos en mal estado y las vendieran a precios altos y adulterados o de baja calidad.
“La corrupción en el sector salud llegó al extremo de que antes había un pequeño grupo de proveedores de medicinas en los que se encontraban políticos corruptos del viejo régimen”.
Por otra parte, AMLO dijo que debido al abandono de la educación pública, México no contaba con los médicos suficientes para atender a la población. De acuerdo al discurso del presidente por el Informe de Gobierno 2021, el país debe tener tres médicos por cada mil habitantes, y que antes solo había 1,2 por cada mil.
La pandemia de Covid-19
“Hemos enfrentado los efectos más devastadores de la pandemia con el desempeño fraterno y ejemplar del personal de salud… también nos ayudó haber contado a tiempo con la vacuna”, dijo el mandatario, tras asegurar que el 86% de los mexicanos ya están vacunados, casi todos con dos dosis, y que ya empezaron a vacunar a jóvenes. Además, el presidente adelantó que la vacuna Patria podría llegar el año entrante.
“Cualquier persona sin importar su condición económica, social y cultural sea atendida como lo merece con médicos, especialistas, con estudios y medicamentos gratuitos y que la salud deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho universal de nuestro pueblo”, dijo.
Por otro lado, AMLO aseguró que la situación actual con la pandemia de Covid-19 ya permite el regreso al plan original para mejorar el sector Salud en cuatro puntos principalmente: contratar más médicos, proporcionar medicamentos, tener buenas instalaciones y la basificación de 80 mil trabajadores del sector, tras anunciar el Plan de Formación de Médicos Generales, y la creación de 18 mil plazas para residentes y especialistas (en el 2018 solo había cupo para ocho mil médicos).
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