López Obrador, su liderazgo y la transformación mexicana (+Audio)

Luego de cuatro años al frente del gobierno mexicano, el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador demostró que sigue siendo este 2022 el mayor líder social del país, mientras continúa en una carrera vertiginosa para la transformación en importantes sectores de la vida pública.

El pueblo mexicano expresó el pasado día 7 de noviembre su fervor y confianza hacia AMLO, (acrónimo de su nombre), fundador del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que resituó a México como el país más descollante de la diplomacia humanista en América Latina y El Caribe.

Nadie imagine que ocupar la presidencia en la norteña nación es fácil. En el camino de seis años de la administración, hay obstáculos difíciles de sortear. Entre ellas pueden mencionarse las herencias dejadas por anteriores administraciones neoliberales, las complejas relaciones con su vecino más próximo, Estados Unidos (EE.UU.), la mayor nación imperialista del planeta, la violencia generada por el poderoso andamiaje del narcotráfico, los negativos quehaceres de los caudillos políticos en los Estados y males resultantes de la epidemia de la Covid-19. A ello se une los errores cometidos por un gobierno integrado por seres humanos que confían en sus instintos y no en órdenes emanadas de otras naciones.    

La independencia mexicana quedó demostrada, una vez más, en la misiva que López Obrador intercambió con su homólogo estadounidense Joseph Biden en ocasión de cumplirse el 200 aniversario de la relaciones diplomáticas bilaterales, en la que mencionó que los dos países "han enfrentado etapas muy difíciles".

En su misiva, AMLO aclaró a su homólogo que ¨es imposible olvidar¨ las intervenciones de EE.UU en México entre 1846 y 1848, cuando se apropió de gran parte de su territorio, en lo que actualmente son los estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y zonas de Wyoming, Kansas y Oklahoma.

México mantiene hoy una relación de equilibrio, no de sometimiento, con la administración de Biden. Antes, el presidente Donald Trump, siempre prepotente, encontró como solución a la emigración hacia su país a través de la frontera mexicana la construcción de un alto muro electrificado,, custodiado por soldados dispuestos a matar. La llegada del demócrata trajo cierta distensión en ese tema, pero aun no concreta las promesas de cumplir el plan de AMLO de revitalizar las economías de Centroamérica y con ello frenar las huidas por hambre y desempleo, entre otras causas.

Ante la próxima Cumbre de líderes de América del Norte los próximo 9 y 10 de enero en Ciudad de México, el presidente López Obrador expresó a Biden que propondría sustituir las importaciones desde otros continentes para producir en las Américas lo que se consume, e implementar un programa para el bienestar de los pueblos de Latinoamérica y El Caribe.

Aunque los diplomáticos destacan el cordial ambiente entre las partes, López Obrador también se muestra cercano a Rusia en el contexto de la guerra en Ucrania. En marzo aseguró que su país no impondría sanciones económicas a la Federación Rusa tras la operación especial, como hicieron EE.UU. y la mayor parte de Europa.

La diplomacia mexicana brilló de nuevo este 2022. Fraternal y de hermanos fue la visita del presidente cubano Miguel Díaz-Canel como invitado especial a las celebraciones por el 200 aniversario de la independencia de España.

En un momento en que las relaciones bilaterales ¨son inmejorables¨ -opinan círculos gubernamentales-, AMLO distinguió a Díaz-Canel con los máximos honores inherentes a su cargo y agradeció a Cuba por su encomiable labor, en tanto país bloqueado por EE.UU. –rechazado una y otra vez por sus anfitriones- en la creación y fabricación de vacunas contra la Covid-19, puestas al servicio de los pueblos necesitados, en otro gesto más de la solidaridad de la isla.

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Memorable es la actitud de López Obrador cuando no asistió en junio de este año a la Cumbre de las Américas en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, por estar en desacuerdo con la exclusión de Venezuela, Nicaragua y Cuba de la cita de líderes regionales. Esas tres soberanas naciones sufren sanciones y bloqueos económicos de la Casa Blanca por razones políticas e ideológicas, rechazadas por la mayoría de los países en el mundo.

El presidente mexicano nunca ha fallado a las naciones donde las derechas de la región intentan destruir, bajo órdenes de Washington, las democracias inclusivas, progresistas y de izquierda. Este año, desde sus conferencias de prensa llamadas las mañaneras por el temprano horario, condenó los eventuales golpes de Estado blandos que intentaron las derechas en Bolivia y Argentina; el intento de asesinato de la vicepresidenta de ese último país, Cristina Fernández y su condena a seis años de prisión por delitos no cometidos, su reconocimiento como presidente legítimo de Perú al ahora destituido y encarcelado Pedro Castillo, entre otras situaciones.

También sirvió de sede a las negociaciones entre el gobierno de Venezuela y las oposiciones de esa nación suramericana, y ya aprobó este año las que celebrarán en enero próximo las delegaciones oficiales de Colombia y de la guerrilla activa del Ejército de Liberación Nacional (ELN), en enero próximo.

Igualmente, el Ejecutivo mexicano abogó ante Estados Unidos por la liberación del periodista sueco Julián Assange, director de la plataforma Wilkileaks en espera de ser extraditado a ese país desde Londres, Reino Unido, donde fue capturado en la sede de la embajada de Ecuador donde estaba asilado.

AMLO ES UN FENÓMENO SOCIAL

Para analistas del contexto político mexicano, López Obrador es un fenómeno social, respaldado como presidente y en especial por los jóvenes, por sus principios y resultados de su gestión.

Este 2022 AMLO tuvo fuertes encontronazos en el Congreso Nacional para llevar adelante distintas reformas que mejorarían la calidad de vida actual y de las futuras generaciones. Trató de implementar una serie de reformas en la llamada Cuarta Transformación,  basada en una tríada de principios y valores: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo.

Desde la acera opositora, los más poderosos partidos tradicionales de derecha –cuyos dirigentes son tildados de corruptos y traidores- han surgido poderosos enemigos que intentan, desde la mentira, desvirtuar las razones de los cambios impulsados por Morena.

Aunque voces del tradicional Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional, detractan el rigor político con que AMLO conduce su país, este año demostró que hay líder y hay proyecto, y además, y es lo fundamental, un pueblo que desea avanzar en transformaciones sociales y políticas.

El Lopezobradismo perdió en el Congreso su propuesta de reforma energética, y otras presentadas fueron motivo de álgidas discusiones, como el pase de la policía a las Fuerzas Armadas. AMLO no se desanima, sino que prevé planes alternativos con los mismos objetivos, que se resumen en la defensa de los más grupos sociales menos favorecidos, en un país de grandes desigualdades en la distribución de las riquezas nacionales.

Este 2022 demostró también que queda mucho por hacer en los dos próximos años cuando culmine la administración de AMLO.

La situación imperante en algunos Estados con el narcotráfico con gobierno paralelos, como ocurre en Guerrero y Sinaloa, y la siempre abierta herida de los 43 alumnos de magisterio de Ayotnizapa desaparecidos, sin que haya solución definitiva del caso, se mantienen en el tintero.

Soluciones a algunas problemáticas quedan pendientes este año, mientras otras avanzan o se completan, como la estatización del estratégico litio, y se inauguran o continúan obras, entre ellas el Tren Maya.