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martes, 19 de noviembre de 2024

Más necesarios que nunca

En épocas de hegemonismo desbordado, los mayoritarios están urgidos de más unidad y efectividad...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 13/10/2021
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NOAL-60-Serbia
A seis decenios de su aparición en la escena mundial, los NOAL no han perdido vigencia.

A seis décadas de la primera cumbre del Movimiento de Países No Alineados, NOAL, realizada en Belgrado en septiembre de 1961, Yugoslavia ya no existe como nación fundacional. Ese estado independiente fue deliberadamente desmembrado por Washington y la OTAN tiempo atrás mediante insufladas guerras étnicas y torvas maquinaciones mediáticas, a tono con el reordenamiento hegemónico diseñado en los círculos gringos de poder para su particular “nuevo mundo”.

No obstante, Serbia, heredero de la desmembrada nación, acoge con orgullo y respeto por estos días las celebraciones por los sesenta años del nacimiento de una entidad internacional que, a partir de un reducido grupo de miembros (entre ellos Cuba) interesados en alejarse de las tormentas y riesgos de la Guerra Fría, ha devenido en poderoso instrumento de las mayoritarias naciones menos favorecidas en su empeño para hacerse escuchar y ser tomadas en cuenta.

Abundar sobre los NOAL y su evolución acapararía un grueso volumen, por tanto no hay otro remedio que remitirse a hitos y recuerdos puntuales. Lo cierto es que se trata de una agrupación que, no obstante su rótulo que proyectaba un signo de neutralidad frente a la división internacional en dos bloques ideológicos contrapuestos, tuvo la sagacidad política de comprender  la sustancia real de cada uno de los grandes oponentes y, por tanto, cooperar y entenderse sin prejuicios con aquellos de posiciones sensatas, equilibradas y justas.

Con los cambios operados en el terreno mundial luego de la desaparición de la URSS y el campo socialista europeo, los NOAL, acrecentados con la incorporación de naciones tercermundistas excoloniales y recién liberadas, nunca pensaron ni admitieron que las razones para su existencia habían caducado. Por el contrario, se ha transformado en el gran foro de los empobrecidos y vilipendiados en lucha por sus reivindicaciones frente a un sistema universal de explotación que, a partir de su pírrica victoria sobre las “sombras comunistas” de otrora, creyó por un momento que se constituiría en poder omnímodo y eterno.

Por tanto, los NOAL  no abdican a metas claves, como hacer valer el derecho de los pueblos a la independencia y la autodeterminación, rechazan las políticas agresivas y las sanciones impositivas en los vínculos mundiales, abogan por un orden económico y social justo y equitativo, valoran e impulsan la colaboración Sur-Sur, y propugnan vínculos y lazos constructivos con aquellos Estados que promueven un verdadero trato entre iguales a escala global.

En pocas palabras, que en tiempos de supremacismos rebosados, el Movimiento No Alineados está en íntima sintonía con lo más progresista y justo del pensamiento y la acción universales, lo que reconfirma la valía de su secuencia como entidad política adscrita desde muy temprano al multilateralismo.

DE LA ISLA

Ciertamente, a dos intensos y riesgosos años del triunfo revolucionario de 1959, Cuba estaba signada por convicción para formar parte de los NOAL desde sus primeros balbuceos. Y con el tiempo, la práctica política de la  Mayor de las Antillas, junto a su vocación internacionalista, sus posiciones de principios, su voz dispuesta a alzarse contra todas las injusticias, sus logros en favor de la plenitud humana, y su voz y sus brazos prestos a actuar en cualquier escenario en favor de las causas más valederas—, le convirtieron en innegable  referente dentro del Movimiento.

La historia de los NOAL recoge, sin dudas, como un hito en su devenir la realización en La Habana, en septiembre de 1979, de su Sexta Conferencia Cumbre, y la designación de Fidel Castro como presidente temporal de la agrupación, así como su tajante alegato ante la ONU apenas un mes después donde indicó: “No he venido aquí como profeta de la revolución; no he venido a pedir o desear que el mundo se convulsione violentamente. Hemos venido a hablar de paz y colaboración entre los pueblos, y hemos venido a advertir que si no resolvemos pacífica y sabiamente las injusticias y desigualdades actuales el futuro será apocalíptico”.

Entonces, Cuba cumplía en África el sagrado deber de defender la independencia de Angola y contribuir a la desaparición, para siempre, de los regímenes racistas aliados a Washington y sus socios imperiales.

Para 2016, La Habana volvería a acoger una nueva Cumbre, la número catorce. Entonces tocó a Raúl Castro, ante el retiro de Fidel de sus responsabilidades, asumir el liderazgo de los NOAL y proclamar una vez más la unidad y la cohesión del Movimiento y el derecho de sus pueblos al desarrollo y a la vida.

Una vocación y una acción que nos honra y que debe constituir un legado permanente e inviolable.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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